{"id":1847,"date":"2020-08-02T13:17:12","date_gmt":"2020-08-02T13:17:12","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=1847"},"modified":"2020-08-02T13:17:12","modified_gmt":"2020-08-02T13:17:12","slug":"el-discurso-elbio-firpo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/el-discurso-elbio-firpo\/","title":{"rendered":"El discurso – Elbio Firpo"},"content":{"rendered":"
U<\/span>na tarde apacible en el despacho de edecanes. Son\u00f3 el timbre del tel\u00e9fono.<\/p>\n -Quien?…quien habla?…flaco\u2026no te hab\u00eda reconocido\u2026tanto tiempo\u2026bien \u2026todo bien\u2026cuando el diez de agosto\u2026te nombraron a vos\u2026que viajecito de arena gruesa\u2026como?…no flaco , no, lo siento mucho pero no\u2026si te ayudo en lo que quieras\u2026pero hacer el discurso entero\u2026no es que sea malo flaco, entend\u00e9\u2026me rompe ponerme a escribir\u2026y no hay tanto tiempo\u2026si\u2026si\u2026si\u2026est\u00e1 todo bien\u2026bueno, como quieras\u2026llamame si\u2026lo pienso\u2026pero desde ya te digo\u2026no entiendo\u2026Ah\u2026.Ah. \u2026 que le dir\u00edas al Comandante que yo te ayud\u00e9?…pero flaco\u2026<\/p>\n El flaco Lasarte es un tipo simp\u00e1tico, sumamente agradable y entrador, estaba en todo y no estaba en nada, era , de alguna manera , la materia pensante de su promoci\u00f3n, un a\u00f1o anterior a la m\u00eda. Quienes lo conocen podr\u00e1n dar fe de su absoluta capacidad para fumar abajo del agua y a\u00fan, , si se exig\u00eda, de hacer un asado en las mismas condiciones.<\/p>\n Hab\u00eda sido designado para pronunciar el discurso el D\u00eda de los M\u00e1rtires de la Aviaci\u00f3n, circunstancia que los coroneles esperaban con cierta inquietud ante la posibilidad de ser elegidos. Esta vez hab\u00eda sido Lasarte. No me cabe la menor duda que, de hab\u00e9rselo propuesto, hubiera escrito un discurso aceptable ,acorde a los lugares y citas comunes esperables en tan significativa fecha. Pero Lasarte quer\u00eda algo m\u00e1s. Algo que el pensaba que yo pod\u00eda aportar a su presentaci\u00f3n ante el Presidente de la Rep\u00fablica\u00a0 y todos los Comandantes en Jefe. Por eso su insistencia telef\u00f3nica que se repiti\u00f3 al otro d\u00eda donde, con voz lastimera apel\u00f3 nuevamente a la amistad que nos ten\u00edamos y a los v\u00ednculos que relacionaban a nuestras esposas e hijos. Utiliz\u00f3 siempre en diminutivo el apodo por el que me reconoc\u00edan en la Fuerza A\u00e9rea\u2026por eso \u201cito\u201d\u2026si te animaras \u201cito\u201d\u2026te estar\u00eda siempre reconocido \u201cito\u201d\u2026 Por supuesto que las t\u00e1cticas utilizadas por Lasarte no eran nuevas, pero la verdad era que en el fondo yo quer\u00eda hacer el discurso. Y Lasarte lo sab\u00eda. A pesar de no compartir el sentido peyorativo del refr\u00e1n \u201cEn el pa\u00eds\u00a0 de ciegos el tuerto es rey\u201d, algo de verdad ten\u00eda el aforismo. Mi temprana afici\u00f3n por las letras se mantuvo incluso dentro de la Instituci\u00f3n y cada vez que pod\u00eda hacerlo ofrec\u00eda mis art\u00edculos a toda nueva publicaci\u00f3n profesional con suerte dispar. Boletines, pasquines, revistas, todo era buena para mis ansias literarias y mi b\u00fasqueda de la trascendencia.