\n
La mujer llen\u00f3 la ba\u00f1era, mantuvo el agua tan caliente como pudo soportarla. \u00c9l entr\u00f3 y se desnud\u00f3 hasta la cintura, y se afeit\u00f3 en el lavabo, d\u00e1ndole la espalda. Ella cerr\u00f3 los ojos y lo escuch\u00f3 batir la espuma de afeitar, golpear la navaja contra el lavabo, afeitarse. Era como si ya lo hubieran hecho antes. Pens\u00f3 que \u00e9l era el hombre menos amenazador que hubiese conocido. Se apret\u00f3 la nariz y se desliz\u00f3 debajo del agua, oyendo c\u00f3mo la sangre le bombeaba en la cabeza, el ajetreo y la nube en su cerebro. Cuando emergi\u00f3, \u00e9l estaba ah\u00ed, entre el vapor, limpi\u00e1ndose rastros de espuma de afeitar del ment\u00f3n, sonriente.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014\u00bfTe diviertes? \u2014pregunt\u00f3 \u00e9l.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Cuando \u00e9l se puso a enjabonar una toalla de mano, ella se incorpor\u00f3. El agua le ca\u00eda por los hombros y le chorreaba por las piernas. \u00c9l comenz\u00f3 por los pies y fue subiendo, enjabon\u00e1ndola lenta y en\u00e9rgicamente. La mujer luc\u00eda bien a la luz amarilla de la espuma; levantaba los pies y los brazos y, ante su requerimiento, se daba vuelta como una ni\u00f1a. La hizo meterse nuevamente en el agua y la enjuag\u00f3. La envolvi\u00f3 en una toalla.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Ya s\u00e9 lo que necesitas \u2014le dijo \u00e9l\u2014. Necesitas que te cuiden. No hay una sola mujer en el mundo que no necesite que la cuiden. No te muevas \u2014a\u00f1adi\u00f3 y sali\u00f3 para volver con un peine y comenzar a peinarle los nudos del cabello\u2014. M\u00edrate. Eres una verdadera rubia. Tienes vello rubio, como un durazno. \u2014Y los nudillos de \u00e9l se deslizaron por su nuca y siguieron por su columna.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Su cama era de bronce con un acolchado blanco de duvet y fundas de almohada negras. Ella le desabroch\u00f3 el cintur\u00f3n, se lo sac\u00f3 de las presillas. La hebilla tintine\u00f3 cuando toc\u00f3 el suelo. Lo liber\u00f3 de los calzoncillos. Desnudo no era bello, aunque hab\u00eda algo voluptuoso en \u00e9l, algo inquebrantable y recio en su constituci\u00f3n. Ten\u00eda la piel caliente.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Suponte que eres Am\u00e9rica \u2014le dijo ella\u2014. Yo ser\u00e9 Col\u00f3n.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Debajo de la ropa de cama, entre la humedad de los muslos del hombre, ella explor\u00f3 su desnudez. El cuerpo de \u00e9l era una novedad. Cuando los pies de ella se enredaron en las s\u00e1banas, se las sac\u00f3 de encima. En la cama, ella ten\u00eda una fortaleza sorprendente, una urgencia que lo lastimaba. Lo tom\u00f3 del cabello y le llev\u00f3 la cabeza hacia atr\u00e1s, borracha con el olor de un extra\u00f1o jab\u00f3n en el cuello de \u00e9l. El hombre la bes\u00f3 y la bes\u00f3. No hab\u00eda ning\u00fan apuro. Sus palmas eran las manos \u00e1speras de un obrero. Lucharon contra su deseo, combatieron contra lo que al final les iba a ganar.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Despu\u00e9s, fumaron; ella no hab\u00eda fumado en a\u00f1os, hab\u00eda dejado despu\u00e9s del primer hijo. Se estiraba para buscar el cenicero, cuando, debajo de su radio reloj, vio un cartucho de escopeta.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014\u00bfQu\u00e9 es eso?<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Lo levant\u00f3. Era m\u00e1s pesado de lo que parec\u00eda.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Ah, eso. Es algo que me regalaron.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Qu\u00e9 regalo \u2014dijo la mujer\u2014. Parece que no solo te gustan los tiros del pool.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Ven ac\u00e1.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Ella se acurruc\u00f3 contra \u00e9l y r\u00e1pidamente se durmieron, el adorable sue\u00f1o de ni\u00f1os, y se despertaron en la oscuridad, hambrientos.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Mientras \u00e9l se hac\u00eda cargo de la cena, ella se sent\u00f3 en el sof\u00e1, con el gato en el regazo, y mir\u00f3 un documental sobre la Ant\u00e1rtida, millas de nieve, ping\u00fcinos que arrastraban las patas con vientos bajo cero, el Capit\u00e1n Cook navegando en busca del continente perdido. \u00c9l se apareci\u00f3 con una servilleta en el hombro y le ofreci\u00f3 una copa de vino helado.