{"id":2314,"date":"2021-06-01T11:50:54","date_gmt":"2021-06-01T11:50:54","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=2314"},"modified":"2021-06-01T11:51:01","modified_gmt":"2021-06-01T11:51:01","slug":"muy-cerca-de-la-muerte-una-situacion-riesgosa-que-nunca-se-registro","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/muy-cerca-de-la-muerte-una-situacion-riesgosa-que-nunca-se-registro\/","title":{"rendered":"Muy cerca de la muerte: una situaci\u00f3n riesgosa que nunca se registr\u00f3"},"content":{"rendered":"
Si nunca se habla de una cosa, es como si no hubiese sucedido. Oscar Wilde<\/em><\/p>\n E<\/span>stoy en pleno uso de mis facultades mentales y no es la primera vez que lo menciono; cuando me pongo a pensar en que momento ingres\u00e9 a la Fuerza A\u00e9rea los recuerdos me llevan tan atr\u00e1s en la vida, que me veo un ni\u00f1o.<\/p>\n Algunos hasta precisar\u00e1n la fecha de ingreso y dir\u00e1n: \u201cel 1 de junio de 1949\u201d, con total seguridad y hasta podr\u00e1n agregar la hora en que sucedi\u00f3, y con quienes o cuales personas se encontraban entonces. Es el caso de mi padre, por ejemplo, que donde lo lleves muy contra las cuerdas, o lo apures un poco, no solo te dir\u00e1 con lujo de detalles muchos hechos y hasta recitar\u00e1 el Himno de los Cadetes o la canci\u00f3n \u201cA nuestro F\u00edgaro\u201d, copla que por aquellos lejanos a\u00f1os le hicieran los cadetes a Zunzunegui, el peluquero de la EMAer, con el que tambi\u00e9n llegu\u00e9 a cortarme el pelo veinticinco a\u00f1os despu\u00e9s.<\/p>\n En realidad no lo puedo determinar muy bien, pero tendr\u00eda muy corta edad cuando comenc\u00e9 a andar por la Base 2 de Santa Bernardina, tal vez agarrado de la mano de mi padre, quien me llevaba siendo \u00e9l por entonces un joven Teniente que prestaba sus servicios all\u00ed. Tengo muchos recuerdos de la Base que por entonces, me parec\u00eda enormemente grande.<\/p>\n \u00bfAnduviste en avi\u00f3n? \u00bfVos sos el hijo del aviador? Eran preguntas recurrentes que siendo ni\u00f1o me hac\u00edan en el barrio y tambi\u00e9n mis compa\u00f1eros de la escuela primaria cuando se enteraban de que mi padre trabajaba en la Base. Me acuerdo claramente de esa \u00e9poca de mi ni\u00f1ez, del T-6, tambi\u00e9n el AT-11 y el C-47, este \u00faltimo con m\u00e1s frecuencia dado que era el transporte con el que los aviadores y sus familiares viajaban a la Capital y eran estos aviones tambi\u00e9n, los que los regresaban a San Pedro. Esos vuelos entre Carrasco y la Base 2, generalmente se hac\u00edan los d\u00edas viernes de ida y de regreso, los lunes. Era raro ver a estos aviones de gran porte en la planchada de la Base entre semana.<\/p>\n Pero sucedi\u00f3 una vez, que todos los integrantes de mi familia deb\u00edamos viajar a la ciudad de Melo, ciudad que dista apenas trescientos kil\u00f3metros desde San Pedro en el muy cercano y casi lim\u00edtrofe departamento de Cerro Largo, que por mitad de los a\u00f1os sesenta, no era viable hacerlo en forma directa, ya sea porque ese camino no exist\u00eda, o porque era hac\u00eda peligroso e intransitable por los veh\u00edculos, en ciertos tramos; el motivo del viaje era el de visitar a mi anciana abuela por su cumplea\u00f1os n\u00famero 80.<\/p>\n Ya lo hab\u00edamos hecho con anterioridad muchas veces. Nos traslad\u00e1bamos hasta Montevideo y luego tom\u00e1bamos el avi\u00f3n que nos llevar\u00eda a Melo; esto adem\u00e1s, tambi\u00e9n significaba una forma un poco m\u00e1s econ\u00f3mica de viajar ya que solo deb\u00edamos abonar el tramo San Pedro \u2013 Montevideo que hac\u00edamos en tren o en \u00f3mnibus, que si bien mi familia no era muy numerosa, totaliz\u00e1bamos cinco.