{"id":3019,"date":"2023-05-21T22:04:19","date_gmt":"2023-05-21T22:04:19","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=3019"},"modified":"2023-05-21T22:04:19","modified_gmt":"2023-05-21T22:04:19","slug":"cuento-de-itsvan-orkeny-sin-perdon","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/cuento-de-itsvan-orkeny-sin-perdon\/","title":{"rendered":"Cuento de Itsv\u00e1n \u00d6rkeny: Sin perd\u00f3n"},"content":{"rendered":"
Me qued\u00e9 sentado una hora m\u00e1s junto a su cama. Hubiera querido conversar con \u00e9l, pero ya no sab\u00eda de qu\u00e9. Un rato despu\u00e9s le pregunt\u00e9 si le dol\u00eda algo. Dijo que no. De manera que tampoco le pude hacer m\u00e1s preguntas en cuanto a eso. Estuvimos callados todo el tiempo. La relaci\u00f3n entre nosotros era p\u00fadica y reservada, habl\u00e1bamos s\u00f3lo de hechos. Pero los hechos que ayer todav\u00eda hubi\u00e9ramos podido mencionar, para hoy perdieron importancia y se convirtieron en nada. De sentimientos nunca intercambiamos palabra.<\/em><\/p>\n
I<\/span>.\u00d6.<\/p>\n
Cuento de Itsv\u00e1n \u00d6rkeny: Sin perd\u00f3n<\/b><\/h1>\n
\u00a0<\/b>(Hungr\u00eda, 1912-1979)<\/p>\n
Les di veinte forintos a los dos enfermeros que lo colocaron en la camilla y lo bajaron a la ambulancia. Tambi\u00e9n en la cl\u00ednica di veinte a cada una de las enfermeras, a la diurna y a la de noche, y les ped\u00ed que lo cuidaran. Dijeron que no me preocupara, que ellas cada media hora se iban a asomar a verlo, aunque por suerte el paciente no estaba inconsciente. Al d\u00eda siguiente era domingo, as\u00ed que pude ir a visitarlo. Segu\u00eda estando consciente, pero ya casi no hablaba. Por el paciente de la otra cama mee enter\u00e9 de que las enfermeras no aparecieron ni una sola vez, lo cual no era de extra\u00f1ar, porque entre las dos ten\u00edan que atender a ciento sesenta enfermos. Los m\u00e9dicos tampoco lo hab\u00edan examinado: dijeron que el lunes lo revisar\u00edan en detalle. Eso siempre es as\u00ed, dijo el vecino, cuando el enfermo ingresa el s\u00e1bado al mediod\u00eda.<\/p>\n
Sal\u00ed al pasillo y busqu\u00e9 una enfermera, pero no encontr\u00e9 a ninguna de las del d\u00eda anterior. Despu\u00e9s de mucho buscar, logr\u00e9 dar con la que estaba de guardia. Tambi\u00e9n le di veinte forintos, y le ped\u00ed que le echaran una mirada de vez en cuando a mi padre. Hubiera querido encontrarme tambi\u00e9n con el m\u00e9dico. Todav\u00eda en casa hab\u00eda metido un billete de cien forintos en un sobre, pero la enfermera me dijo que al m\u00e9dico lo hab\u00edan llamado para una transfusi\u00f3n a la sala de las mujeres. Que pod\u00eda confiar en ella, hablar\u00eda con \u00e9l. Regres\u00e9 a la sala de los enfermos, donde el vecino me tranquiliz\u00f3 diciendo que seguramente el m\u00e9dico de guardia no tendr\u00eda tiempo de examinar a los enfermos, as\u00ed que era mejor que no le hubiese podido entregar el dinero. De todas maneras s\u00f3lo al d\u00eda siguiente vendr\u00edan los especialistas, ellos ya tendr\u00edan tiempo de ocuparse de \u00e9l.<\/p>\n
-\u00bfNecesitas algo? -pregunt\u00e9.<\/p>\n
-Gracias, no necesito nada.<\/p>\n
-Te traje algunas manzanas.<\/p>\n
-Gracias, no tengo hambre.<\/p>\n
Me qued\u00e9 sentado una hora m\u00e1s junto a su cama. Hubiera querido conversar con \u00e9l, pero ya no sab\u00eda de qu\u00e9. Un rato despu\u00e9s le pregunt\u00e9 si le dol\u00eda algo. Dijo que no. De manera que tampoco le pude hacer m\u00e1s preguntas en cuanto a eso. Estuvimos callados todo el tiempo. La relaci\u00f3n entre nosotros era p\u00fadica y reservada, habl\u00e1bamos s\u00f3lo de hechos. Pero los hechos que ayer todav\u00eda hubi\u00e9ramos podido mencionar, para hoy perdieron importancia y se convirtieron en nada. De sentimientos nunca intercambiamos palabra.<\/p>\n
-Entonces me voy -le dije despu\u00e9s.<\/p>\n
-Anda, hijo -contest\u00f3.<\/p>\n
-Ma\u00f1ana vendr\u00e9 y hablar\u00e9 con el m\u00e9dico.<\/p>\n
-Gracias -dijo.<\/p>\n
-El especialista s\u00f3lo viene por la ma\u00f1ana.<\/p>\n
-No es tan urgente -dijo, y su mirada me acompa\u00f1\u00f3 hasta la puerta.<\/p>\n
A las siete de la ma\u00f1ana me llamaron para decirme que hab\u00eda muerto durante la noche. Cuando entr\u00e9 en la 217, en la cama ya hab\u00eda otro en su lugar. Su vecino me tranquiliz\u00f3, diciendo que no sufri\u00f3 nada, s\u00f3lo suspir\u00f3 levemente y ese fue el final. Sospech\u00e9 que quiz\u00e1s el vecino no dec\u00eda la verdad, porque se me ocurri\u00f3 que en su lugar yo tambi\u00e9n hubiera dicho lo mismo, pero luego intent\u00e9 convencerme de que no me hab\u00eda enga\u00f1ado y que de verdad mi padre hab\u00eda muerto sin sufrir.<\/p>\n