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014T\u00fa \u2014le dijo\u2014 tienes algo con los exploradores. \u2014Y se inclin\u00f3 sobre el respaldo del sof\u00e1 y la bes\u00f3.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014\u00bfCon qu\u00e9 te ayudo? \u2014pregunt\u00f3 la mujer.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Con nada \u2014respondi\u00f3 \u00e9l y volvi\u00f3 a la cocina.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Ella bebi\u00f3 su vino y sinti\u00f3 c\u00f3mo el fr\u00edo le bajaba por el est\u00f3mago. Lo pod\u00eda o\u00edr cortando verduras, el hervor del agua sobre la hornalla. El olor de la cena flot\u00f3 por los cuartos. Coriandro, jugo de lima, cebollas. Podr\u00eda seguir borracha; podr\u00eda vivir as\u00ed. \u00c9l volvi\u00f3 y dispuso los cubiertos en la mesa, encendi\u00f3 una vela verde y gorda, dobl\u00f3 las servilletas de papel. Se ve\u00edan como pir\u00e1mides peque\u00f1as y blancas, bajo la vigilancia de la llama. Ella apag\u00f3 el televisor y acarici\u00f3 al gato. Su pelo blanco cay\u00f3 en la bata azul oscura, de talla mucho m\u00e1s grande que la suya. Vio el humo del fuego de otro hombre del otro lado de la ventana, pero no pens\u00f3 en su marido, y su amante tampoco mencion\u00f3 la vida hogare\u00f1a de ella ni una vez.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
En cambio, con ensalada griega y trucha grillada, por alguna raz\u00f3n la conversaci\u00f3n tuvo al infierno como tema.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
De ni\u00f1a, le hab\u00edan dicho que el infierno era diferente para cada persona, la peor de las situaciones posibles que uno imaginara.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Siempre pens\u00e9 que el infierno ser\u00eda un sitio insoportablemente fr\u00edo, en el cual una estar\u00eda medio congelada, pero sin perder la conciencia y sin sentir verdaderamente nada \u2014dijo la mujer\u2014. No habr\u00eda nada, salvo un sol fr\u00edo y el diablo, all\u00ed, mir\u00e1ndote.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Tembl\u00f3 y se sacudi\u00f3. Estaba colorada. Llev\u00f3 la copa a sus labios e inclin\u00f3 el cuello hacia atr\u00e1s mientras tragaba. Ten\u00eda un cuello hermoso y largo.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014En ese caso \u2014dijo \u00e9l\u2014, para m\u00ed, el infierno estar\u00eda desierto; no habr\u00eda nadie. Ni siquiera el diablo. Siempre quise considerar que el infierno est\u00e1 poblado. Todos mis amigos ir\u00e1n al infierno.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
El hombre le ech\u00f3 m\u00e1s pimienta a su plato de ensalada y arranc\u00f3 un pedazo blanco del centro del pan.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014En la escuela \u2014dijo la mujer, sac\u00e1ndole la piel a su trucha\u2014, la monja nos dijo que el infierno iba a durar toda la eternidad. Y cuando le preguntamos cu\u00e1nto iba a durar la eternidad, nos contest\u00f3: \u00abPiensen en toda la arena del mundo, todas las playas, toda la arena de las canteras, el lecho de los oc\u00e9anos, los desiertos. Ahora imag\u00ednense todos esos granos en un reloj de arena, una clepsidra gigante. Si por a\u00f1o cae un grano de arena, la eternidad es el lapso que a toda la arena del mundo le toma atravesar ese vidrio\u00bb. \u00a1Qu\u00e9 te parece! Nos aterroriz\u00f3. \u00c9ramos muy ni\u00f1as.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014A\u00fan no crees en el infierno \u2014dijo \u00e9l.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014No. \u00bfQu\u00e9 te cre\u00edste? Ojal\u00e1 la hermana Emmanuel pudiera verme ahora, cogi\u00e9ndome a un completo desconocido. Qu\u00e9 risa \u2014dijo y, sac\u00e1ndole una escama a la trucha, comi\u00f3 un pedazo con las manos.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u00c9l dej\u00f3 los cubiertos de lado, apoy\u00f3 las manos sobre sus propios muslos y se la qued\u00f3 mirando. Estaba satisfecha, jugaba con la comida.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014De modo que piensas que tambi\u00e9n todos tus amigos ir\u00e1n al infierno \u2014dijo la mujer\u2014. Qu\u00e9 bien.