<\/p>\n Esa vez tomamos el tren que nos dejar\u00eda en pleno centro de Montevideo, donde mi padre, que por aquella \u00e9poca resid\u00eda aqu\u00ed debido a que estaba haciendo un curso, aunque aviador, en la Escuela de Guerra Naval de nuestra Armada; \u00e9l nos estar\u00eda esperando en el and\u00e9n de la Estaci\u00f3n Central.<\/p>\n Salimos temprano en la ma\u00f1ana y como era previsible el viaje transcurri\u00f3 muy aburrido. Mis peque\u00f1os hermanos dormitaban pr\u00e1cticamente abrazados a nuestra madre y yo sentado frente a ellos, jugaba con unas cartas sobre la mesa que nos separaba. Recuerdo muy bien el tiempo que se pon\u00eda entre Durazno y Montevideo llegaba a las cuatro horas y media de viaje. Pod\u00edamos haber tomado un \u00f3mnibus de la ONDA y el tiempo se hubiera reducido en cerca de una hora, pero el costo casi se habr\u00eda duplicado. Para la \u00e9poca eran tres ni\u00f1os a dar de comer, tres ni\u00f1os a vestir, tres ni\u00f1os a educar, etc., etc.<\/p>\n En cuanto llegamos a la Estaci\u00f3n Central y bajamos del vag\u00f3n, inmediatamente mi madre y yo intent\u00e1bamos ver a mi padre entre la multitud que esperaba a los viajeros y los que descend\u00edan del tren reci\u00e9n llegado, que presurosos pasaban por nuestro lado en ambos sentidos, pero de mi padre, nada. Mi madre ocupada y preocupada por mis hermanos y yo cargando la \u00fanica y pesada maleta que llev\u00e1bamos, and\u00e1bamos lento por el centro del and\u00e9n cuando nos topamos con mi padre.<\/p>\n Hab\u00eda dejado el auto estacionado muy cerca de la salida de la estaci\u00f3n, as\u00ed que anduvimos solo unos pocos metros y en un santiam\u00e9n ya est\u00e1bamos andando por la gran ciudad, en medio de enormes y altos rascacielos, en que todo lo que ve\u00edamos nos llamaba la atenci\u00f3n, desde la gran cantidad de autom\u00f3viles que hab\u00eda en las calles, los viejos y raros \u00f3mnibus que formaban una larga fila, alternada por los modernos trolley-buses<\/em> con sus antenas rozando los cables el\u00e9ctricos que le proporcionaban la energ\u00eda para moverse y tambi\u00e9n estaban, las importantes y lujosas tiendas con sus enormes escaparates y carteles.<\/p>\n Esa noche nos quedar\u00edamos todos en casa de una t\u00eda de mi madre en Punta Carretas, lugar en el que siempre nos hosped\u00e1bamos cuando ven\u00edamos a Montevideo. Particularmente yo, por haber venido varias veces a esta casa, ya ten\u00eda varios amigos en el barrio, a los que no dud\u00e9 en buscar inmediatamente de haber llegado. Calcul\u00e9 que en plenas vacaciones de verano deber\u00edan de estar por ah\u00ed; para mi sorpresa los encontr\u00e9 jugando un picadito en Riachuelo, una calleja de una sola cuadra, pr\u00e1cticamente intransitada entre Parva Domus y Tabar\u00e9.<\/p>\n En cuanto me vieron me invitaron a jugar con ellos, ofreci\u00e9ndome el puesto de arquero de uno de los bandos, \u201chonor\u201d que se otorgaba al \u00faltimo en llegar y que lo hac\u00eda con pretensiones de disfrutar del juego.<\/p>\n Ese iba ser mi \u201cd\u00eda de calle\u201d y lo aprovechar\u00eda hasta tarde en la noche. Solo me ausent\u00e9 de la barra, durante el almuerzo y m\u00e1s tarde, para ir a merendar; la pr\u00f3xima vez que fui a la casa, ya entrada la noche, fue a cenar y no regres\u00e9. Al otro d\u00eda saldr\u00edamos muy temprano para el aeropuerto. Ello significaba que no volver\u00eda a ver a mis amigos de Parva Domus, hasta las siguientes vacaciones.<\/p>\n La ma\u00f1ana se hab\u00eda presentado m\u00e1s bien fresca y mientras mis padres arreglaban a mis hermanos y preparaban la partida, aprovech\u00e9 para salir hasta la vereda con la ilusi\u00f3n de poder ver a alguno de los chicos.