{"id":1682,"date":"2020-05-14T13:31:17","date_gmt":"2020-05-14T13:31:17","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=1682"},"modified":"2020-05-14T13:31:19","modified_gmt":"2020-05-14T13:31:19","slug":"la-impotencia-del-senor-gianni-elbio-firpo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/la-impotencia-del-senor-gianni-elbio-firpo\/","title":{"rendered":"La impotencia del se\u00f1or Gianni – Elbio Firpo"},"content":{"rendered":"

L<\/span>o mejor que le pudo pasar al se\u00f1or Gianni fue casarse con Anita Ferrara. Ambos ten\u00edan lamentables experiencias de matrimonios anteriores y ambos hab\u00edan pasado m\u00e1s de diez a\u00f1os en la soledad de sus respectivos divorcios. A  los cincuenta y cinco a\u00f1os conoci\u00f3 a Anita de cuarenta y nueve,  y despu\u00e9s de un noviazgo sorprendentemente fugaz, se casaron.<\/p>\n

La familia Ferrara hab\u00eda aceptado con agrado la llegada del nuevo integrante. Por fin podr\u00edan hablar de otra cosa que no fueran los consabidos chismes familiares. Con hijos en edad escolar o, a lo sumo, iniciando el secundario, los ni\u00f1os estaban a salvo de las afiladas lenguas de las hermanas de Anita, verdaderas brujas con aspecto de inocentes amas de casa. El se\u00f1or Gianni, a pesar de su aspecto serio y reservado podr\u00eda resultar m\u00e1s \u201cjugoso\u201d que el disoluto Ernesto, al que, en tantos a\u00f1os de convivencia, solo hab\u00eda resultado ser un bebedor empedernido al que en el fondo compadec\u00edan. Estaba casado con Augusta, la m\u00e1s mezquina de las hermanas de Anita y tambi\u00e9n la m\u00e1s fea. Flaca y musculosa solo parec\u00eda encontrar placer en correr sus cinco kil\u00f3metros diarios y en la b\u00fasqueda del m\u00ednimo ahorro, en particular en los m\u00edseros regalos con los que se presentaba en los cumplea\u00f1os familiares, a los que la familia Ferrara era, por tradici\u00f3n, particularmente afecta.<\/p>\n

Rosa era la mayor, m\u00e9dica de profesi\u00f3n y soltera por elecci\u00f3n, era desde sus a\u00f1os de estudiante, custodia de la salud de la familia Ferrara. Todos recurr\u00edan a ella. Desde una gripe mal curada que amenazaba convertirse en neumon\u00eda hasta el \u201cretraso\u201d de alguna de sus sobrinas adolescentes inquietando el sue\u00f1o de sus padres. Todas las dolencias eran tratadas con id\u00e9ntica voluntad y medicadas, suponemos que adecuadamente, ya que su especialidad no inclu\u00eda  la siquiatr\u00eda,  la endocrinolog\u00eda, los trastornos de conducta, la depresi\u00f3n o la sexolog\u00eda.<\/p>\n

Si algo pod\u00eda reproch\u00e1rsele a Rosa era la total ausencia del secreto profesional. De esta manera, a poco que uno de sus hermanos menores le confesara que, en una aventura ad\u00faltera en un bolich\u00f3n de la calle Juncal, hab\u00eda contra\u00eddo una enfermedad ven\u00e9rea, menos de veinticuatro horas despu\u00e9s, toda la familia discutiera el asunto. Como An\u00edbal, que as\u00ed se llamaba el pecador, estaba casado con Olga, conocida familiarmente como la Mamba Negra, no precisamente por sus virtudes, todos coincidieron en que era ella la causante del desgraciado episodio por negarle a su esposo lo que por ley y credo, le correspond\u00eda.<\/p>\n

