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Los a\u00f1os le han dejado unas palabras en guaran\u00ed, que sabe usar cuando la ocasi\u00f3n lo requiere, pero que no podr\u00eda traducir sin alg\u00fan trabajo. Los otros soldados lo aceptan, pero algunos (no todos) sienten que algo ajeno hay en \u00e9l, como si fuera hereje o infiel o padeciera un mal. Este rechazo lo fastidia menos que el inter\u00e9s de los reclutas.<\/p>\n

No es bebedor, pero suele achisparse los s\u00e1bados. Tiene la costumbre del mate, que puebla de alg\u00fan modo la soledad. Las mujeres no lo quieren y \u00e9l no las busca. Tiene un hijo en Dolores. Hace a\u00f1os que no sabe nada de \u00e9l, a la manera de la gente sencilla que no se escribe. No es hombre de buena conversaci\u00f3n, pero suele contar, siempre con las mismas palabras, aquella larga marcha de tantas leguas desde Jun\u00edn hasta San Carlos.Quiz\u00e1 la cuenta con las mismas palabras, porque las sabe de memoria y ha olvidado los hechos.<\/p>\n

No tiene catre. Duerme sobre el recado y no sabe qu\u00e9 cosa es la pesadilla. Tiene la conciencia tranquila. Se ha limitado a cumplir \u00f3rdenes. Goza de la confianza de sus jefes. Es el degollador. Ha perdido la cuenta de las veces que ha visto el alba en el desierto. Ha perdido la cuenta de las gargantas, pero no olvidar\u00e1 la primera y los visajes que hizo el pampa.<\/p>\n

Nunca lo ascender\u00e1n. No debe llamar la atenci\u00f3n. En su provincia fue domador. Ya es incapaz de jinetear un bagual, pero le gustan los caballos y los entiende.<\/p>\n

Es amigo de un indio.<\/p>\n<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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