<\/p>\n La suave brisa que proven\u00eda del mar, tra\u00eda el caracter\u00edstico olor a salitre y lejano, casi imperceptible, se escuchaba el ruido de las olas chocando las rocas de la costa. Riachuelo estaba desierta; en la cuesta de Parva Domus, antes de llegar a la calle Ariosto, un repartidor empujaba trabajosamente el carro de una panader\u00eda de la zona. Salvo el vendedor, las calles estaban desiertas.<\/p>\n Las venidas a Montevideo eran siempre una aventura. \u00a1El solo hecho de salir de los l\u00edmites de San Pedro lo era! Esta vez, la aventura se ve\u00eda acrecentada pues ahora est\u00e1bamos rumbo al aeropuerto a tomar el avi\u00f3n que nos llevar\u00eda a Melo, la capital arachana.<\/p>\n Llegamos a la Base 1 pr\u00e1cticamente cuando el avi\u00f3n pon\u00eda en marcha sus motores, mi madre y mis hermanos se treparon a la peque\u00f1a escalerilla met\u00e1lica, que siendo ayudados por el mec\u00e1nico, lograron subir r\u00e1pidamente, yo ven\u00eda un poco m\u00e1s atr\u00e1s, alcanc\u00e9 la maleta, sub\u00ed y me dirig\u00ed por el estrecho corredor central hasta donde se hab\u00eda ubicado mi madre con mis hermanos; a mis espaldas sent\u00ed el fuerte golpe met\u00e1lico de la portezuela al cerrarse. A esa altura los motores ya estaban rugiendo al m\u00e1ximo, mientras el avi\u00f3n comenzaba a moverse. La percepci\u00f3n que ten\u00edamos los pasajeros dentro de la cabina era que el avi\u00f3n hac\u00eda notorios semic\u00edrculos. Primero hacia un lado, luego hacia el otro, y volv\u00eda a efectuar giros que parec\u00edan sin ton ni son.<\/p>\n Los pilotos solo hac\u00edan las maniobras necesarias para llevar la aeronave a posicionarse en la cabecera de pista, desde la que emprender\u00eda la carrera de decolaje.<\/p>\n Los pasajeros ya estaban ubicados en los fr\u00edos asientos met\u00e1licos a ambos lados del pasillo del avi\u00f3n que se extend\u00eda desde la cola, hasta la portezuela que separaba la cabina de pilotos. Este espacio se utilizaba para acomodar la carga, as\u00ed como las maletas de los viajeros, cosa que ya se hab\u00eda realizado y estaba todo muy bien acomodado y asegurado.<\/p>\n El mec\u00e1nico, que tambi\u00e9n oficiaba como \u201cauxiliar de vuelo\u201d, iba de un lado a otro y de uno en uno, revisando que los pasajeros se hubieran colocado y ajustado el cintur\u00f3n de seguridad. Varias familias con chicos viajaban en esa oportunidad. En nuestro caso, yo lo sab\u00eda, llegar\u00edamos hasta Melo. Luego el itinerario marcado har\u00eda que el avi\u00f3n siguiera para las ciudades de Rivera y Artigas, adonde dejar\u00eda pasajeros y recoger\u00eda a otros para regresar a Montevideo.<\/p>\n El avi\u00f3n detuvo el carreteo y ahora eran sus potentes motores funcionando al m\u00e1ximo de revoluciones, como un tropel de caballos desbocados, hac\u00eda que todo en su interior vibrara en forma desacompasada, aumentando el ensordecedor ruido que ya se ven\u00eda soportando. El nerviosismo en las caras serias, principalmente de algunas mujeres, se hac\u00eda notorio y m\u00e1s a\u00fan en las de los ni\u00f1os peque\u00f1os, que con sus cuerpecitos atados al asiento se estiraban, en un intento casi infructuoso, de estar m\u00e1s pegados a sus madres.<\/p>\n Al fin el ruido ces\u00f3 y todo pareci\u00f3 quedar en silencio. Nadie hablaba y nadie se mov\u00eda. El avi\u00f3n dio un envite y casi enseguida fren\u00f3, quedando est\u00e1tico. Las cabezas de los pasajeros giraron solo para encontrar una mirada que les dijera que todo estaba bien. En aquel silencio ficticio el avi\u00f3n comenz\u00f3 una carrera loca; pronto cesaron todos los ruidos y el silencio fue m\u00e1s silencio a\u00fan. Ya estaba en el aire y mientras trepaba por encima de las nubes matinales, con una leve inclinaci\u00f3n de sus alas pon\u00eda proa hacia el nordeste, rayos de color anaranjado que se colaban por las peque\u00f1as ventanillas inundaron la cabina y los o\u00eddos de los pasajeros comenzaron a sentir nuevamente.