Tuve que cumplir muchas formalidades. En la oficina de admisi\u00f3n se me acerc\u00f3 una enfermera, pero no era ninguna de las del s\u00e1bado, ni tampoco la que estaba de guardia ayer, sino una que no hab\u00eda visto hasta entonces, la cual me entreg\u00f3 el reloj de oro de mi padre, sus lentes, su billetera, su encendedor y la bolsa con las manzanas. Le di veinte forintos y segu\u00ed dictando los datos. Luego se me acerc\u00f3 un hombre con gorra de cuero y se ofreci\u00f3 para lavar, afeitar y vestir el cuerpo. Fue \u00e9l quien lo dijo as\u00ed, \u00abel cuerpo\u00bb, con lo cual seguramente quiso hacer sentir que, aunque la persona en cuesti\u00f3n ya no viv\u00eda, no ser\u00eda totalmente un cad\u00e1ver hasta que no fuese lavado y vestido.<\/p>\n
A\u00fan ten\u00eda conmigo los cien forintos metidos en el sobre. Se los entregu\u00e9. Rasg\u00f3 el sobre, mir\u00f3 adentro y luego, con un gesto r\u00e1pido, se quit\u00f3 la gorra y ya no se la volvi\u00f3 a poner m\u00e1s en mi presencia. Dijo que iba a arreglar todo muy bonito, que mandase un traje y ropa interior limpia, que con toda seguridad yo iba a quedar conforme. Le respond\u00ed que por la tarde vendr\u00eda con la ropa interior y con un traje oscuro, pero que ahora quer\u00eda ir a verlo.<\/p>\n
-\u00bfQuiere ver el cuerpo? -me pregunt\u00f3, asombrado.<\/p>\n
-Quiero verlo -dije.<\/p>\n
-Ser\u00eda mejor despu\u00e9s -me aconsej\u00f3.<\/p>\n
-Quiero verlo ahora -dije-. No pude estar a su lado cuando muri\u00f3.<\/p>\n
A rega\u00f1adientes me condujo al dep\u00f3sito de cad\u00e1veres, que estaba en un edificio aparte, en el centro del parque de la cl\u00ednica. El s\u00f3tano estaba iluminado con una bombilla muy fuerte y hab\u00eda que bajar por unas escaleras de piedra. Ah\u00ed, sobre el asfalto, al pie de las escaleras, estaba tendido boca arriba mi padre. Sus piernas abiertas, los brazos tambi\u00e9n, tal como pintan en los cuadros a los h\u00e9roes muertos. Pero \u00e9l no ten\u00eda ropa y de una de sus fosas nasales sobresal\u00eda un pedacito de algod\u00f3n y hab\u00eda otro pegado a su muslo izquierdo. Seguramente ah\u00ed hab\u00eda recibido la \u00faltima inyecci\u00f3n.<\/p>\n
-Ahora todav\u00eda no puede verse nada -dijo el de la gorra de cuero, como justific\u00e1ndose. Se mantuvo a mi lado, ah\u00ed en el helado s\u00f3tano, con la cabeza descubierta-. Pero tendr\u00e1 que verlo c\u00f3mo va a quedar cuando lo vista.<\/p>\n
No dije nada.<\/p>\n
-\u00bfPas\u00f3 mucho tiempo enfermo? -pregunt\u00f3 despu\u00e9s.<\/p>\n
-Mucho -dije.<\/p>\n
-Estoy pensando -dijo- en que voy a cortarle un poco el cabello. Eso contribuye bastante.<\/p>\n
-Como quiera -dije.<\/p>\n
-\u00bfSe peinaba con la raya al lado?<\/p>\n
-S\u00ed -dije.<\/p>\n
Se call\u00f3. Tambi\u00e9n yo me mantuve callado. Ya no pod\u00eda decir nada, ni pod\u00eda hacer nada, ni pod\u00eda dar dinero a nadie m\u00e1s. No pod\u00eda remediar nada, ni siquiera mand\u00e1ndome enterrar vivo a su lado.<\/p>\n
<\/p>\n
Cuentos de un minuto<\/i> (1968), trad. Judit Gerendas, Barcelona, Thule, 2006, p\u00e1gs. 40-43.<\/p><\/blockquote>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
Me qued\u00e9 sentado una hora m\u00e1s junto a su cama. Hubiera querido conversar con \u00e9l, pero ya no sab\u00eda de qu\u00e9. Un rato despu\u00e9s le pregunt\u00e9 si le dol\u00eda algo. Dijo que no. De manera que tampoco le pude hacer m\u00e1s preguntas en cuanto a eso. Estuvimos callados todo el tiempo. La relaci\u00f3n entre nosotros […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":3020,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[10,19,34],"tags":[],"class_list":{"0":"post-3019","1":"post","2":"type-post","3":"status-publish","4":"format-standard","5":"has-post-thumbnail","7":"category-cuentos-cortos","8":"category-los-mejores-cuentos-clasicos","9":"category-otros","10":"czr-hentry"},"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/3019","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=3019"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/3019\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/3020"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=3019"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=3019"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=3019"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}