{"id":1844,"date":"2020-08-02T13:13:40","date_gmt":"2020-08-02T13:13:40","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=1844"},"modified":"2020-08-02T13:13:40","modified_gmt":"2020-08-02T13:13:40","slug":"el-zapato-elbio-firpo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/el-zapato-elbio-firpo\/","title":{"rendered":"El zapato – Elbio Firpo"},"content":{"rendered":"
\u201cAnoche so\u00f1\u00e9 que hab\u00eda vuelto a Manderley. En mi\u00a0<\/em>sue\u00f1o me encontraba ante la verja del parque\u2026<\/em><\/p>\n \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 \u201cRebeca\u201d. Daphne du Maurier.<\/em><\/p>\n L<\/span>os acontecimientos se precipitaban. En el Palacio Est\u00e9vez\u00a0 un movimiento incesante y nervioso de funcionarios llevando y trayendo expedientes, subiendo y bajando escaleras, alteraba la atm\u00f3sfera disciplinada y calma a la que est\u00e1bamos\u00a0 habituados. En esas circunstancias, relevo presidencial por medio, me desped\u00ed anticipadamente de mi licencia. El Edec\u00e1n Naval y yo, sentados a nuestros respectivos escritorios, poco ten\u00edamos para hacer. Por el contrario, el Edec\u00e1n Militar, encerrado en el despacho del Jefe de la Casa Militar, sal\u00eda ocasionalmente para consultas con los secretarios y asesores civiles, para volver a entrar y permanecer largo rato\u00a0 en compa\u00f1\u00eda del \u201cMast\u00edn\u201d. Por eso me sorprendi\u00f3 su entrada intempestiva, sudoroso y rojizo, y m\u00e1s a\u00fan al preguntarme a boca de jarro- Y\u2026hermano\u2026te vas a ir con licencia \u00bf? Inicialmente lo tom\u00e9 como una broma. Mir\u00e9 al marino. Su rostro p\u00e9treo y confiable, apenas hizo un gesto de asentimiento. Y \u00e9l no hac\u00eda bromas. Pretext\u00e9, falsamente, que no pod\u00eda dejarlos solos precisamente ahora que todo parec\u00eda acelerarse.<\/p>\n -Andate hermano-repiti\u00f3-para que vamos a estar los tres?…and\u00e1te tranquilo<\/p>\n Otra vez mir\u00e9 al marino. Otra vez volvi\u00f3 a asentir. No lo dud\u00e9 m\u00e1s. Ma\u00f1ana saldr\u00eda con mi \u00faltima licencia como edec\u00e1n.. No pod\u00eda creerlo. Diez d\u00edas completos lejos del protocolo y del \u201cMast\u00edn\u201d.<\/p>\n La sensaci\u00f3n de \u201cabandonen el barco\u201d se ven\u00eda percibiendo desde hac\u00eda varias semanas. La reuni\u00f3n anual de fin de a\u00f1o en los jardines de Suarez\u00a0 hab\u00eda sido marcadamente triste, calificaci\u00f3n totalmente cuestionable porque la alegr\u00eda nunca pudo aplicarse a esos eventos. Pero hab\u00eda poca gente. Alrededor de la piscina y sobre el pasto recortado, algunos ministros y generales del Ej\u00e9rcito con sus se\u00f1oras. No muchos, solo los que , cuando la popa del \u201cTitanic\u201d se deslizara hacia el fondo, permanecer\u00edan a bordo. Not\u00e9 la ausencia del Secretario Privado, joven abogado de acentuada calvicie y andar cansino. Me vino a la mente el padre de Superman lanz\u00e1ndolo al espacio antes que Kript\u00f3n estallase, seguro y arropado en una c\u00e1psula. Florecer\u00eda en otro planeta entre hombres confiados a los que no contar\u00eda su odisea espacial.