-Ll\u00e9vame a los acantilados- le pidi\u00f3 su novia al empleado de la funeraria.<\/p>\n

\u00c9<\/span>l, complaciente, arranc\u00f3 el coche f\u00fanebre y atravesaron la ciudad rumbo a la costa.<\/p>\n

Ya hab\u00edan rebasado las afueras, cuando ella se quit\u00f3 la blusa:<\/p>\n

-Te espero ah\u00ed detr\u00e1s- dijo, pasando entre los asientos. A la luz del atardecer sus senos oscilaron como dos frutos c\u00e1lidos.<\/p>\n

Durante las obligadas esperas del trabajo, hab\u00eda ido \u00e9l desgranando con disimulo ramos y coronas de los difuntos transportados aquel d\u00eda, dejando la carroza funeraria convertida en un lecho de flores.<\/p>\n

Ahora,\u00a0en el retrovisor,\u00a0mientras ascend\u00edan por las estrechas carreteras, la contempl\u00f3 all\u00ed tendida, desnuda toda ya, sonriente, bell\u00edsima, con sus largos cabellos esparcidos…, pero cuando llegaron a lo m\u00e1s alto vio con sorpresa que a ella se le mudaba el gesto y empezaba a gritar dando manotazos:<\/p>\n

-\u00a1T\u00e1banos, hay t\u00e1banos! \u2013 se pod\u00eda o\u00edr su zumbido oscuro y pegajoso.<\/p>\n

De inmediato, par\u00f3 el coche y se baj\u00f3 con intenci\u00f3n de abrir el port\u00f3n trasero para liberarla, pero s\u00f3lo pudo esbozar un adem\u00e1n rid\u00edculo en el aire, pues se hab\u00eda olvidado de echar el freno de mano y el veh\u00edculo con ella dentro se le estaba yendo, se le hab\u00eda ido ya, de hecho, ladera abajo.<\/p>\n

Y aunque corri\u00f3 detr\u00e1s para alcanzarla, apenas tuvo tiempo de ver tras el cristal su bello rostro aterrado y, despu\u00e9s, al fondo del abismo de la noche, contra las rocas del acantilado, aquel estallido colosal de fuego y flores.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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