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Pero no al de tu monja.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014\u00bfTienes muchos amigos? Supongo que conoces gente del trabajo.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014A algunos \u2014respondi\u00f3\u2014. \u00bfY t\u00fa?<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Tengo dos buenos amigos \u2014dijo ella\u2014. Dos personas por quienes morir\u00eda.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Tienes suerte \u2014le dijo el hombre, y se levant\u00f3 para hacer el caf\u00e9.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Esa noche, \u00e9l fue voraz, entreg\u00e1ndose totalmente a ella. No hab\u00eda nada que no habr\u00eda hecho.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Eres un amante generoso \u2014le dijo ella m\u00e1s tarde, pas\u00e1ndole un cigarrillo\u2014. Eres muy generoso y punto.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
El gato se trep\u00f3 a la cama y la sobresalt\u00f3. Hab\u00eda algo escalofriante en ese gato.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Las cenizas del cigarrillo cayeron sobre el acolchado, pero estaban demasiado borrachos como para preocuparse. Borrachos y descuidados y en la misma cama la misma noche. En realidad, todo era muy simple. Del departamento de abajo comenz\u00f3 a subir m\u00fasica navide\u00f1a. Canto gregoriano, monjes cantando.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014\u00bfA qui\u00e9n tienes de vecino?<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Oh, a una viejita. Sorda como una tapia. Canta, tambi\u00e9n. Ah\u00ed abajo est\u00e1 en su mundo, tiene horarios extra\u00f1os.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Se dispusieron a dormir; ella, con la cabeza apoyada en el hombro de \u00e9l. \u00c9l le acariciaba el brazo, arrull\u00e1ndola como a un animal. La mujer imit\u00f3 el ronroneo de un gato, haciendo sonar las erres de la manera en que le hab\u00edan ense\u00f1ado en las clases de castellano, mientras el granizo golpeteaba contra los cristales de las ventanas.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Te voy a extra\u00f1ar cuando te vayas.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Ella no dijo nada, se qued\u00f3 ah\u00ed mirando c\u00f3mo cambiaban los n\u00fameros rojos de la radio reloj hasta que se qued\u00f3 dormida.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
El domingo la mujer se despert\u00f3 temprano. Durante la noche hab\u00eda ca\u00eddo una helada blanca. Se visti\u00f3, lo observ\u00f3 dormir, con la cabeza sobre la almohada negra. En el ba\u00f1o, mir\u00f3 dentro del botiqu\u00edn. Estaba vac\u00edo. En el living, ley\u00f3 los lomos de los libros. Estaban ordenados alfab\u00e9ticamente. Atravesando el pavimento traicionero, se encamin\u00f3 al hotel para pagar la cuenta. Se perdi\u00f3 y tuvo que preguntarle c\u00f3mo seguir a una se\u00f1ora de aspecto preocupado y con un caniche. En el lobby del hotel resplandec\u00eda un gran \u00e1rbol de Navidad. Su valija estaba abierta sobre la cama. La ropa ol\u00eda a humo de cigarrillo. Se duch\u00f3 y se cambi\u00f3. La mucama llam\u00f3 a las diez, pero ella le indic\u00f3 que se fuera, le dijo que no la molestara, le dijo que nadie deber\u00eda trabajar los domingos.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
En el lobby, se sent\u00f3 en la cabina de tel\u00e9fono y llam\u00f3 a su casa. Pregunt\u00f3 por los chicos, por el tiempo, le pregunt\u00f3 a su marido c\u00f3mo hab\u00eda sido su d\u00eda, le cont\u00f3 los regalos que les hab\u00eda comprado a los chicos. Volver\u00eda a los cuartos desordenados y revueltos, a los pisos sucios, a las rodillas lastimadas, a un vest\u00edbulo con bicicletas y skates. Preguntas. Cort\u00f3, se dio cuenta de que detr\u00e1s de ella hab\u00eda una presencia que esperaba.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Nunca dijiste adi\u00f3s.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Ella sinti\u00f3 la respiraci\u00f3n de \u00e9l en su cuello.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Ah\u00ed estaba, una gorra de lana negra le cubr\u00eda las orejas, ocult\u00e1ndole la frente.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Dorm\u00edas \u2014respondi\u00f3.