<\/p>\n Como Secretario Privado del Presidente hab\u00eda despertado los celos del Edec\u00e1n Militar que se sent\u00eda infantilmente desplazado en el afecto del Primer Mandatario. Pero esa noche, con la ausencia definitiva del abogado recuperaba los espacios perdidos. El acompa\u00f1ar\u00eda al \u201cHombre\u201d hasta el final, como lo hab\u00eda hecho siempre desde Teniente Segundo a Teniente Coronel. Yo evit\u00e9 interrumpir su verborragia exultante con alusiones cinematogr\u00e1ficas que nadie entender\u00eda, m\u00e1xime cuando el \u201cMast\u00edn\u201d, ligeramente entonado, se acerc\u00f3 al grupo de edecanes. Mencionar El\u201d hundimiento de la Casa de Usher\u201d o\u201d Los condenados de Altona,\u201d era un riesgo que mi experiencia me aconsejaba no correr.<\/p>\n Por eso, cuando aquella tarde insisti\u00f3 para que me tomara licencia, atribu\u00ed su persistencia a la determinaci\u00f3n, casi sublime, de estar junto al \u201cViejo\u201d hasta la \u00faltima jornada. Y sintiendo crecer mi consideraci\u00f3n a mi sacrificado camarada, part\u00ed hacia el Este.<\/p>\n En los diez d\u00edas que permanec\u00ed lejos de mi despacho nunca fui molestado ni por el tel\u00e9fono de presidencia ni por alguna de las dos radios que nos manten\u00edan en permanente enlace con Casa de Gobierno. En alg\u00fan momento cuestion\u00e9 mi actitud poco solidaria con mis camaradas y una sombra de arrepentimiento oscureci\u00f3 mi \u00e1nimo. Regres\u00e9 dispuesto a colaborar con ellos en este \u00faltimo tramo y hacerme merecedor de su reconocimiento.<\/p>\n Mientras sub\u00eda las escaleras rumbo a mi oficina advert\u00ed que la actividad febril previa a mi partida, hab\u00eda cesado. Hab\u00eda un mesurado movimiento de funcionarios y algunas caras nuevas. El Edec\u00e1n Militar me recibi\u00f3 con el abrazo fuerte y viril con que la Fuerza de tierra exterioriza sus afectos. Para mi gusto algo teatral. Sonoros golpes en la espalda, separaci\u00f3n brusca y una mirada directa a los ojos. Para que no queden dudas, un saludo de hombres. El marino extendi\u00f3 su mano l\u00e1nguida y desde la altura de sus poderosos pectorales, me obsequi\u00f3 una media sonrisa. Ambos estaban de \u201ccomuni\u00f3n\u201d, es decir con uniformes de paseo, como prontos a salir. No tard\u00e9 en percibir en el ambiente que algo se cocinaba. Percibirlo y descubrir que el cocinado era yo, fue todo uno.<\/p>\n -Bueno negrito\u2026nosotros nos vamos\u2026\u00f3rdenes de arriba\u2026y ya tenemos que presentarnos en los nuevos destinos\u2026as\u00ed que mucha suerte-y agreg\u00f3 con cara de circunstancia- vas a tener el honor de ser el \u00faltimo edec\u00e1n del Proceso y el primero de la Democracia. Casi sin darme tiempo a reponerme y aplicando a cabalidad los Principios de la Guerra de la Sorpresa y de la Explotaci\u00f3n del \u00c9xito, se alejaron rumbosos.<\/p>\n Tras las puertas cerradas del despacho del Jefe de la Casa Militar solo silencio. Pero el \u201cMast\u00edn\u201destaba all\u00ed mascullando vaya a saber que cosas.<\/p>\n Sin embargo, los d\u00edas previos al relevo presidencial transcurrieron apaciblemente. El Jefe de la Casa Militar, una secretaria, uno o dos asesores civiles y el edec\u00e1n aeron\u00e1utico pas\u00e1bamos las horas desacostumbrados al silencio, roto ocasionalmente por una llamada telef\u00f3nica.