{"id":2281,"date":"2021-05-16T18:47:40","date_gmt":"2021-05-16T18:47:40","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=2281"},"modified":"2021-05-16T18:47:43","modified_gmt":"2021-05-16T18:47:43","slug":"divino-es-dios","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/divino-es-dios\/","title":{"rendered":"\u00a1Divino es Dios!"},"content":{"rendered":"
D<\/span>iscrepo con la concepci\u00f3n edulcorada, beat\u00edfica e imaginaria acerca de la infancia como la \u00e9poca m\u00e1s fel\u00edz de mi vida. Me refiero particularmente a los ancianos que estamos pr\u00f3ximos a los ochenta a\u00f1os.<\/p>\n He descubierto la inutilidad de mis esfuerzos para convencerlos de lo contrario, o por lo menos, de la aceptaci\u00f3n de alg\u00fan claroscuro en su ut\u00f3pica y brumosa concepci\u00f3n de nuestra prehistoria.<\/p>\n La frase del t\u00edtulo, divino es dios, especialmente escrita con min\u00fascula, corresponde a \u00cdtala, madre de mis amigos y casi vecinos de puerta, cuyo amor por el se\u00f1or, la llevaba a manifestar su fe en cu\u00e1nta oportunidad se diera, corrigiendo al infractor de turno que, como muestra de admiraci\u00f3n dijese, por ejemplo \u00a1 Pah Mario- que era su hijo- que divino monopat\u00edn te regalaron!<\/p>\n All\u00ed, siempre atenta, levantaba el dedo y se\u00f1alando al culpable nos recordaba \u00a1 Divino es dios!<\/p>\n La iglesia, el pecado y la culpa, el catecismo y la misa , estaban omnipresentes en nuestra vida y costumbres.<\/p>\n Afortunadamente mi padre no estaba entre los seguidores del crucificado pero poco pod\u00eda hacer en una familia compuesta entonces por sus padres , dos hermanas y tres hijos. Por lo cu\u00e1l todos recibimos, vestidos de comuni\u00f3n, el sagrado cuerpo que no tard\u00f3 en deshacerse entre nuestros jugos g\u00e1stricos, particularmente activos los domingos de ma\u00f1ana.<\/p>\n La curiosa iniciativa del padre Andr\u00e9s, nuestro p\u00e1rroco, de vender \u201c terrenitos en el cielo\u201d como forma de incrementar la menguada limosna de los fieles, colm\u00f3 la paciencia de mi padre al enterarse de que sus hermanas, todav\u00eda solteras y viviendo con nosotros, promov\u00edan la compra de un solarcito en el para\u00edso. Finalmente la loable intenci\u00f3n del padre Andr\u00e9s no recibi\u00f3 la bendici\u00f3n papal y el intento inmobiliario pas\u00f3 a ser una an\u00e9cdota.<\/p>\n Pero el caso de \u00cdtala, tan ligado a la religi\u00f3n, a la moral y las buenas costumbres, un ejemplo a seguir por sus vecinos m\u00e1s cercanos, me provocaban confusas y excitantes sensaciones.<\/p>\n Descubrir el secreto de \u00cdtala fue absolutamente casual. Mi tia Aida, la m\u00e1s joven, tendr\u00eda dieciocho a\u00f1os, y su amiga, Violeta, un poco mayor, se reun\u00edan todas las tardes en el murito del jard\u00edn de casa con un solo prop\u00f3sito, esperar a las cinco de la tarde que el esposo de<\/p>\n \u00cdtala, un hombre, serio y callado, pasara frente a ellas vistiendo su uniforme de guarda de tranv\u00eda y su correspondiente cartera donde guardar\u00eda boletos y recaudaciones. Su coche sal\u00eda a las cinco y media de la Estaci\u00f3n Reducto.<\/p>\n Yo observaba, distra\u00eddo y sin ser visto, desde otro \u00e1ngulo del interior del jard\u00edn.<\/p>\n Vi pasar al padre de mis amigos, escuch\u00e9 su respetuoso saludo a mi tia y Violeta, vi que cuchicheaban. A pesar de no ser mi intenci\u00f3n prest\u00e9 m\u00e1s atenci\u00f3n y observ\u00e9 el movimiento de ambas.