{"id":2839,"date":"2022-10-22T14:15:55","date_gmt":"2022-10-22T14:15:55","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=2839"},"modified":"2022-10-22T14:15:55","modified_gmt":"2022-10-22T14:15:55","slug":"un-dia-de-estos-cuento-de-gabriel-garcia-marquez-colombia-1927-mexico-2014","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/un-dia-de-estos-cuento-de-gabriel-garcia-marquez-colombia-1927-mexico-2014\/","title":{"rendered":"Un d\u00eda de \u00e9stos, cuento de Gabriel Garc\u00eda M\u00e1rquez (Colombia, 1927-M\u00e9xico, 2014)"},"content":{"rendered":"
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E<\/span>l cuento ofrece diversos y oportunos matices significativos que delatan la atm\u00f3sfera de violencia y tensi\u00f3n, la intimidaci\u00f3n, el mutuo recelo y, en fin, el odio, la desconfianza y la enemistad en que se mueven los dos personajes. La clave explicativa de la situaci\u00f3n tensa y dram\u00e1tica del relato es la frase del dentista en el momento de la dolorosa extracci\u00f3n: \u201cAqu\u00ed nos paga veinte muertos, teniente\u201d, en clara alusi\u00f3n a la represi\u00f3n pol\u00edtica violenta dirigida por el alcalde que por primera y \u00fanica vez recibe el tratamiento militar.<\/p>\n

Un d\u00eda de \u00e9stos, cuento de Gabriel Garc\u00eda M\u00e1rquez (Colombia, 1927-M\u00e9xico, 2014)<\/span><\/h2>\n
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El lunes amaneci\u00f3 tibio y sin lluvia. Don Aurelio Escovar, dentista sin t\u00edtulo y buen madrugador, abri\u00f3 su gabinete a las seis. Sac\u00f3 de la vidriera una dentadura postiza montada a\u00fan en el molde de yeso y puso sobre la mesa un pu\u00f1ado de instrumentos que orden\u00f3 de mayor a menor, como en una exposici\u00f3n. Llevaba una camisa a rayas, sin cuello, cerrada arriba con un bot\u00f3n dorado, y los pantalones sostenidos con cargadores el\u00e1sticos. Era r\u00edgido, enjuto, con una mirada que raras veces correspond\u00eda a la situaci\u00f3n, como la mirada de los sordos.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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Cuando tuvo las cosas dispuestas sobre la mesa rod\u00f3 la fresa hacia el sill\u00f3n de resortes y se sent\u00f3 a pulir la dentadura postiza. Parec\u00eda no pensar en lo que hac\u00eda, pero trabajaba con obstinaci\u00f3n, pedaleando en la fresa incluso cuando no se serv\u00eda de ella.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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Despu\u00e9s de las ocho hizo una pausa para mirar el cielo por la ventana y vio dos gallinazos pensativos que se secaban al sol en el caballete de la casa vecina. Sigui\u00f3 trabajando con la idea de que antes del almuerzo volver\u00eda a llover. La voz destemplada de su hijo de once a\u00f1os lo sac\u00f3 de su abstracci\u00f3n.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Pap\u00e1<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Qu\u00e9<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Dice el alcalde que si le sacas una muela.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Dile que no estoy aqu\u00ed.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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Estaba puliendo un diente de oro. Lo retir\u00f3 a la distancia del brazo y lo examin\u00f3 con los ojos a medio cerrar. En la salita de espera volvi\u00f3 a gritar su hijo.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Dice que s\u00ed est\u00e1s porque te est\u00e1 oyendo.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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El dentista sigui\u00f3 examinando el diente. S\u00f3lo cuando lo puso en la mesa con los trabajos terminados, dijo:<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Mejor.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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Volvi\u00f3 a operar la fresa. De una cajita de cart\u00f3n donde guardaba las cosas por hacer, sac\u00f3 un puente de varias piezas y empez\u00f3 a pulir el oro.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Pap\u00e1.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Qu\u00e9.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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A\u00fan no hab\u00eda cambiado de expresi\u00f3n.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Dice que si no le sacas la muela te pega un tiro.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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Sin apresurarse, con un movimiento extremadamente tranquilo, dej\u00f3 de pedalear en la fresa, la retir\u00f3 del sill\u00f3n y abri\u00f3 por completo la gaveta inferior de la mesa. All\u00ed estaba el rev\u00f3lver.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Bueno -dijo-. Dile que venga a peg\u00e1rmelo.