{"id":1832,"date":"2020-07-27T21:10:39","date_gmt":"2020-07-27T21:10:39","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=1832"},"modified":"2020-07-29T21:03:34","modified_gmt":"2020-07-29T21:03:34","slug":"el-chaja-elbio-firpo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/el-chaja-elbio-firpo\/","title":{"rendered":"El chaj\u00e1 – Elbio Firpo"},"content":{"rendered":"

D<\/span>esde su estilo cl\u00e1sico ingl\u00e9s, en un entorno de jardines con variedad de especies vegetales, la residencia presidencial de Su\u00e1rez tiene un encanto que no solo proviene del atractivo visual sino tambi\u00e9n del hist\u00f3rico.<\/p>\n

Ubicada en el mismo Prado, casi dentro del Jard\u00edn Bot\u00e1nico, del que la separan solamente sus paredes, todo en ella nos lleva a pensar en sus habitantes, la mayor parte de los cuales rigieron nuestros destinos, y es probable que as\u00ed siga ocurriendo.<\/p>\n

Cada Presidente dej\u00f3 all\u00ed algo de su propia vida y de sus gustos particulares. En alg\u00fan momento, la parte superior de la residencia tuvo un gimnasio, m\u00e1s recientemente, una sala cinematogr\u00e1fica y en un buc\u00f3lico rinc\u00f3n del predio, rodeado por ligustros, surgi\u00f3 un d\u00eda una piscina complementada por una amplia churrasquera.<\/p>\n

Una de mis responsabilidades como Edec\u00e1n A\u00e9reo era mantener ese equilibrio natural entre la vieja casona y la cuidada floresta, pasando por todos los detalles imaginables para el bienestar del Presidente y su familia.<\/p>\n

Ten\u00eda para esa labor personal id\u00f3neo, con muchos a\u00f1os al servicio de la residencia. De tal modo que el placer de caminar por los jardines, deteni\u00e9ndome en cada detalle, era mi trabajo.<\/p>\n

Debo aclarar que esta \u201cmisi\u00f3n\u201d fue tradicional del Edec\u00e1n A\u00e9reo, acaso por asociar nuestra profesi\u00f3n con las mariposas que se posan de flor en flor, en un vuelo sin mucho sentido pero con mucha gracia.<\/p>\n

Deb\u00eda, no obstante, caer en excesos parnasianos. Sobre los muros y techos de Su\u00e1rez la guardia estaba atenta y un exagerado despliegue olfativo con entrecerrar de ojos, sobre un delicado Pensamiento, pod\u00eda mal interpretarse.<\/p>\n

Pero Su\u00e1rez, aparte de su encantadora floresta, ten\u00eda su fauna. La natural; me refiero a la variedad de especies canoras que encontraban refugio en la fronda, hasta la adquirida, que iba desde los delicados pececillos de colores que nadaban en estanques junto a rudos tortugones, hasta una yegua blanca de soberbio porte. Entre ambos extremos ten\u00edan su h\u00e1bitat dos perros, varios teru-terus, algunos gallos y gallinas, un lech\u00f3n, con el que un d\u00eda se hicieron chorizos, y una pareja de chaja\u00e9s, magn\u00edficos ejemplares, s\u00edmbolos del grito de alerta, la llamada de la tierra y la carga de las lanzas.<\/p>\n

Mi primer encuentro con uno de ellos ocurri\u00f3 una ma\u00f1ana soleada en que atend\u00eda las novedades diarias desde mi despacho con amplia vista al jard\u00edn.<\/p>\n

Sorprendido por un fuerte y desagradable graznido, vi aparecer sobre el patio exterior de m\u00e1rmol al animalejo. Avanzaba lentamente, el\u00a0cuello tieso y la cabeza altiva. Manten\u00eda una pata en el aire para despu\u00e9s de un momento posarla y levantar la otra. Se pavoneaba con movimientos casi humanos, como demostrando que para \u00e9l, o ella, no hab\u00eda lugares prohibidos.<\/p>\n

Suspendimos moment\u00e1neamente el trabajo con la secretaria y observamos divertidos los estudiados giros del chaj\u00e1. Pasados unos minutos nos dio la \u00a0espalda y pareci\u00f3 que, cansado de su exhibici\u00f3n, se alejar\u00eda.<\/p>\n

Nos equivocamos. El robusto animal extendi\u00f3 sus alas y en equilibrio sobre sus ganchudas patas, procedi\u00f3 a la m\u00e1s grosera y sorpresiva de las deyecciones sobre el impoluto piso de m\u00e1rmol.<\/p>\n

Mi reacci\u00f3n fue inmediata. Furioso por el acto escatol\u00f3gico, que consider\u00e9 premeditado, m\u00e1s aun en presencia de una dama, abr\u00ed la puerta vidriada y arremet\u00ed contra el bichejo. No fui muy lejos. El chaj\u00e1 gir\u00f3 r\u00e1pidamente .<\/p>\n