<\/p>\n Y siguieron hablando excitadas por un largo rato de cosas que obraron sobre mi esp\u00edritu como una potente vacuna que soliviantara mis infantiles y pac\u00edficas hormonas.<\/p>\n No le echar\u00e9 la culpa al crucifijo algo exagerado que luc\u00eda habitualmente \u00cdtala. Mi rechazo religioso no llega a tanto. Pero imposible dejar de ver su oscilante vuelo sobre la tenue hendidura de su pecho. Quiz\u00e1s fuese ese contrasentido entre la inmaculada concepci\u00f3n religiosa a que nos obligaban y el oscuro secreto que acababa de descubrir, m\u00e1s parecido al pecado mortal que nos advert\u00edan los curas que al rostro de la virgen Mar\u00eda, pregunt\u00e1ndose, con incre\u00edble ingenuidad, qui\u00e9n le hab\u00eda puesto ese beb\u00e9 en sus brazos.<\/p>\n De alguna manera la p\u00e9rdida de la inocencia que compart\u00eda con mis amigos de la escuela y del barrio, se vi\u00f3 superada por aquella circunstancia y aunque segu\u00ed compartiendo los juegos infantiles, mis noches de ni\u00f1o ten\u00edan sue\u00f1os de adulto.<\/p>\n En tardes lluviosas sol\u00edamos reunirnos en su casa frente al tablero de El Monopolio. Mis compa\u00f1eritos de juego criticaban mi falta de atenci\u00f3n, la compra err\u00f3nea de propiedades, la reiterada ca\u00edda en la c\u00e1rcel, el desgano y el aburrimiento. Es que la casa, un modesto pero coqueto apartamento, irradiaba un aroma sugerente y adictivo, que aspiraba con placer profundo. Por primera vez en mi vida reconoc\u00eda a mi temprana edad, el delicado perfume de una mujer. Pocas veces tuve la suerte de estar al lado de la due\u00f1a de tal b\u00e1lsamo. \u00cdtala entraba y sal\u00eda a menudo a cambiarse de ropa. Apenas llegaba se desprend\u00eda de sus zapatos de taco alto con un gracioso y el\u00e1stico gesto. Algunas veces, intu\u00eda un cambio de medias cu\u00e1ndo, distra\u00edda, la puerta entreabierta del dormitorio y mi imaginaci\u00f3n, completaban la imagen. Y el \u00faltimo gesto, el m\u00e1s femenino. Inclinada sobre sus piernas tomaba con sus manos los tobillos y en dos largos movimientos y un imp\u00fadico aletear de polleras, borraba arrugas invisibles de sus sedosas medias negras. Despu\u00e9s abr\u00eda la puerta y se perd\u00eda hacia alguna parte.<\/p>\n No dir\u00e9 que llevaba mi secreto placer alegremente. Rodeado de santos y santurrones, sufr\u00eda, a\u00fan sin saber que cosa era, un profundo sentimiento de culpa. Como de algo mal hecho, pecaminoso y sucio. La contribuci\u00f3n para ello proven\u00eda de mis t\u00edas que alertaban a mi madre de una delgadez creciente y de ojeras profundas. En inferioridad de condiciones mi progenitora cedi\u00f3 para que el padre Florete- ese era su curioso nombre- reci\u00e9n llegado de Espa\u00f1a, me tomara confesi\u00f3n. El tal Florete, de escasos veinticinco a\u00f1os, era el biotipo del gallego de gruesa barba negra y piel muy blanca , al que mi t\u00eda Cata, impulsora de la idea, encontraba id\u00e9ntico a Gregory Peck en su \u00faltima pel\u00edcula Las llaves del Reino como el padre Francis Chisholm, misionero en China.<\/p>\n Pero era otro gallego m\u00e1s ni\u00f1o que yo, el que me provocaba en partes iguales, fastidio y envidia. Se llamaba Pablito Calvo y era por entonces el ni\u00f1o m\u00e1s famoso, internacionalmente hablando, del cine espa\u00f1ol. La fama la hab\u00eda adquirido como principal protagonista del film Marcelino, pan y vino, que narraba la historia de un h\u00faerfano recogido por monjes franciscanos y que obra el milagro de alimentar al Jesus crucificado con un trozo de pan. Imposible olvidar el momento f\u00edlmico en que el brazo del cristo se extiende para tomar el alimento. Multitudes llorosas y desconsoladas con el tal Marcelino que termina muriendo, de una forma totalmente indolora, acompa\u00f1ando al se\u00f1or en una felicidad eterna.