<\/p>\n Del otro lado de nuestra oficinas, separados por una invisible pared que divid\u00eda virtualmente el primer piso del Palacio Estevez, los futuros edecanes. Se mov\u00edan en un silencio eficiente y hablaban en voz baja. No traspasaban el cord\u00f3n sanitario t\u00e1citamente impuesto y , aunque no usaban tapabocas, evitaban todo tipo de contacto, a\u00fan el visual. Uno de ellos fumaba en pipa. El agradable aroma del tabaco ingl\u00e9s se esparc\u00eda en todo el ambiente ignorando demarcaciones fronterizas. Siendo yo mismo un viejo fumador de pipa, me preguntaba cuantos d\u00edas hac\u00eda que se hab\u00eda iniciado en el h\u00e1bito. Fumar una pipa supone- principio b\u00e1sico del placentero vicio-fumar una pipa, es decir, no hacer otra cosa. Sentir la cazoleta tibia en la palma de la mano, dejar volar la mente junto con el humo perfumado que sube hacia la luz de la \u00fanica l\u00e1mpara encendida. Por las veces que acercaba el encendedor a la cazoleta, por la forma que mord\u00eda la delicada boquilla entre sus molares, en tanto se paseaba hojeando gruesos carpetones, deduje que no muchos. A veces, en el tedio de las tardes, vi\u00e9ndolos moverse tan eficientemente silenciosos, me imaginaba que no eran uruguayos. La Academia Naval de An\u00e1polis, Shandhurst, Colorado Spring, quiz\u00e1s. Y mi esp\u00edritu se hund\u00eda en un profundo complejo tercermundista. Pero acaso-me preguntaba en otras-esos mismos molares que tan afectadamente dejaban su huella en la fina baquelita de la pipa, no hab\u00edan masticado con placer la misma \u201ctumba\u201d, basta y suculenta, que constitu\u00eda el plato principal de nuestra alimentaci\u00f3n castrense?<\/p>\n El d\u00eda del relevo presidencial hizo mucho calor. A las cuatro de la tarde el Mercedes Benz ingres\u00f3 a la Plaza Independencia trasladando por \u00faltima vez al Presidente y al \u00faltimo edec\u00e1n del Proceso. Se percib\u00eda cierta displicencia policial impensable meses atr\u00e1s. Alg\u00fan golpe de palmas abiertas sobre nuestro veh\u00edculo r\u00e1pidamente reprimido. Se escuchaban c\u00e1nticos entre los grupos de curiosos que comenzaban a llegar a la plaza. Entramos al Palacio Est\u00e9vez para una larga y agobiante tarde. A medida que llegaban los invitados se les acompa\u00f1aba al Sal\u00f3n Rojo donde tendr\u00eda lugar la ceremonia. La prensa esperaba . No se les hab\u00eda autorizado a ingresar al recinto. Mis \u00f3rdenes eran presentarme al nuevo Presidente una vez que hubiera asumido. A las siete de\u00a0 la tarde la banda presidencial cambio de due\u00f1o. Ansiosos por aire fresco autoridades e invitados abandonaron r\u00e1pidamente la sofocante atm\u00f3sfera.. El Mandatario permanec\u00eda en su despacho con dos generales dimitentes. Finalmente a las ocho de la noche, al retirarse, pude presentarme.<\/p>\n -Mucho gusto\u2026Comandante?…me acompa\u00f1a?<\/p>\n Y mientras baj\u00e1bamos las escaleras agreg\u00f3.:<\/p>\n -Hay mucho para hacer ,Comandante, \u00a0y apenas tenemos dos semanas..<\/p>\n Y ciertamente lo dec\u00eda en serio.<\/p>\n Cuando nadie ignoraba que su designaci\u00f3n era una mera formalidad para que la historia no registrase un apret\u00f3n de manos , por lo menos inconveniente, y no otra cosa, su ingenuidad me dejaba perplejo.<\/p>\n O hab\u00eda algo m\u00e1s detr\u00e1s del hombre afable y culto que pos\u00f3 orgulloso para la foto oficial de su gobierno de diez y siete d\u00edas?<\/p>\n Su primer discurso ante el pleno del Consejo de Estado dur\u00f3 mucho tiempo. Yo esperaba afuera recorriendo el Sal\u00f3n de los Pasos Perdidos, deteni\u00e9ndome en tal o cual detalle con la minuciosidad que me permit\u00eda la larga espera. Estaba solo en el gran sal\u00f3n. Por momentos me parec\u00eda o\u00edr\u00a0 el lejano eco de su voz acallado por columnas y m\u00e1rmoles. Algunos breves aplausos. Despu\u00e9s otra vez el silencio. La extensa oratoria parec\u00eda confirmar la primera impresi\u00f3n que tuve cuando asumi\u00f3, el cr\u00e9dulo mesianismo en su misi\u00f3n como Presidente Provisional. Aplausos fuertes y prolongados. Por fin se abrieron las puertas y un auditorio aliviado se dispers\u00f3 hacia la salida. Apareci\u00f3 rodeado de un peque\u00f1o grupo de familiares, se\u00f1ora, hijos, nietos, seg\u00fan recuerdo.