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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Hizo girar el sill\u00f3n hasta quedar de frente a la puerta, la mano apoyada en el borde de la gaveta. El alcalde apareci\u00f3 en el umbral. Se hab\u00eda afeitado la mejilla izquierda, pero en la otra, hinchada y dolorida, ten\u00eda una barba de cinco d\u00edas. El dentista vio en sus ojos marchitos muchas noches de desesperaci\u00f3n. Cerr\u00f3 la gaveta con la punta de los dedos y dijo suavemente:<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Si\u00e9ntese.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Buenos d\u00edas -dijo el alcalde.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Buenos -dijo el dentista.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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Mientras herv\u00edan los instrumentales, el alcalde apoy\u00f3 el cr\u00e1neo en el cabezal de la silla y se sinti\u00f3 mejor. Respiraba un olor glacial. Era un gabinete pobre: una vieja silla de madera, la fresa de pedal y una vidriera con pomos de loza. Frente a la silla, una ventana con un cancel de tela hasta la altura de un hombre. Cuando sinti\u00f3 que el dentista se acercaba, el alcalde afirm\u00f3 los talones y abri\u00f3 la boca. Don Aurelio Escovar le movi\u00f3 la cara hacia la luz. Despu\u00e9s de observar la muela da\u00f1ada, ajust\u00f3 la mand\u00edbula con una cautelosa presi\u00f3n de los dedos.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Tiene que ser sin anestesia \u2013 dijo.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-\u00bfPor qu\u00e9?<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Porque tiene un absceso.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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El alcalde lo mir\u00f3 en los ojos.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Est\u00e1 bien -dijo, y trat\u00f3 de sonre\u00edr.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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El dentista no le correspondi\u00f3. Llev\u00f3 a la mesa de trabajo la cacerola con los instrumentos hervidos y los sac\u00f3 del agua con unas pinzas fr\u00edas, todav\u00eda sin apresurarse. Despu\u00e9s rod\u00f3 la escupidera con la punta del zapato y fue a lavarse las manos en el aguamanil. Hizo todo sin mirar al alcalde. Pero el alcalde no lo perdi\u00f3 de vista.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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Era un cordal inferior. El dentista abri\u00f3 las piernas y apret\u00f3 la muela con el gatillo caliente.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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El alcalde se agarr\u00f3 a las barras de la silla, descarg\u00f3 toda su fuerza en los pies y sinti\u00f3 un vac\u00edo helado en los ri\u00f1ones, pero no solt\u00f3 un suspiro. El dentista s\u00f3lo movi\u00f3 la mu\u00f1eca. Sin rencor, m\u00e1s bien con una amarga ternura, dijo:<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Aqu\u00ed nos paga veinte muertos, teniente.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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El alcalde sinti\u00f3 un crujido de huesos en la mand\u00edbula y sus ojos se llenaron de l\u00e1grimas.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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Pero no suspir\u00f3 hasta que no sinti\u00f3 salir la muela. Entonces la vio a trav\u00e9s de las l\u00e1grimas. Le pareci\u00f3 tan extra\u00f1a a su dolor, que no pudo entender la tortura de sus cinco noches anteriores. Inclinado sobre la escupidera, sudoroso, jadeante, se desaboton\u00f3 la guerrera y busc\u00f3 a tientas el pa\u00f1uelo en el bolsillo del pantal\u00f3n. El dentista le dio un trapo limpio.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-S\u00e9quese las l\u00e1grimas -dijo.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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El alcalde lo hizo. Estaba temblando. Mientras el dentista se lavaba las manos, vio el cielorraso desfondado y una telara\u00f1a polvorienta con huevos de ara\u00f1a e insectos muertos. El dentista regres\u00f3 sec\u00e1ndose las manos. \u201cAcu\u00e9stese -dijo- y haga buches de agua de sal.\u201d El alcalde se puso de pie, se despidi\u00f3 con un displicente saludo militar, y se dirigi\u00f3 a la puerta estirando las piernas, sin abotonarse la guerrera.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Me pasa la cuenta -dijo.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-\u00bfA usted o al municipio?<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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El alcalde no lo mir\u00f3. Cerr\u00f3 la puerta, y dijo, a trav\u00e9s de la red met\u00e1lica:<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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-Es la misma vaina.<\/span><\/div>\n<\/div>\n
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