<\/p>\n Los Posters de la \u00e9poca mostraban a un ni\u00f1o descalzo, con un viejo pantaloncito con un solo tirador, estirando su bracito con una rodaja de pan en su manita hacia un brazo, algo fantasmal, que se aproxima.<\/p>\n Todas quer\u00edan tener un hijo como Marcelino. Un hermano. Un sobrino. Mis tias sin duda. Yo miraba el poster y me preguntaba, no estoy descalzo, mi pantal\u00f3n no luce andrajoso y lo sostiene un tirador completo. \u00bfD\u00f3nde est\u00e1 la diferencia? Las manos surgieron como las m\u00e1s responsables. Las de Marcelino blancas e inmaculadas elevadas en una santa ofrenda. Las m\u00edas cuestionadas cada s\u00e1bado de tarde durante una hora por el padre Florete, interrogado hasta el hartazgo sobre mis malabares manuales y yo contestando, balero, trompo y bolita, padre, a veces remonto una cometa.<\/p>\n Hace unos a\u00f1os me encontr\u00e9 con el que creo el \u00faltimo sobreviviente y amigo de mi infancia.<\/p>\n Fue en nuestra empedrada calle donde nos reconocimos lentamente, como supongo hacen las viejas tortugas, entrecerrando los ojos y acercando caparazones.<\/p>\n En medio de nuestra arqueol\u00f3gica charla le pregunt\u00e9 por \u00cdtala. Muri\u00f3 hace a\u00f1os- me dijo con una media sonrisa de afectuoso recuerdo. Pobre \u00cdtala- continu\u00f3- \u00bfVos te acord\u00e1s cu\u00e1ndo la ven\u00eda a ver aquel pata de bolsa jovencito a las cinco de la tarde escondi\u00e9ndose entre los \u00e1rboles? Pobre-volvi\u00f3 a repetir- ellos cre\u00edan que nadie los ve\u00eda y todos estabamos detr\u00e1s de las ventanas con los visillos apenas corridos. La cuadra entera hac\u00eda lo mismo. Como nosotros eramos chicos no nos enter\u00e1bamos de nada.<\/p>\n Camin\u00e9 en un breve ascenso las tres cuadras largas donde hab\u00eda estacionado.<\/p>\n Desde esa peque\u00f1a altura mi calle desaparec\u00eda bajo la sombra de los frondosos pl\u00e1tanos.<\/p>\n El sol se ocultaba y la tarde se hab\u00eda puesto muy fria.<\/p>\n <\/p>\n Elbio Firpo<\/p>\n Mayo de 2021<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Discrepo con la concepci\u00f3n edulcorada, beat\u00edfica e imaginaria acerca de la infancia como la \u00e9poca m\u00e1s fel\u00edz de mi vida. Me refiero particularmente a los ancianos que estamos pr\u00f3ximos a los ochenta a\u00f1os. He descubierto la inutilidad de mis esfuerzos para convencerlos de lo contrario, o por lo menos, de la aceptaci\u00f3n de alg\u00fan claroscuro […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":2282,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[10,20],"tags":[],"class_list":{"0":"post-2281","1":"post","2":"type-post","3":"status-publish","4":"format-standard","5":"has-post-thumbnail","7":"category-cuentos-cortos","8":"category-cuentos-de-elbio-firpo","9":"czr-hentry"},"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/2281","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=2281"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/2281\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/2282"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=2281"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=2281"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=2281"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}\n
\n