<\/p>\n Al verme sonri\u00f3 ampliamente y me dijo:<\/p>\n -Que le parece la multitud que vino a aplaudirme?-en obvia y humor\u00edstica referencia a su familia. Y otra vez-extra\u00f1amente conmovido-modifiqu\u00e9 mis convicciones recientes.-Mes\u00edas no -rectifiqu\u00e9-simplemente un hombre bueno.<\/p>\n Siguieron d\u00edas pl\u00e1cidos y amables. Mi Jefe contabilizaba los decretos aprobados y compart\u00eda conmigo su entusiasmo Pero la verdad era que est\u00e1bamos solos. El actuaba su papel en el escenario con la sala vac\u00eda. Yo lo acompa\u00f1aba en la comedia, preludio de la gran \u00f3pera a estrenarse el 1\u00b0 de Marzo.<\/p>\n Mientras tanto se hab\u00eda dispuesto el acondicionamiento de la casona de Suarez y Reyes que ocupar\u00eda el Presidente electo. Deb\u00eda encontrarme all\u00ed con el Arquitecto que se encargar\u00eda de las obras y los nuevos edecanes, a las cuatro de la tarde. Me tom\u00e9 mi tiempo. Sab\u00eda que esa ser\u00eda mi \u00faltima visita a la casa. Poco antes de las tres de la tarde un guardia me abri\u00f3 la puerta de rejas y estacion\u00e9 bajo los altos cipreses que cubr\u00edan el muro. El trinar de los p\u00e1jaros acentuaba el silencio del parque. No estaban los agresivos chaj\u00e1s\u00a0 y los ladridos del collie familiar se hab\u00edan ido con su due\u00f1o. Descubr\u00ed los patos acurrucados junto a una de las fuentes. La misma ninfa de yeso mir\u00e1ndose en el agua musgosa. Camin\u00e9 hacia la casa. Cuando cerr\u00e9 la puerta de cedro tras de mi el silencio fue absoluto. El sol entraba por las ventanas sin cortinas. Y estaba la escalera alfombrada de azul abri\u00e9ndose en dos brazos hacia la relativa penumbra del primer piso. Sub\u00ed lentamente a los aposentos privados donde nunca hab\u00eda estado. Recorr\u00ed las habitaciones. La sala de estar. La cocina. Un olor fr\u00edo a lejanas cocciones. El dormitorio. La \u00fanica puerta cerrada. Dud\u00e9 un instante detenido por un pudor inexplicable. Baj\u00e9 el picaporte de bronce y abr\u00ed la puerta. El sol entraba a raudales. Me turb\u00f3 un perfume \u00edntimo y desconocido. En medio del piso todav\u00eda lustrado, el zapato. Un dorado zapato de mujer reflejaba los rayos que lo iluminaban. El alto y modelado tac\u00f3n, la larga puntera. Olvido o prop\u00f3sito de su due\u00f1a? Una pieza arqueol\u00f3gica reciente. Todo estaba all\u00ed, en la vencida y sugerente belleza del objeto. Como un tel\u00f3n una nube cubri\u00f3 por un instante el silencioso cielo. Y abandon\u00e9 el dormitorio cuando la penumbra lo cubr\u00eda. En la soledad de la casa los escuche llegar. Los preced\u00eda el aroma del tabaco ingl\u00e9s. Y me dispuse a recibirlos bajando por \u00faltima vez la escalera cubierta por una espesa alfombra color \u00a0azul bolita.<\/p>\n <\/p>\n FIN<\/p>\n Elbio Firpo. Diciembre 21 del 2007<\/p>\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" \u201cAnoche so\u00f1\u00e9 que hab\u00eda vuelto a Manderley. 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