<\/p>\n No era la primera vez que requer\u00edan mis servicios, si se me permite utilizar el t\u00e9rmino poco feliz. Otros eventos , como retiros por edad o por fechas patrias, hac\u00edan que los elegidos para la gloria me solicitaran apoyo. En honor a la verdad debo decir que m\u00e1s all\u00e1 de las gracias ninguno de los oradores con muletas fue capaz de acercarme una botellita de whisky o un par de habanos a los que soy tan afecto. Pero eso nunca me import\u00f3. Una vez me sent\u00ed realmente molesto. Terminado de leer sus discurso, es decir el m\u00edo, con motivo de su pase a retiro, el disertante de turno , exultante por las felicitaciones recibidas vino hacia mi y me dio un fuerte abrazo. Acto seguido me dijo que la Revista de la Fuerza A\u00e9rea le ped\u00eda el discurso para ser publicado y si yo ten\u00eda alg\u00fan inconveniente en que lo hiciera. El hombre era Coronel y yo Mayor, hab\u00eda sido mi superior siempre, ahora, a la hora de su retiro, feliz como un ni\u00f1o con un juguete que no era suyo me ped\u00eda que se lo regalara. Lo mir\u00e9 fijamente y le dije-Con mucho gusto, mi Coronel, siempre y cuando en la publicaci\u00f3n figure mi nombre. Su rostro se transfigur\u00f3 pasando de la m\u00e1s absoluta felicidad a la m\u00e1s incre\u00edble decepci\u00f3n. Se dio media vuelta y se fue sin decir palabra. Una vez lo encontr\u00e9 en 18 de Julio, me salud\u00f3 esa vez muy afectuosamente. Despu\u00e9s me quiso vender un seguro.<\/p>\n El compromiso de Lasarte de comunicarle al Comandante en Jefe de que yo lo ayudar\u00eda en la redacci\u00f3n de su trabajo me decidi\u00f3 a aceptar el compromiso. Por supuesto que sab\u00eda que eso jam\u00e1s ocurrir\u00eda pero, de alguna manera , conformaba transitoriamente mi esp\u00edritu hasta que ocurriera la segura decepci\u00f3n de escuchar mis palabras en boca de otro y otro recibiera los halagos sin decir esta boca es m\u00eda. Me puse a trabajar de inmediato . \u00a0Lasarte me llamaba todos los d\u00edas urgi\u00e9ndome\u00a0 con el discurso. Opt\u00e9 por decirle de malas maneras de que me dejara terminarlo en paz o que lo hiciera el. No volvi\u00f3 a molestar. Lo m\u00e1s pat\u00e9tico del asunto era mi propia estupidez. Estaba comprometido con el discurso como si yo lo fuera a pronunciar. Pul\u00eda la redacci\u00f3n\u00a0 relacionando las palabras dentro de la oraci\u00f3n y a su vez las oraciones en el orden general del discurso. Lo le\u00eda a medida que lo escrib\u00eda. Acentuaba las frases anotando lo que Lasarte deber\u00eda destacar con el tono de su voz. Quitaba adjetivos f\u00fanebres. Evitaba toda alusi\u00f3n directa a la muerte y me emocionaba con mi propia emoci\u00f3n al escribirlo.<\/p>\n Finalmente qued\u00f3 pronto. Lasarte vino apenas le avis\u00e9 que pod\u00eda venir a buscarlo. Lo recib\u00ed fuera del despacho de los edecanes y se lo entregu\u00e9. Hab\u00eda subrayado en colores las alternancias que deber\u00eda darle a su voz y en particular el cierre del discurso. Me prest\u00f3 poca atenci\u00f3n, me abraz\u00f3 me dio las gracias y se fue loco de contento. No tard\u00f3 en llamarme. Ten\u00eda dificultades con algunas palabras que no conoc\u00eda. Me pregunt\u00e9 si no tendr\u00eda un diccionario cerca. No me cuestion\u00e9 su manifiesta mezquindad. Por el contrario, r\u00e1pidamente le trasmit\u00ed la definici\u00f3n de la palabra y el sentido con que la hab\u00eda escrito: Hado, fatalidad, suerte, destino, encadenamiento fatal de los sucesos.<\/p>\n El 10 de Agosto amaneci\u00f3 cubierto y con lloviznas intermitentes. La ceremonia deb\u00eda iniciarse a las once de la ma\u00f1ana. La caravana presidencial se puso en marcha unos minutos antes, est\u00e1bamos cerca, el Pante\u00f3n de la Fuerza A\u00e9rea est\u00e1 en el cementerio del Norte. En el Mercedes gris acerado el Presidente , el Jefe de la Casa Militar y el Edec\u00e1n Aeron\u00e1utico, es decir, yo, sentado en el asiento delantero junto al conductor.