Extendi\u00f3 sus alas con dos enormes p\u00faas y afirmado sobre sus garras avanz\u00f3 hacia mi con sus pico amenazante.<\/p>\n

De su cogote largo y erizado, como mi piel, sali\u00f3 un horrible graznido que paraliz\u00f3 mi \u00e1nimo. Apenas tuve tiempo de volver sobre mis pasos y cerrar la puerta cuando el engendro se abalanzaba.<\/p>\n

Tard\u00e9 en recuperar mi compostura. La compasiva secretaria me acerc\u00f3 un t\u00e9 de tilo. Pero mi moral no ten\u00eda levante. El chaj\u00e1 permaneci\u00f3 un rato m\u00e1s en \u00a0actitud desafiante y termin\u00f3 por alejarse sin apuro.<\/p>\n

A partir del episodio y por duro que sea confesarlo, tem\u00eda encontrarlo en alg\u00fan rinc\u00f3n umbr\u00edo del jard\u00edn pronto a saltarme. Si lo ve\u00eda de lejos, cambiaba mi rumbo hacia zonas m\u00e1s seguras.<\/p>\n

Paseaba con su pareja con aire petulante y ya no tuve dudas en cuanto al sexo de mi enemigo.<\/p>\n

Mientras tanto, la rutina de ese mundo aislado y cautivante, cuando no cautivo,\u00a0discurr\u00eda con los rituales diarios. Advert\u00ed, sin embargo, alguna variante en la conducta del chaj\u00e1. De \u201c\u00e9l\u201d. Poco antes de la salida del Presidente me acercaba a la explanada de la puerta principal y en condiciones de buen tiempo, all\u00ed lo esperaba.<\/p>\n

La primera vez que ocurri\u00f3 , lo vi de lejos.<\/p>\n

Sobre la escalera de m\u00e1rmol crec\u00eda una forma oscura y c\u00f3nica que destacaba en la blancura de la piedra.<\/p>\n

\u00a1 El maldito chaj\u00e1! Corr\u00ed, cosa que no hac\u00eda habitualmente , intentando evitar el desarreglo del uniforme y perder el \u201cempaque\u201d, en tanto llamaba al encargado, a la guardia y al jardinero.<\/p>\n

Apenas retirada la \u201ccosa\u201d, se abri\u00f3 la puerta y apareci\u00f3 el Presidente..<\/p>\n

La primavera invitaba al optimismo. Aspir\u00f3 profundamente el aire puro de la ma\u00f1ana y casi sonriente, me salud\u00f3:<\/p>\n

– Buenos d\u00edas, Sald\u00edas.<\/p>\n

-Buenos d\u00edas, se\u00f1or Presidente- contest\u00e9 bastante agitado.<\/p>\n

En ese momento surgi\u00f3. Seguramente, escondido detr\u00e1s de alguna mata, el gallin\u00e1ceo esper\u00f3 el momento propicio para desfilar con ol\u00edmpico paso frente al primer mandatario, que no ocultaba una especial predilecci\u00f3n por el animal. Cada vez que estaba de servicio ocurr\u00eda algo similar. Nunca pude adelantarme a su jugada, quiz\u00e1s por el temor de aquel primer encuentro. Lo cierto es que m\u00e1s que acumular resentimiento, nada pod\u00eda hacer. Un intento de homicidio, a\u00fan encontrando el sicario apropiado, me traer\u00eda , tras la correspondiente investigaci\u00f3n mayores complicaciones.<\/p>\n

Un domingo de noche, pasado alg\u00fan tiempo de los hechos relatados, son\u00f3 el tel\u00e9fono en mi casa. Ese fin de semana me tocaba libre. Al ser la l\u00ednea presidencial la que llamaba, atend\u00ed con cierta inquietud.<\/p>\n

-\u00bfComandante Sald\u00edas?<\/p>\n

– \u00bfQu\u00e9 tal Morticio?…\u00bf Alguna novedad?<\/p>\n

El personaje al que he bautizado Morticio era el encargado de la residencia Su\u00e1rez. Antiguo sub- oficial de la Armada, con miles de horas de navegaci\u00f3n, eficiente y leal en extremo, era el verdadero \u201cAlma Mater\u201d de todo lo relacionado con Su\u00e1rez. Muy alto y delgado, pelo negro e ind\u00f3cil que ca\u00eda sobre un rostro p\u00e9treo, Morticio siempre fue mi tabla de salvaci\u00f3n ante problemas que cre\u00eda insolubles.<\/p>\n