<\/p>\n El cielo despejado, un vuelo de lo m\u00e1s pl\u00e1cido, el runr\u00fan de los motores y el tiempo que a\u00fan quedaba por delante, y la dificultad para llevar adelante un di\u00e1logo, inclusive con su vecino de asiento, hizo que la mayor\u00eda de los pasajeros se adormilara o la menos entrecerraran sus ojos. Unas se\u00f1oras, sentadas una frente a la otra, desafiaron el molesto ruido y hablaban casi gritando en un idioma que no era ni castellano, ni portugu\u00e9s. Un ni\u00f1o m\u00e1s peque\u00f1o que yo, sentado frente a mi, hojeaba una revista \u201cde vaqueros\u201d.<\/p>\n Con el acostumbramiento, el ruido se hab\u00eda transformado nuevamente en silencio y todo parec\u00eda estar est\u00e1tico e inanimado. Cualquier movimiento que se suced\u00eda en la cabina, era motivo de atracci\u00f3n de las miradas de las pocas personas a las que la somnolencia a\u00fan no se les presentaba, o simplemente se resist\u00edan a ella. Salvo las se\u00f1oras parlanchinas y yo que me manten\u00eda espabilado, el resto estaban absortos en sus propios pensamientos. Cada tanto, alguna persona con mucho cuidado pasaba frente a nosotros rumbo al \u00fanico ba\u00f1o, situado en la parte trasera del avi\u00f3n.<\/p>\n Llev\u00e1bamos cerca de una hora de vuelo. La inc\u00f3moda, estrecha y repleta cabina no permit\u00eda hacer mucho a los pasajeros, m\u00e1s que estirar un poco las piernas con la excusa de ir hasta el ba\u00f1o.<\/p>\n Por mi parte, hac\u00eda rato ya que ven\u00eda observando al chico sentado a mi frente, el que ahora hab\u00eda dejado a un lado la revista que llevaba e inquieto se daba vuelta y miraba el extenso y diminuto paisaje que se le presentaba a trav\u00e9s del plexigl\u00e1s de la ventanilla. Coincidentemente esa ventanilla era adem\u00e1s, una \u201csalida de emergencia\u201d; de espaldas al pasillo, una de las manos del chico se apoyaba sobre el mecanismo de apertura de la ventanilla. No solo me hab\u00eda percatado de ello sino que ve\u00eda, que quienes estaban en sus cercan\u00edas, estaban totalmente ajenos al potencial peligro, debido a lo mon\u00f3tono que se hab\u00eda vuelto el ambiente en la cabina de pasajeros.<\/p>\n Me entr\u00f3 cierto nerviosismo. No terminaba de pensar en lo que pod\u00eda suceder\u2026 \u00a1Cu\u00e1ndo sucedi\u00f3!<\/p>\n Con una estridencia como a explosi\u00f3n, el ruido del motor situado en el ala izquierda invadi\u00f3 el ambiente. Un viento con enorme fuerza se colaba en furiosas r\u00e1fagas por aquel hueco d\u00f3nde antes hab\u00eda estado la ventanilla y lo peor, el chico con la mitad de su peque\u00f1o cuerpo saliendo por fuera de la aeronave, agarraba fuertemente el cintur\u00f3n en un arrebato desesperado de supervivencia.<\/p>\n La gente at\u00f3nita e incr\u00e9dula frente a lo que estaba sucediendo, quedaron como petrificados y nadie se mov\u00eda de sus asientos. Atin\u00e9 a desprenderme el cintur\u00f3n de seguridad y de un salto agarr\u00e9 fuertemente uno de sus pies, mientras miraba hacia atr\u00e1s, a mi madre, que terminaba de acomodar y asegurar a mis peque\u00f1os hermanos, que estir\u00e1ndose como pudo, alcanz\u00f3 a tomarlo del otro pie, a la vez que desesperadamente me dec\u00eda:<\/p>\n \u2013 \u00a1Corr\u00e9 a la cabina a avisar a los pilot<\/em>os!<\/p>\n Mientras me hac\u00eda a un costado de la portezuela que da a la cabina de pilotos, vi como el mec\u00e1nico agarraba al chico lo sacaba del espanto en que estaba y con gran esfuerzo cerraba la ventanilla.