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Te escabulliste \u2014le dijo el hombre\u2014. Eres discreta.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Yo\u2026<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014\u00bfQuer\u00edas escabullirte para almorzar y emborracharte? \u2014dijo, empuj\u00e1ndola dentro de la cabina y bes\u00e1ndola, un beso largo y h\u00famedo\u2014. Me despert\u00e9 a la ma\u00f1ana con tu olor en las s\u00e1banas \u2014le dijo\u2014. Fue hermoso.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Env\u00e1salo \u2014respondi\u00f3 ella\u2014 y nos haremos ricos.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Almorzaron en un lugar con paredes de dos metros, ventanas en arco y piso de lajas. Su mesa estaba al lado del fuego. Comiendo carne asada con Yorkshire pudding, volvieron a emborracharse, pero no hablaron mucho. Ella beb\u00eda Bloody Marys y le dec\u00eda al mozo que no fuera t\u00edmido con la salsa tabasco. Empezaron con cerveza, luego pasaron a los gin tonics, todo lo que pudiese alejar la perspectiva inminente de su separaci\u00f3n.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Por lo general, yo no bebo as\u00ed \u2014dijo la mujer\u2014. \u00bfY t\u00fa?<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014No \u2014dijo \u00e9l y le hizo una se\u00f1a al mozo para que trajera otra ronda.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Se tomaron m\u00e1s tiempo del debido con el postre y los diarios dominicales. Vino la patrona y ech\u00f3 m\u00e1s le\u00f1a al fuego. En un momento dado, mientras daba vuelta la p\u00e1gina del diario, ella levant\u00f3 la vista. \u00c9l le estaba mirando fijo la boca.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Sonr\u00ede \u2014dijo el hombre.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014\u00bfQu\u00e9?<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Sonr\u00ede.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Sonri\u00f3 y \u00e9l se estir\u00f3 para poner la punta de su dedo \u00edndice contra los dientes de ella.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Listo \u2014le dijo, mostr\u00e1ndole un pedacito de comida \u2014. Ya est\u00e1.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Cuando pasaron por el mercado, ca\u00eda una niebla espesa sobre la ciudad, tan espesa que ella apenas pod\u00eda leer los carteles. Los vendedores domingueros rezagados, salidos para hacer las ventas de Navidad, mostraban sus porcelanas.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014\u00bfTerminaste con las compras de Navidad? \u2014pregunt\u00f3 ella.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014No. \u00bfAcaso tengo a alguien a quien regalarle algo? Soy hu\u00e9rfano. \u00bfRecuerdas?<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Lo siento.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Vamos. Caminemos.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u00c9l la tom\u00f3 de la mano y la condujo por una calle sucia que daba a un bosque negro, m\u00e1s all\u00e1 de las casas. Le apretaba la mano; a ella le dol\u00edan los dedos.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Me est\u00e1s lastimando \u2014le dijo.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Dej\u00f3 de apretarla, pero no se disculp\u00f3. La luz abandonaba el d\u00eda. El atardecer avanzaba sobre el cielo, sobornando a la luz para que oscureciese. Caminaron un buen rato sin hablar, limit\u00e1ndose a sentir el silencio del domingo, oyendo a los \u00e1rboles que se tensaban contra el viento helado.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Me cas\u00e9 una vez, estuve en \u00c1frica de luna de miel \u2014dijo repentinamente el hombre\u2014. No dur\u00f3. Ten\u00eda una casa grande, muebles, de todo. Era una buena mujer; tambi\u00e9n, una maravillosa jardinera. \u00bfViste la planta esa que hay en mi living? Bueno, era suya. Durante a\u00f1os estuve esperando que se muriese, pero la mierda esa sigue creciendo.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Ella record\u00f3 la planta que reptaba por el piso, del tama\u00f1o de un hombre adulto, con una maceta no m\u00e1s grande que una cacerola, las ra\u00edces secas enmara\u00f1adas sobre la maceta. Un milagro que todav\u00eda estuviera viva.