Siempre vest\u00eda el traje azul oscuro correspondiente, lo que le otorgaba un aspecto ligeramente f\u00fanebre.<\/p>\n

-Si mi Comandante\u2026muri\u00f3 el chaj\u00e1.<\/p>\n

La noticia, lejos de alegrarme, habida cuenta de lo poco que apreciaba al bicho, me constern\u00f3 profundamente.<\/p>\n

El Presidente en el interior del pa\u00eds, llegaba el lunes en la ma\u00f1ana.<\/p>\n

-\u00a1Pero Morticio!… \u00a1Reci\u00e9n me avisa! \u00bfC\u00f3mo pas\u00f3?.<\/p>\n

– Acaban de encontrarlo, mi Comandante\u00bf Porqu\u00e9 no se viene? No lo dud\u00e9 un instante.<\/p>\n

Era noche cerrada cuando me abrieron las rejas de Su\u00e1rez. La soledad de la casa sin gente me record\u00f3 la casa de Usher.<\/p>\n

Fui directamente al fondo. A la luz de las linternas, una forma oscura que reconoc\u00ed como el gallin\u00e1ceo, se extend\u00eda r\u00edgida junto al alambrado.<\/p>\n

-Lo encontr\u00f3 el soldado de guardia.<\/p>\n

No tiene signos de violencia\u2026no me imagino de que pudo haber muerto. En cuclillas, junto al cad\u00e1ver ve\u00eda la silueta de Morticio, que la luz indirecta de los reflectores externos recortaba sobre un fondo de cipreses.<\/p>\n

Soplaba un vientecillo desagradable. Por un instante me acongoj\u00f3 la viuda, que imagin\u00e9 mirando desde las sombras. Porque no cab\u00eda duda. Era \u201c\u00e9l\u201d. El tiempo apremiaba. Hice retirar los mirones y nos quedamos solos..<\/p>\n

–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Usted dice que no sabe de que muri\u00f3. Ilumine aqu\u00ed, Morticio, por favor.<\/p>\n

Venciendo cierta repugnancia, tom\u00e9 con ambas manos al desventurado de sus alas y lo arrastr\u00e9 hasta el alambrado. Eleg\u00ed el cuadradito de alambre m\u00e1s chico por donde el finado dif\u00edcilmente hubiera podido pasar la cabeza y con la punta de los dedos le acomod\u00e9 el cogote.<\/p>\n

-Vea, Morticio. \u00bfSe da cuenta ahora como muri\u00f3?<\/p>\n

– Sin duda, mi Comandante. El pobre se desnuc\u00f3 al querer sacar la cabeza.<\/p>\n

-Exacto, Morticio. Exacto.<\/p>\n

Regresamos. Todav\u00eda quedaba una cosa por hacer: conseguir antes de la ma\u00f1ana dos nuevos ejemplares. No hay nada que no logren altas dosis de adrenalina en el cuerpo.<\/p>\n

Para entonces era casi la medianoche. Busqu\u00e9 en la gu\u00eda el n\u00famero del Intendente del Departamento de B, donde sab\u00eda exist\u00eda un zool\u00f3gico.<\/p>\n

– Se\u00f1or Intendente\u2026perdone la hora\u2026habla el Comandante Sald\u00edas de Presidencia\u2026peque\u00f1a tragedia\u2026 El Intendente comprensivamente entendi\u00f3 la situaci\u00f3n. Ten\u00eda casualmente dos pichones, macho y Solo ten\u00eda que mandarlos buscar. Faltaba un detalle. Llam\u00e9 a la Brigada A\u00e9rea de A. Un amigo.<\/p>\n

-\u00a1Macho! \u00a1Son las dos de la ma\u00f1ana!<\/p>\n

-Necesito un transporte de A a B y de B a Y a Montevideo antes de las nueve.<\/p>\n

-\u00bfQu\u00e9? \u00bfSon heridos? \u00bf Accidentados? \u00bfQuemados?-<\/p>\n

-No\u2026dos chaja\u00e9s.<\/p>\n

El lunes primaveral amaneci\u00f3 esplendoroso. Casi a las diez de la ma\u00f1ana se abrieron los portones de Su\u00e1rez. El Mercedes rode\u00f3 la rotonda plena de flores de estaci\u00f3n y se detuvo.<\/p>\n

Morticio, detr\u00e1s de m\u00ed, adoptaba una exquisita postura f\u00fanebre, cabeza gacha y manos cruzadas por delante. Yo, naturalmente circunspecto y con una palidez nada fingida, esper\u00e9 que el portero abriese la puerta del coche.<\/p>\n

Hab\u00eda expectaci\u00f3n en la comitiva de recibo que se manten\u00eda a prudencial distancia.<\/p>\n