<\/p>\n – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –<\/p>\n Eso es lo \u00fanico que mi madre, hoy con 86 a\u00f1os y yo, recordamos de aquel incidente \u201ccon mucha suerte\u201d del que no hubo que lamentar nada, apenas la vivencia de un mal rato.<\/p>\n A mi ingreso a la Fuerza A\u00e9rea contaba con veinte a\u00f1os de edad; integr\u00e9 sus filas durante los siguientes veinte a\u00f1os y progres\u00e9 durante ese lapso desde Alf\u00e9rez a Mayor, que fue con el grado con el que me retir\u00e9 y llevo ya, veinte a\u00f1os m\u00e1s alejado de la actividad en ella, pero no de la actividad aeron\u00e1utica. \u00bfPor qu\u00e9 hago este comentario? Pues, aunque incre\u00edble, durante todo ese tiempo hab\u00eda olvidado este episodio. Y lo que me lo record\u00f3, casi medio siglo despu\u00e9s y tambi\u00e9n en forma totalmente incre\u00edble, fue la fotograf\u00eda de una maqueta de pl\u00e1stico de un avi\u00f3n C-47, en la que el maquetista hab\u00eda cortado el techo para que le permitiera trabajar mejor en el interior del diminuto fuselaje del avi\u00f3n. Cuando veo los minuciosos detalles que se mostraban, el ver los cinturones de seguridad sobre los asientos, me vino a la memoria aquel lejano y desafortunado episodio con aquel ni\u00f1o que no fue m\u00e1s que un gran susto.<\/p>\n Tuve oportunidad de hablar con viejos aviadores que vivieron esa \u00e9poca como j\u00f3venes pilotos de ese tipo de avi\u00f3n y alguno, llev\u00e1ndose la mano a la pera, en se\u00f1al de hacer memoria, me dijo que alguna cosa hab\u00eda escuchado por entonces, pero que tanto tiempo despu\u00e9s, ya no lo recordaba. Pens\u00e9 hasta en buscar en viejos libros en los que se asentaban las anomal\u00edas que se presentaban y poder subsanarlas luego, as\u00ed como tambi\u00e9n los informe de situaci\u00f3n riesgosa que estimo, luego de tantos a\u00f1os ya no existen, pero inmediatamente una voz interior surgi\u00f3 en mi mente: \u201c\u00a1Olv\u00eddate, ese tipo de cosas no se registran!\u201d<\/em><\/p>\n Hoy, son muchas las preguntas que me hago: \u00bfQu\u00e9 habr\u00e1 sido de aquel ni\u00f1o? \u00bfQui\u00e9n era? \u00bfC\u00f3mo se llamaba? \u00bfD\u00f3nde vivir\u00e1? \u00bfRecordar\u00e1 aquel episodio del que fue protagonista? \u00bfAlguien recuerda aquello? \u00bfSe habr\u00e1 convertido aquel hecho en una de esas historias que se cuentan en familia y que nadie cree?<\/p>\n O simplemente, nunca se habl\u00f3 de ello\u2026<\/p>\n <\/p>\n Mayo de 2014.<\/em><\/strong><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Si nunca se habla de una cosa, es como si no hubiese sucedido. Oscar Wilde Estoy en pleno uso de mis facultades mentales y no es la primera vez que lo menciono; cuando me pongo a pensar en que momento ingres\u00e9 a la Fuerza A\u00e9rea los recuerdos me llevan tan atr\u00e1s en la vida, que […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":2315,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[10,31],"tags":[],"class_list":{"0":"post-2314","1":"post","2":"type-post","3":"status-publish","4":"format-standard","5":"has-post-thumbnail","7":"category-cuentos-cortos","8":"category-cuentos-de-gabriel-garcia","9":"czr-hentry"},"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/2314","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=2314"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/2314\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/2315"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=2314"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=2314"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=2314"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}