Para Carlos Colman, Instructor Paracaidista, Piloto Civil, cantante l\u00edrico y dibujante.<\/div>\n

Amigo inolvidable.<\/div>\n

<\/div>\n

La tregua que me hab\u00eda dado mi cardi\u00f3logo y amigo, lleg\u00f3 a su fin. Dos a\u00f1os manteniendo un<\/span><\/div>\n

coraz\u00f3n saludable durante el d\u00eda pero con severa alteraci\u00f3n de \u201ccorriente \u201c, dig\u00e1moslo as\u00ed, durante <\/span>la noche. Un auto cl\u00e1sico de ochenta a\u00f1os con su bater\u00eda agotada.<\/span><\/div>\n

La noticia, si bien no era inesperada, provoc\u00f3 en mi interior una conmoci\u00f3n , y, aunque<\/span><\/div>\n

itente\u00a0ocultar su impacto con cierta iron\u00eda, no pas\u00f3 desapercibida para mi m\u00e9dico.<\/span><\/div>\n

– Esc\u00fachame, Silvio\u2026vos has tenido una vida sana. No son muchos que puedan llegar a los ochenta <\/span>practicando deportes y con un\u00a0esp\u00edritu como el tuyo. En tres meses despu\u00e9s del implante volver\u00e1s a\u00a0<\/span>tu rutina.<\/span><\/div>\n

La circunstancia motiv\u00f3 un desasosiego familiar y en su cari\u00f1oso impulso, liderado por<\/span><\/div>\n

mi mujer- que alert\u00f3 sobre mi cambio de car\u00e1cter y presunta\u00a0depresi\u00f3n- acept\u00e9 la consulta<\/span><\/div>\n

m\u00e9dica que aconsejaban.<\/span><\/div>\n

El requisito previo antes de pasar a Neurolog\u00eda requer\u00eda un examen sicol\u00f3gico al que me somet\u00ed con\u00a0<\/span>reticencia. El sic\u00f3logo, un hombre de cincuenta a\u00f1os largos, algo obeso, barba descuidada y <\/span>lentes, comenz\u00f3, amable y tediosamente, el interrogatorio.<\/span><\/div>\n

Las primeras preguntas, como imaginaba, refer\u00edan a la memoria. Perro, iglesia, silla, campana,<\/span><\/div>\n

abuela. Repita. Por largo rato el perro, la iglesia, la campana y la iglesia, a los que se fueron\u00a0<\/span><\/div>\n

agregando, zapato, piano, elefante\u2026en fin, toda una lista que castigaron mi memoria por largos <\/span>minutos, dej\u00e1ndonos la sensaci\u00f3n, imagino que a ambos, que el techo de mis recuerdos terminaba\u00a0<\/span>en\u00a0elefante.<\/span><\/div>\n

De pronto, sorpresivamente, me pregunt\u00f3 que d\u00eda era hoy.<\/span><\/div>\n

Ubicaci\u00f3n en tiempo y espacio. Lo elemental del interrogante me provoc\u00f3 un chisporroteo gracioso y <\/span>contuve una respuesta acorde, pero le respond\u00ed con el d\u00eda martes catorce de mayo, hora nueve y\u00a0 <\/span>treinta y dos de la ma\u00f1ana y el consultorio donde me encontraba.<\/span><\/div>\n

Anot\u00f3 la respuesta y continu\u00f3.<\/span><\/div>\n

\u2013 \u00bfVino manejando?<\/span><\/div>\n

\u2013 En taxi. Odio manejar. La necesidad de llegar a mi trabajo me oblig\u00f3 a comprar un auto. Lo primero <\/span>que hice fue hacerme socio del Autom\u00f3vil Club. Sabia medida que me ahorr\u00f3 muchos pesos. Desde <\/span>hace muchos a\u00f1os soy socio vitalicio. Como piloto no soy perfecto ni mucho menos, pero tuve menos\u00a0<\/span>posibilidades de accidentes.<\/span><\/div>\n

Volvi\u00f3 a anotar.<\/span><\/div>\n

Supuse que el hecho comprobado que los ancianos mayores manifiestan todo lo contrario e insisten <\/span>en \u00a0seguir manejando pudo sorprenderlo.<\/span><\/div>\n

– \u00bfVida social? \u00bfAmigos? \u00bfDepresi\u00f3n? \u00bfAngustia?<\/span><\/div>\n

