{"id":3222,"date":"2024-01-08T11:54:20","date_gmt":"2024-01-08T11:54:20","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=3222"},"modified":"2024-01-08T11:54:20","modified_gmt":"2024-01-08T11:54:20","slug":"el-hijo-de-madre-francisco-garcia-pavon","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/el-hijo-de-madre-francisco-garcia-pavon\/","title":{"rendered":"El hijo de madre. Francisco Garc\u00eda Pav\u00f3n"},"content":{"rendered":"
O<\/span>curri\u00f3 el primer d\u00eda de aquel curso, que fue el \u00faltimo del \u00abColegio de la Reina Madre\u00bb, porque al a\u00f1o siguiente pusieron el Instituto.
\nDon Bartolom\u00e9, despu\u00e9s de repartirnos los libros flamantes que llegaron de Ciudad Real en un caj\u00f3n grande, nos orden\u00f3 que nos estudi\u00e1semos la primera lecci\u00f3n de todos los textos.
\nEn el \u00abestudio\u00bb hab\u00eda un gran silencio. Nos distra\u00edamos en manosear los nuevos manuales, en ver las figuras, en forrarlos, en poner nuestro nombre. Don Bartolom\u00e9, luego de repasar las facturas de la librer\u00eda con su hija, mand\u00f3 sacar el caj\u00f3n a los mayores y se puso a leer el ABC a la luz oto\u00f1al que regalaba la ventana.
\nDe pronto se abri\u00f3 la puerta del sal\u00f3n y Gabriela, la criada, grit\u00f3 sin entrar:
\n\u2014Ah\u00ed est\u00e1 una mujer que viene a poner a su hijo al colegio. \u00bfEntra?
\nDon Bartolom\u00e9 dijo que s\u00ed con la cabeza, y con el ABC suspendido qued\u00f3 mirando hacia la puerta.
\nApareci\u00f3 una mujer atemorizada, muy rubia, algo entrada en carnes. Llevaba un ni\u00f1o de la mano, como de doce o trece a\u00f1os.
\n\u2014Pase, se\u00f1ora \u2014dijo don Bartolom\u00e9 poni\u00e9ndose en pie.
\nCruz\u00f3 todo el sal\u00f3n, muy seria, con la cabeza r\u00edgida, mirando hacia el frente. Al saludar a don Bartolom\u00e9, hizo as\u00ed como una inclinaci\u00f3n.
\nLa hizo sentar junto a s\u00ed. El ni\u00f1o qued\u00f3 en pie mirando hacia todos nosotros con sus ojos casi trasl\u00facidos.
\nElla empez\u00f3 a hablar en voz muy bajita, casi al o\u00eddo de don Bartolom\u00e9. (Uno de los mayores se pon\u00eda las manos en la boca para que no se le oyese re\u00edr).
\nDe todas formas, como el silencio era muy grande, ella cada vez hablaba en voz m\u00e1s queda.
\n\u2014Diga, diga, se\u00f1ora.
\nDon Bartolom\u00e9 se hac\u00eda pantalla en la oreja para o\u00edr mejor.
\nLuego se cort\u00f3 la conversaci\u00f3n. El profesor qued\u00f3 pensativo, con la mejilla descansando en la mano. Ella lo miraba inm\u00f3vil, con las manos t\u00edmidamente enlazadas, dir\u00edase que suplicantes.
\nDon Bartolom\u00e9 se rasc\u00f3 una oreja y, casi de reojo, ech\u00f3 una ojeada por todo el sal\u00f3n, especialmente dirigida a los mayores, que segu\u00edan riendo y cuchicheando entre s\u00ed.
\nDon Bartolom\u00e9, luego, levant\u00f3 la cabeza hacia el techo, as\u00ed como rezando, y, a poco, volvi\u00f3 a la conversaci\u00f3n en voz muy baja.
\nAl cabo de un ratito m\u00e1s, ella sonri\u00f3, con los ojos casi llorosos. Abri\u00f3 el monedero, sac\u00f3 unos cuantos duros de plata y los dej\u00f3 sobre la mesa. Don Bartolom\u00e9 le extendi\u00f3 un recibo y se guard\u00f3 los duros en el bolsillo del chaleco.
\nSe pusieron en pie. Don Bartolom\u00e9 acarici\u00f3 la cabeza dorada del ni\u00f1o y le dijo que se sentase en un pupitre vac\u00edo que hab\u00eda junto a su mesa. La se\u00f1ora dio un beso al hijo, que se sent\u00f3 en el pupitre cruzando los brazos sobre la tabla.
\nDon Bartolom\u00e9 acompa\u00f1\u00f3 a la mujer, que iba sonriente, hasta la puerta del estudio. Se atrevi\u00f3 a mirar a los mayores y todo. Uno le sac\u00f3 la lengua.
\nComo a la madre le llamaban la Liliana, al hijo le dijimos Lilian\u00edn\u2026 Su cabeza era como la de un angelote de madera antigua, policromada, un poco desva\u00eddos los colores. Miraba con sus ojos azules muy fijamente, sin pesta\u00f1ear, al tiempo que sonre\u00eda casi mec\u00e1nico, como si cuanto oyese fuese benigno y paternal. A lo que se le preguntaba contestaba en seguida, sin titubeos ni disimulos. Hasta cuando estudiaba \u00e1lgebra sonre\u00eda ang\u00e9lico. Y dec\u00eda las lecciones m\u00e1s obtusas con aquel aire sensitivo.