<\/p>\n La ceremonia del d\u00eda de los M\u00e1rtires de la Aviaci\u00f3n es muy especial. Al recogimiento natural que impone el cementerio se suma el silencio de todas las unidades de la Fuerza A\u00e9rea formadas alrededor del Pante\u00f3n. Puntualmente , a las once de la ma\u00f1ana comenz\u00f3 la ceremonia. Con estudiada lentitud Lasarte subi\u00f3 al estrado. Acomod\u00f3 a su altura el micr\u00f3fono y empez\u00f3 la lectura. Si no lo conociera hubiera podido pensar que la emoci\u00f3n , justamente contenida, era sincera. Pero en realidad segu\u00eda con absoluta justeza el gui\u00f3n previamente concertado. Casi pod\u00eda ver el rojo subrayado de las \u00faltimas l\u00edneas donde la inflexi\u00f3n de la voz deb\u00eda hacerse grave y sobre el cierre elevarse sin exageraci\u00f3n . De inmediato el toque de silencio.\u00a0 El cielo moment\u00e1neamente despejado, permiti\u00f3 el pasaje de una escuadrilla de jets. Pude\u00a0 ver a Lasarte con rostro adusto , como correspond\u00eda a la circunstancia, recibir las felicitaciones. En particular la de nuestro Comandante en Jefe, claramente impresionado por la pieza oratoria pronunciada. La decepci\u00f3n, aunque esperada, invadi\u00f3 mi \u00e1nimo. Lasarte jam\u00e1s hubiera reconocido ante el Comandante que el discurso no era suyo. Mi estupidez no ten\u00eda l\u00edmites. La breve ceremonia hab\u00eda terminado. Comenzaba a llover de nuevo. Como el Presidente ten\u00eda otro compromiso oficial en media hora decidi\u00f3 esperar en el auto en una calle lateral del propio cementerio. La lluvia hab\u00eda apresurado el retiro de la gente. Est\u00e1bamos solos. A prudente distancia la custodia policial. Los motociclistas se hab\u00edan puesto los amarillos impermeables y esperaban al lado de un gran mausoleo. Gruesas gotas comenzaron a caer sobre el Mercedes. Confortablemente instalado me dediqu\u00e9 a observar la lluvia cayendo sobre los negros m\u00e1rmoles de las sepulturas. De pronto el Presidente empez\u00f3 un di\u00e1logo con el Mast\u00edn. R\u00e1pidamente mi atenci\u00f3n se volvi\u00f3 puramente auditiva.<\/p>\n Tras cuernos palos, pens\u00e9 para mis adentros mientras me volv\u00eda a recriminar mi memez.<\/p>\n Mis amigos siempre han cuestionado mi sentido de la oportunidad. Frontalmente declaro que nunca lo tuve. En aquella oportunidad esa ausencia provoc\u00f3 el di\u00e1logo que reproduzco tal cual lo recuerdo. Acaso, entre otras cosas ,el hecho de no haber recibido nunca un reconocimiento por parte del primer mandatario me empuj\u00f3 al desatino.<\/p>\n No volvimos a hablar. Quince minutos despu\u00e9s el Mercedes abandonaba el desierto cementerio. Sobre las ofrendas solitarias segu\u00eda cayendo la lluvia.<\/p>\n Una semana despu\u00e9s la sorpresa fue grande cuando el Edec\u00e1n Militar me comunic\u00f3 que el Presidente quer\u00eda que le preparara el discurso que pronunciar\u00eda al entregar en custodia el sable de Artigas\u00a0 al Cuartel de Blandengues. Termin\u00f3 diciendo con su mejor cara de misterio que el asunto era confidencial y su gesto toc\u00e1ndose el cuello con su dedo pulgar\u00a0 a la altura de la car\u00f3tida izquierda fue m\u00e1s que elocuente. Eso significaba en buen romance que no podr\u00eda ir por ah\u00ed diciendo que el discurso era m\u00edo. Una vez terminado deb\u00eda entreg\u00e1rselo a el. Ten\u00eda dos d\u00edas de plazo.