-Buenos d\u00edas, Sald\u00edas.<\/p>\n

-Buenos d\u00edas, se\u00f1or<\/p>\n

– \u00bfAlguna novedad?<\/p>\n

-Si, se\u00f1or Presidente, falleci\u00f3 el chaj\u00e1.<\/p>\n

Hab\u00eda que resistir en las playas las primeras andanadas de grueso calibre. Detr\u00e1s de los \u201cbunkers\u201d de nuestros rostros, nos mantuvimos firmes.<\/p>\n

-\u00a1\u00a1\u00a1Qu\u00e9!!! \u00bfCu\u00e1ndo? \u00bfD\u00f3nde? \u00bfD\u00f3nde est\u00e1?<\/p>\n

– En el fondo, se\u00f1or Presidente\u2026lo hemos cubierto con una manta- contest\u00e9 piadosamente, mientras Morticio asent\u00eda lentamente.<\/p>\n

Agitando los brazos, el Primer Mandatario, seguido por todos nosotros, se encamin\u00f3 a la linde del predio con el Jard\u00edn Bot\u00e1nico. Su saco de corte ingl\u00e9s flameaba. Muy cerca suyo el General, Jefe de la Casa Militar, le acompasaba el ritmo.<\/p>\n

A Morticio lo llamar\u00eda Siboldi. Tal perfecta coordinaci\u00f3n solo se ve en los grandes. Como logr\u00f3 que dos soldados transportando una jaula interceptaran casualmente al\u00a0acelerado grupo, es algo que nunca me explicar\u00e9 totalmente.<\/p>\n

-\u00bfQu\u00e9 es eso?- pregunt\u00f3 deteniendo totalmente el paso y el de todos nosotros.<\/p>\n

-Dos pichones de chaj\u00e1, se\u00f1or Presidente- contest\u00f3 Morticio- el se\u00f1or Comandante habl\u00f3 con el Intendente de B y despu\u00e9s de mucho esfuerzo\u2026<\/p>\n

-\u00a1Que lindos bichos!…\u00bfMacho y hembra?<\/p>\n

– Por supuesto, se\u00f1or Presidente. El ambiente se distendi\u00f3. Los dos gallin\u00e1ceos, futuros \u201dAliens\u201d, eran realmente muy graciosos y sus graznidos apenas audibles.<\/p>\n

Hab\u00eda que aprovechar el momento. Me acerqu\u00e9 cabizbajo.<\/p>\n

-Se\u00f1or Presidente\u2026si usted nos permitiera…Me refiero al chaj\u00e1\u2026con Morticio nos gustar\u00eda\u2026<\/p>\n

-Si, si, Sald\u00edas. Enc\u00e1rguese del entierro. Gracias-<\/p>\n

Nos alejamos consternados del grupo que se dispersaba. Cuando estuvimos lo suficientemente lejos nos detuvimos tras un grueso \u00e1rbol de magnolias. Aspiramos profundamente el aire embalsamado y sin permitirnos una sonrisa, nos dimos la mano.<\/p>\n

-H\u00e1gase cargo, Morticio.<\/p>\n

-Si, mi Comandante.<\/p>\n

Amables e inesperados, los versos de Benedetti vinieron a mi memoria.<\/p>\n

\u201c Sin prevenciones me doy vuelta y siguen aquellos dos a la izquierda del roble eternos y escondidos en la lluvia dici\u00e9ndose quien sabe que silencios\u2026cu\u00e1ndo la lluvia cae sobre el Bot\u00e1nico aqu\u00ed se quedan solo los fantasmas.\u201d<\/p>\n

Nunca pregunt\u00e9 a Morticio donde descansa exactamente el belicoso Chaj\u00e1 de Su\u00e1rez. Es probable que,\u00a0salvando el muro, se encuentre pr\u00f3ximo al roble del poeta.<\/p>\n

De lo que estoy seguro es que no debo buscarlo a la izquierda.<\/p>\n

Del libro \u00abA la derecha del Roble\u00bb.\u00a0<\/em> Elbio Firpo 2008<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Desde su estilo cl\u00e1sico ingl\u00e9s, en un entorno de jardines con variedad de especies vegetales, la residencia presidencial de Su\u00e1rez tiene un encanto que no solo proviene del atractivo visual sino tambi\u00e9n del hist\u00f3rico. Ubicada en el mismo Prado, casi dentro del Jard\u00edn Bot\u00e1nico, del que la separan solamente sus paredes, todo en ella nos […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":1829,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[10,20],"tags":[],"class_list":{"0":"post-1832","1":"post","2":"type-post","3":"status-publish","4":"format-standard","5":"has-post-thumbnail","7":"category-cuentos-cortos","8":"category-cuentos-de-elbio-firpo","9":"czr-hentry"},"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/1832","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=1832"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/1832\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/1829"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=1832"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=1832"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=1832"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}