Poco a poco el se\u00f1or Gianni se fue integrando a su nuevos parientes y estos se acostumbraron a su afable seriedad y a una gracia respetuosa, ligeramente ir\u00f3nica, que los divert\u00eda. De hecho, aunque su nombre era Roberto, aceptaba que le llamaran se\u00f1or Gianni, una forma humor\u00edstica que les recordaba la primera impresi\u00f3n que el novio de Anita les hab\u00eda causado. Dif\u00edcilmente se le viera sin saco y corbata, sin afeitar o sin el breve toque de Old Spice, aroma que lo identificaba desde su primera juventud. Seg\u00fan Anita comentara a sus hermanas, Roberto, era impecable hasta en las cosas m\u00e1s \u00edntimas, y, aunque el pudor le impidiera entrar en detalles, sus relaciones de pareja, deb\u00edan realizarse en un lecho tan impoluto como una mesa de operaciones.<\/p>\n

Como todo buen Mas\u00f3n, el se\u00f1or Gianni \u201cocultaba\u201d esa condici\u00f3n pero hac\u00eda todo lo posible para que todo el mundo lo supiera.  La parsimonia   de sus gestos, un extra\u00f1o estrechar de manos y un estudiado vocabulario, confirmaban lo que todos ya sab\u00edan.<\/p>\n

Los mi\u00e9rcoles eran sagrados. Part\u00eda para el Templo alrededor de las siete de la tarde y  no regresaba antes  de la una de la ma\u00f1ana. Se lo hab\u00eda comentado a qui\u00e9n ser\u00eda su esposa el d\u00eda en que decidieron vivir juntos. Anita respetaba esa obligaci\u00f3n y, como de costumbre, lo cont\u00f3 a sus hermanas con indisimulado orgullo.<\/p>\n

La integraci\u00f3n a la familia del se\u00f1or Gianni hab\u00eda sido m\u00e1s satisfactoria de lo que Anita hubiera imaginado. En poco tiempo se hab\u00eda ganado la confianza y simpat\u00eda de todos y \u00e9l mismo, de natural retra\u00eddo y algo solitario, retribu\u00eda agradecido ese sentimiento.<\/p>\n

Pesaba, sin embargo, sobre su \u00e1nimo, una antigua depresi\u00f3n producto de un conflictivo y largo divorcio. En su momento hab\u00eda buscado la ayuda sicol\u00f3gica para superar sus estados de angustia. Fue una larga batalla que culmin\u00f3 cu\u00e1ndo conoci\u00f3 a Anita. La estabilidad emocional de su vida actual le permiti\u00f3 dejar la mayor parte de la medicaci\u00f3n que le fuera prescripta. No pudo, a pesar de sus intentos, dejar aquellas pastillas primigenias que le hab\u00edan proporcionado el para\u00edso artificial de las noches sin sue\u00f1os.<\/p>\n

A instancias de Anita decidieron consultar a Rosa. Con la buena disposici\u00f3n de siempre esta le indic\u00f3 un tratamiento progresivo tendiente a suplantar el sicof\u00e1rmaco por otra medicaci\u00f3n alternativa que, a la larga, tambi\u00e9n se suprimir\u00eda definitivamente.<\/p>\n

No fue f\u00e1cil para el se\u00f1or Gianni luchar contra esa \u00faltima adicci\u00f3n , pero tras largos meses de constante esfuerzo lleg\u00f3 el d\u00eda en que las \u00fanicas pastillas que tomaba eran las prescriptas para prevenir el colesterol \u201cmalo\u201d y los \u201cataques\u201d de presi\u00f3n.<\/p>\n

A falta de otras cosas de que ocuparse, la familia Ferrara acompa\u00f1\u00f3 de cerca la peripecia del \u201cadicto\u201d en procura de su recuperaci\u00f3n . La informaci\u00f3n no pod\u00eda ser m\u00e1s confiable, la propia Rosa se encargaba de ello. Largas charlas telef\u00f3nicas se generaban a partir de cada informe. Se sacaban conjeturas, se apostaba m\u00e1s al fracaso que al \u00e9xito del c\u00e1ndido integrante, que , como es de suponer, no participaba del corrillo que lo ten\u00eda como blanco.<\/p>\n

La noticia de que el se\u00f1or Gianni hab\u00eda quedado impotente a causa del prolongado tratamiento a que fuera sometido por Rosa, provoc\u00f3 el regocijo  de sus familiares pol\u00edticos a quienes el tema ocupar\u00eda buena parte del tiempo de sus  vacuas vidas.<\/p>\n