\nDurante los primeros d\u00edas nadie le dijo cosa mayor de su madre. Pero ten\u00eda que llegar, porque en seguida, hasta los mocosos, nos enteramos de que \u00abalternaba\u00bb en casa del Ciego. Y all\u00ed viv\u00eda con ella, y en su mismo cuarto, Lilian\u00edn.
\n\u00c9l, si sab\u00eda sus males, los disimulaba o le parec\u00edan naturales, porque no ten\u00eda reparo en acercarse a todos, en entrar en conversaci\u00f3n, en jugar a todas las cosas. Pero nosotros lo mir\u00e1bamos como si fuera un ser de otra raza.
\nNadie lo culpaba de estar entre nosotros, hijos de madre y padre. Las culpas eran para don Bartolom\u00e9, \u00abque, por su avaricia, un d\u00eda iba a admitir en el colegio al Tonto de la Borrucha\u00bb, como dijo uno.
\nEl Cole\u00f3ptero, con su sonrisa de bruja joven, gustaba de hacerle preguntas con retranca, que Lilian\u00edn respond\u00eda abiertamente. \u00c9l fue el primero en informarnos de que Lilian\u00edn \u00ablo contaba todo\u00bb. (\u00abViv\u00eda la vida lupanaria en toda su intensidad\u2026 Est\u00e1 al cabo de la calle del comercio de la carne\u2026 con esa sonrisa inocente. Sabe el oficio de su madre y le parece corriente. Este ni\u00f1o es completamente irreflexivo. Me ha dicho hoy\u2026\u00bb).
\nTanto bando puso el Cole\u00f3ptero, que a todos nos entraron grandes ganas de preguntarle\u2026 Y un d\u00eda, a la hora del recreo de la ma\u00f1ana, se form\u00f3 un gran corro en el rinc\u00f3n del patio. Y no s\u00e9 por qu\u00e9, todos los del corro est\u00e1bamos en cuclillas o sentados en el suelo menos Lilian\u00edn, que, en el centro, estaba en pie. Nos miraba sonriendo, como siempre, con sus ojos espejeantes y limp\u00edsimos de toda reserva.
\nCada cual le hac\u00eda una pregunta en voz media, que \u00e9l, en contraste, respond\u00eda a toda voz, como si dijera la lecci\u00f3n, con orgullo:
\n\u2014\u00bfY pasan muchos hombres al cuarto de tu mam\u00e1?
\n\u2014S\u00ed, muchos. Sobre todo por la noche.
\n\u2014\u00bfY qu\u00e9 hacen?
\n\u2014No s\u00e9. Se desnudan.
\n\u2014\u00bf\u2026 y luego?
\n\u2014No s\u00e9. Yo me duermo.
\n\u2014\u00bfY tu mam\u00e1 qu\u00e9 les dice?
\n\u2014Les habla de m\u00ed y de mi pap\u00e1, que fue un novio que tuvo y nos dej\u00f3, y por eso ella vive sola conmigo.
\n\u2014\u00bfY le pagan?
\n\u2014S\u00ed. Le dan mucho dinero.
\nCada vez las preguntas eran m\u00e1s recias. Pero \u00e9l sonre\u00eda igual.
\nPor fin, uno moreno, de muy mal genio, que luego lo mataron en la guerra, dijo mir\u00e1ndole a los ojos con cara de perro:
\n\u2014Tu mam\u00e1, lo que es, es una puta.
\nLilian\u00edn, riendo un poquito menos, movi\u00f3 la cabeza como diciendo que no, y luego, en voz m\u00e1s baja:
\n\u2014Mi mam\u00e1 es mi mam\u00e1 y nada m\u00e1s.
\nSe hizo un silencio muy grande, de reproche al chico moreno, y por cima de todas las cabezas, la sonrisa de Lilian\u00edn.
\nSe oy\u00f3 la voz de don Bartolom\u00e9 desde la otra punta:
\n\u2014\u00a1Ni\u00f1os, a clase!
\nFuimos callados, cada cual por su lado. Lilian\u00edn delante de todos. Don Bartolom\u00e9, que olfate\u00f3 algo, le ech\u00f3 la mano sobre el hombro.
\n\u2014\u00bfEst\u00e1s contento?
\n\u2014S\u00ed, se\u00f1or.
\n\u2014\u00bfSe portan bien los compa\u00f1eros contigo?
\n\u2014Conmigo, s\u00ed, se\u00f1or\u2026 Con mi mam\u00e1, no.
\nDon Bartolom\u00e9 se volvi\u00f3 a todos, como si fuese a hablarnos. Con los ojos muy tristes nos mir\u00f3 con calma. Cre\u00ed que iba a llorar. Estuvo a punto de despegar los labios, pero luego hizo un gesto como de arrepentirse.
\nVolvi\u00f3 a poner la mano en el hombro de Lilian\u00edn, y entramos en el sal\u00f3n de estudio.
\nCada cual ocup\u00f3 su puesto. Don Bartolom\u00e9 tom\u00f3 su viejo libro de geograf\u00eda y empez\u00f3 a leer junto a la estufa. Lilian\u00edn, en el pupitre m\u00e1s pr\u00f3ximo a \u00e9l, se aprend\u00eda las lecciones de memoria, mirando al techo y moviendo mucho los labios.
\nNunca hubo mayor silencio en el estudio de don Bartolom\u00e9.<\/p>\n