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Hay cosas sobre las que uno no tiene control \u2014dijo el hombre, rasc\u00e1ndose la cabeza\u2014. Me dijo que sin ella no durar\u00eda ni un a\u00f1o. Ja, se equivoc\u00f3 \u2014agreg\u00f3 y la mir\u00f3 sonri\u00e9ndole, una extra\u00f1a sonrisa de victoria.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Para entonces ya se hab\u00edan adentrado mucho en el bosque; salvo por el sonido de sus pasos sobre el camino y por la franja de cielo entre los \u00e1rboles, ella podr\u00eda no haber estado segura de d\u00f3nde estaba el sendero. De pronto, \u00e9l la agarr\u00f3 y la tir\u00f3 debajo de los \u00e1rboles, la empuj\u00f3 contra un tronco. Ella no pod\u00eda ver. Sinti\u00f3 la corteza a trav\u00e9s del abrigo, el vientre de \u00e9l contra el suyo, pudo oler el gin en su aliento.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014No me olvidar\u00e1s \u2014le dijo \u00e9l, sac\u00e1ndole el cabello de los ojos\u2014. Dilo. Di que no me olvidar\u00e1s.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014No te olvidar\u00e9.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
En la oscuridad, pas\u00f3 sus dedos por el rostro de ella, como si fuera un ciego tratando de memorizarla.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Tampoco yo te olvidar\u00e9. Algo de ti quedar\u00e1 latiendo ac\u00e1 \u2014dijo el hombre, tom\u00e1ndole la mano y poni\u00e9ndola dentro de su camisa. Ella sinti\u00f3 latir el coraz\u00f3n del hombre debajo de su piel caliente. \u00c9l la bes\u00f3 entonces como si en la boca de ella hubiese algo que quer\u00eda. Palabras, probablemente. En ese momento repicaron las campanas de la catedral y ella se pregunt\u00f3 qu\u00e9 hora era. Su tren part\u00eda a las seis, pero hab\u00eda empacado todo, no hab\u00eda prisa.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014\u00bfYa dejaste el hotel?<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014S\u00ed \u2014se rio ella\u2014. Creen que soy la pasajera m\u00e1s pulcra que jam\u00e1s tuvieron. Mi equipaje est\u00e1 en el lobby.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Ven a mi casa. Te llamar\u00e9 un taxi, voy a despedirte.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Ella no estaba de \u00e1nimo para sexo. Mentalmente, ya se hab\u00eda ido, se encontraba con su esposo en la estaci\u00f3n. Se sent\u00eda limpia, plena y afectuosa; lo \u00fanico que ahora quer\u00eda era un buen sue\u00f1ito en el tren. Pero, finalmente, no pudo pensar en ninguna raz\u00f3n para no ir y, a modo de regalo de despedida, le dijo que s\u00ed.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Salieron de la oscuridad del bosque, caminaron por Vicar\u2019s Close y aparecieron debajo del foso, no lejos del hotel. Hab\u00eda gaviotas. Revoloteaban sobre las aves acu\u00e1ticas, se lanzaban en picada y se apoderaban del pan que un grupo de estadounidenses les arrojaba a los cisnes. Ella recogi\u00f3 la valija y camin\u00f3 por las calles resbalosas hasta la casa de \u00e9l. Las habitaciones estaban fr\u00edas. Los platos sucios del d\u00eda anterior hab\u00edan quedado en remojo en la pileta, hab\u00eda un reborde de agua grasienta sobre el aluminio. Un resto de luz se filtraba por el espacio que quedaba entre las cortinas, pero el hombre no encendi\u00f3 la luz.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Ven \u2014le dijo.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
Se sac\u00f3 la campera y se arrodill\u00f3 ante ella. Le desabroch\u00f3 las botas, desatando los cordones lentamente, le sac\u00f3 las medias, le baj\u00f3 la bombacha hasta los tobillos. Se incorpor\u00f3 y le abri\u00f3 cuidadosamente la blusa, contempl\u00f3 los botones, le baj\u00f3 el cierre de la falda, desliz\u00f3 el reloj de la mujer hasta tenerlo en la mano. Luego, busc\u00f3 debajo del cabello de ella y le sac\u00f3 los aros. Eran aros colgantes, hojas de oro que el marido le hab\u00eda regalado para su cumplea\u00f1os. La desnud\u00f3; ten\u00eda todo el tiempo del mundo. Ella se sent\u00eda como una ni\u00f1a a la que van a acostar. No ten\u00eda que hacer nada con \u00e9l, para \u00e9l. Ning\u00fan deber, lo \u00fanico era estar ah\u00ed.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
\n
\n
\u2014Acu\u00e9state \u2014le dijo.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n