Tales habladur\u00edas no tardaron en llegar a sus o\u00eddos de manera totalmente casual. Es probable que el hecho debiera modificar la id\u00edlica relaci\u00f3n que sosten\u00eda con los Ferrara.<\/p>\n

Si tal cosa ocurri\u00f3 jam\u00e1s lo demostr\u00f3 ni en sus dichos ni en sus actos. Ni siquiera un gesto que demostrara lo contrario. Y soport\u00f3 los chistes burdos y las miradas c\u00f3mplices de ese mundillo mezquino que confund\u00eda la mueca, desencantada y burlona de su rostro, con la c\u00e1ndida ingenuidad que le atribu\u00edan.<\/p>\n

El mi\u00e9rcoles, terminada la reuni\u00f3n semanal a la que pocas veces hab\u00eda faltado en los \u00faltimos treinta a\u00f1os, el se\u00f1or Gianni se despidi\u00f3 de sus hermanos de Logia, camin\u00f3 hasta su auto y condujo lentamente rumbo a Boulevard Artigas.<\/p>\n

Todav\u00eda era temprano. Las diez y media de la noche. Pasar\u00eda por lo menos una hora larga antes del encuentro. La transformaci\u00f3n era lenta. A medida que descend\u00eda por un boulevard cada vez m\u00e1s oscuro, la ansiedad de costumbre, crec\u00eda en su pecho con acelerados latidos. Sombras fugitivas se mov\u00edan bajo las palmeras. Aparec\u00edan y desaparec\u00edan esperando el convenido juego de luces que las iluminar\u00eda plenamente sobre sus zapatos de altos tacones, sus medias caladas, su breve falda, la aparente turgencia de sus pechos a la que obligaba el apretado sost\u00e9n.<\/p>\n

Pero el se\u00f1or Gianni no se deten\u00eda. Segu\u00eda su lenta marcha con la mirada fija en los desmesurados cuernos que la niebla no tardar\u00eda en cubrir. Cuando la espesa calina borraba los contornos y las luces de mercurio eran c\u00edrculos opacos sostenidos por la nada, la adivin\u00f3, inm\u00f3vil, en la esquina.<\/p>\n

Y as\u00ed permaneci\u00f3 hasta que el se\u00f1or Gianni se inclin\u00f3 para abrirle la puerta. Y se mantuvo en esa posici\u00f3n, sumiso, con la cabeza entre sus brazos y la mirada baja, hasta que la mujer, con un breve y duro golpe de cadera lo oblig\u00f3 a incorporarse. Un efluvio \u00e1spero de tabaco y sudor, mitigado apenas por el basto perfume de colonia, colm\u00f3 la cabina.<\/p>\n

El se\u00f1or Gianni manten\u00eda los ojos cerrados. Sinti\u00f3 las manos oscuras tomando su cabeza, las u\u00f1as largas hinc\u00e1ndose con fuerza. Y se dej\u00f3 arrastrar entre pliegues h\u00famedos y tibios al secreto hontanar.<\/p>\n

Un aroma soterrado y acre lo atra\u00eda irresistiblemente.<\/p>\n

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Elbio Firpo<\/p>\n

Mayo de 2017<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Lo mejor que le pudo pasar al se\u00f1or Gianni fue casarse con Anita Ferrara. Ambos ten\u00edan lamentables experiencias de matrimonios anteriores y ambos hab\u00edan pasado m\u00e1s de diez a\u00f1os en la soledad de sus respectivos divorcios. A  los cincuenta y cinco a\u00f1os conoci\u00f3 a Anita de cuarenta y nueve,  y despu\u00e9s de un noviazgo sorprendentemente […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":1683,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[10,20],"tags":[],"class_list":{"0":"post-1682","1":"post","2":"type-post","3":"status-publish","4":"format-standard","5":"has-post-thumbnail","7":"category-cuentos-cortos","8":"category-cuentos-de-elbio-firpo","9":"czr-hentry"},"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/1682","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=1682"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/1682\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/1683"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=1682"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=1682"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=1682"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}