A Dog\u00b4s Life<\/em>, sentado en m\u00ed sof\u00e1, al comenzar la noche, acompa\u00f1ado de una botella de Johnnie Walker etiqueta negra, medio vac\u00eda o medio llena, seg\u00fan se mire. Era mi primera noche despu\u00e9s de haber dejado mi profesi\u00f3n por jubilaci\u00f3n anticipada, a los cincuenta y cinco a\u00f1os.<\/p>\nViv\u00eda por entonces solo. Fernanda, mi mujer y madre de mis dos hijos, Julio y Susana, se hab\u00eda cansado de m\u00ed. Eso dijo ella en la nota que dej\u00f3 cuando se fue de casa. Pasaron los a\u00f1os y yo no experimentaba el menor deseo de tener una nueva pareja.\u00a0 De vez en cuando me hac\u00eda compa\u00f1\u00eda, en mi cama, alguna amiga que no tuviera el peligro de quererse enredar en una madeja que luego cuesta deshacer.<\/p>\n
El d\u00eda de mi despedida de la oficina, en plenas navidades, brindamos con cava por mi futuro, futuro que a nadie importaba. La sala de reuniones estaba adornada de guirnaldas y otros adornos con motivo de las fiestas, lo que hizo el momento m\u00e1s alegre en general pero triste para m\u00ed en particular. El director me entreg\u00f3, en nombre de la empresa, el cl\u00e1sico reloj de pulsera como recuerdo de mi estancia en ella. Mis compa\u00f1eros me gastaron bromas d\u00e1ndome a entender que me iban a echar de menos. Recib\u00ed abrazos y besos. La cara de algunas compa\u00f1eras, sobre todo con las que m\u00e1s hab\u00eda intimidado, trataban de disimular \u2013sin \u00e9xito\u2013 cierta tristeza. Solo Silvia, al darme un abrazo y un beso sentido, me dijo al o\u00eddo que si no hab\u00eda contraorden ir\u00eda a mi casa a las diez, para despedirnos de verdad. \u00a0Ella tambi\u00e9n se desped\u00eda de su solter\u00eda porque se iba a casar a la semana siguiente.<\/p>\n
Y as\u00ed fue.<\/p>\n
\u2013\u00bfCu\u00e1ndo la has comprado? \u2013me pregunt\u00f3 Silvia cuando lleg\u00f3, mirando la botella de Whisky.<\/p>\n
\u2013Hace d\u00edas, pero si me preguntas cu\u00e1ndo me he bebido lo que falta te dir\u00e9 que la pasada noche, durante la pel\u00edcula.<\/p>\n
Silvia se quit\u00f3 la blusa y los ajustados pantalones. Comenz\u00f3 a besarme y me pidi\u00f3 que atenuara la luz. Me pregunt\u00e9 qu\u00e9 habr\u00eda hecho Chaplin con esos dos esp\u00edritus: uno de doce a\u00f1os con una etiqueta negra con sabor a madera de roble, y otro de veinticuatro que portaba una \u00fanica etiqueta, sus braguitas, tambi\u00e9n negras, con aroma a mujer. Habr\u00eda dado gracias al dios en el que no cre\u00eda. El revolc\u00f3n de esa noche fue m\u00e1s sentido. Hubo voluntad de prolongaci\u00f3n por parte de ambos.<\/p>\n
Todo lo importante en esta vida dura una hora y tres cuartos, m\u00e1s o menos: El nacimiento de un hijo, el entierro con funeral de un padre, un buen polvo, una buena pel\u00edcula, una comida con amigos, una deseada soledad\u2026 Pensando todas esas cosas mientras Silvia dorm\u00eda a mi lado, medit\u00e9 qu\u00e9 har\u00eda con mi vida a partir de entonces. No ten\u00eda que trabajar. Tendr\u00eda mucho tiempo libre. No ten\u00eda ataduras sentimentales con ninguna mujer. Mis hijos ten\u00edan su vida fuera de Madrid y tan solo coincid\u00edamos de vez en cuando. Estaba solo.<\/p>\n
Mir\u00e9 a Silvia detenidamente en la penumbra. Su olor era especial. Embriagaba, sobre todo en las noches de amor. Nunca usaba perfumes. A sus veinticuatro a\u00f1os pose\u00eda un cuerpo maravilloso. Era alta y su piel, morena, pose\u00eda una suavidad poco com\u00fan. Observ\u00e9 su cara, tan cerca de m\u00ed. Sus labios eran gruesos, casi infantiles, con p\u00f3mulos que destacaban en su rostro sereno. Pens\u00e9 que ser\u00eda la \u00faltima vez que contemplaba a esa mujer que me hab\u00eda hecho tan feliz con su eterna y sincera alegr\u00eda. Era una ni\u00f1a rica, hija de pap\u00e1, que no dejaba de exprimir la vida con sus deseos. Yo era una peque\u00f1a parte de su vida, quiz\u00e1 un capricho. Tambi\u00e9n un amigo al que solo ella ped\u00eda compa\u00f1\u00eda y cari\u00f1o. Ella tambi\u00e9n me jubilaba.<\/p>\n
Todo termina, conclu\u00ed.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
A continuaci\u00f3n pod\u00e9is leer \u201cJubilaci\u00f3n anticipada\u201d, de Ram\u00f3n As\u00eds Alonso, un cuento de aliento crepuscular que trata una tem\u00e1tica muy presente en estos tiempos que nos han tocado vivir. El personaje-narrador repasa su circunstancia, profesional y sentimental, en el momento de abandonar, con cincuenta y cinco a\u00f1os, su profesi\u00f3n\u2026 y posiblemente algo m\u00e1s (que no […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":2970,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[10,19,34],"tags":[],"class_list":{"0":"post-2969","1":"post","2":"type-post","3":"status-publish","4":"format-standard","5":"has-post-thumbnail","7":"category-cuentos-cortos","8":"category-los-mejores-cuentos-clasicos","9":"category-otros","10":"czr-hentry"},"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/2969","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=2969"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/2969\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/2970"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=2969"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=2969"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=2969"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}