<\/p>\n El\u00a0 tema era apasionante. El sable del Pr\u00f3cer. Comenc\u00e9 estudiando a la audiencia. Hombres de a caballo. Eso significaba botas altas, cuero, lanzas, recio olor a caballerizas, gruesos bigotes, tabaco negro. Nada de giros po\u00e9ticos ni frases de dudosa comprensi\u00f3n. Firme y acerado como la punta de una lanza. Esa noche casi no dorm\u00ed. A media ma\u00f1ana del d\u00eda siguiente estaba terminado. Dediqu\u00e9 el resto del d\u00eda a\u00a0 corregir la sintaxis y posibles errores de puntuaci\u00f3n.\u00a0 Lo hice pasar a m\u00e1quina con la secretaria del Presidente de acuerdo a las directivas recibidas. A la tardecita se lo entregu\u00e9 al Edec\u00e1n Militar en sobre cerrado. Pude entender el dolor de esas madres solteras que empujadas por la desesperaci\u00f3n u obligadas por dolorosas circunstancias sociales entregan a sus hijos con la terrible certeza de que los pierden para siempre. No voy a negar que estaba orgulloso de mi obra. Tampoco dir\u00e9 que conten\u00eda mensajes subliminales para que la audiencia reflexionara sobre ellos. Hubiera sido una p\u00e9rdida de tiempo. El d\u00eda de la ceremonia hac\u00eda fr\u00edo pero el cielo estaba muy azul. El Cuartel de los Blandengues es una hermosa unidad con almenas que recuerdan castillos medievales. La unidad de gala se formaba en la gran Plaza de Armas. Soplaba una brisa suave que hac\u00eda ondear los pabellones en lento tremolar. Yo esperaba atento y emocionado. Ni se me hab\u00eda ocurrido subrayar los pasajes en que el disertante deb\u00eda hacer \u00e9nfasis como lo hiciera con Lasarte. Solo esperaba que lo leyera bien y que no se comiera las eses. El Presidente comenz\u00f3 con voz ligeramente altisonante la lectura. Desde el principio me cost\u00f3 reconocer mi propia creaci\u00f3n. A medida que avanzaba tom\u00e9 conciencia que sobre mi obra, apenas reconocida por algunas frases claramente personales, se hab\u00eda practicado lo que en cine se denomina desconstrucci\u00f3n, basado en la descomposici\u00f3n de los modos de significaci\u00f3n caracter\u00edsticos, una manera de hacer anticine. \u00a0El Presidente y sin duda sus m\u00e1s conspicuos asesores, hab\u00edan desconstruido mi trabajo y logrado algo muy parecido a la obra de Mary\u00a0 Shelley.\u00a0 Por lo menos la confidencialidad que se me hab\u00eda impuesto me evitaba salir en defensa del engendro. O mejor dicho de su destrucci\u00f3n.<\/p>\n Lasarte fiel a sus principios, no me pidi\u00f3 permiso para que el Bolet\u00edn Informativo de la Fuerza A\u00e9rea, publicara mi discurso. Por lo tanto la historia recoger\u00e1 el nombre de Ricardo Lasarte como autor de un discurso que no era suyo.<\/p>\n La modestia es una condici\u00f3n intr\u00ednseca a mi personalidad. Pasados tantos a\u00f1os no guardo rencor contra nadie, ni siquiera contra Lasarte. De todas formas, si alg\u00fan d\u00eda revisando libros y revista viejas en alguna librer\u00eda de Trist\u00e1n Narvaja\u00a0 descubren el viejo Bolet\u00edn y hojeando sus p\u00e1ginas encuentran el discurso. Recuerden que es m\u00edo y solamente m\u00edo, y que el tal Lasarte actuando con absoluta mala fe no solo se apropi\u00f3 de mi trabajo sino que lo public\u00f3 bajo su nombre sin mi autorizaci\u00f3n. Y , tan microbio como siempre, jam\u00e1s me env\u00edo, siquiera,\u00a0 una miserable botella de whisky.<\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n Elbio Firpo. Enero 24 del 2008.<\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Una tarde apacible en el despacho de edecanes. 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