Record\u00e9 mi infancia. Mis extra\u00f1as preferencias por trepar a una higuera e imaginar que era un<\/span><\/div>\n

avi\u00f3n. O mi insistencia por ir al Cerro donde mi abuelo me hab\u00eda legado el inefable y melanc\u00f3lico\u00a0<\/span>placer de descubrir los restos invisibles de un acorazado, decidieron mi primera visita a un <\/span>sic\u00f3logo.\u00a0<\/span><\/div>\n

Nunca dud\u00e9 que la preocupaci\u00f3n de mis progenitores, en especial, mi padre, era que no me<\/span><\/div>\n

gustara el f\u00fatbol, como mi hermano mayor, ni trajera el lejano y \u201c prohibido\u201d aroma del tabaco.<\/span><\/div>\n

Pero sobretodo, mi insistencia en relaci\u00f3n a una de las partes de mi cuerpo que no parec\u00eda<\/span><\/div>\n

desarrollarse, en comparaci\u00f3n con mis amigos de edades similares. Y una flacura que encontraba <\/span>extrema, lo convencieron de mi\u00a0adhesi\u00f3n\u00a0incondicional a los\u00a0disc\u00edpulos de\u00a0On\u00e1n.<\/span><\/div>\n

A\u00f1os despu\u00e9s un t\u00edo me ilumin\u00f3 sobre la falsedad de la relaci\u00f3n entre el tama\u00f1o de la nariz<\/span><\/div>\n

y la parte de nuestro cuerpo a la hicimos referencia.<\/span><\/div>\n

Ahora enfrentaba a un profesional al que\u00a0f\u00e1cilmente le llevaba treinta a\u00f1os de ventaja. Un anciano<\/div>\n

con posibilidades de alg\u00fan grado de Alzheimer lo que \u00a0me conced\u00eda cierta impunidad en las respuestas.<\/span><\/div>\n

Mi tendencia inmadura, casi infantil, al pitorreo, t\u00e9rmino espa\u00f1ol sin\u00f3nimo de guasa, suele complicarme.\u00a0<\/span>Sin embargo no puedo evitarlo. Por eso, cuando el sic\u00f3logo con tono condescendiente me pregunt\u00f3 <\/span>por mis amigos. Cerr\u00e9 los ojos como recordando- mis amigos- respond\u00ed- bueno, algunos quedan. <\/span>Tres o cuatro. Ruperto en una casa de salud. Pablo, muy viejito, lo cuidan sus hijas. Habla muy poco <\/span>y oye menos- sin despreciar a nadie, agregu\u00e9- los mejores partieron hace tiempo. Sin embargo no <\/span>pierdo la esperanza de recuperarlos.<\/span><\/div>\n

Abri\u00f3 los ojos con mirada interrogante. Y una complicidad divertida, que cre\u00ed advertir en su semblante, <\/span>me anim\u00f3 a la respuesta.<\/span><\/div>\n

– Conan Doyle- creador de Sherlock Holmes dijo en 1928 que el movimiento espiritista – escarnecido <\/span>y ridiculizado por mucho tiempo- es el progreso m\u00e1s importante que ha realizado la raza humana\u2026 <\/span>a ello dedico mi tiempo. No se sorprenda, la supercher\u00eda, la superstici\u00f3n y el enga\u00f1o son cosa del\u00a0\u00a0<\/span>pasado. Tengo vivencias personales que pueden confirmarlo.<\/span><\/div>\n

Por un momento qued\u00f3 serio. Acaso considerando un nivel 7 en la escala Reisberg Fast que ofrece<\/span><\/div>\n

Informaci\u00f3n clave sobre las etapas del deterioro cognitivo ocasionado por la enfermedad de Alzheimer.<\/span><\/div>\n

No tard\u00f3 en recuperarse. Quiz\u00e1s pregunt\u00e1ndose como pude equivocarme. Sonr\u00edo compasivo y agreg\u00f3:<\/span><\/div>\n

– Muy interesante\u2026\u00bfPodr\u00eda narrarme ?<\/span><\/div>\n

– Mi mejor amigo, Carlos, un profesional del canto l\u00edrico, un Bajo excepcional, falleci\u00f3 hace cuatro <\/span>a\u00f1os. El me introdujo en el amor por la Opera y compartimos gustos comunes por algunas arias de\u00a0<\/span>singular belleza. \u201cJe crois entendre encore\u201d de Bizet , cuya traducci\u00f3n es, curiosamente\u201d Creo que\u00a0<\/span>vuevo a escuchar\u201d era nuestra preferida. Sol\u00edamos, salvando las diferencias, cantarla despu\u00e9s de\u00a0<\/span>inolvidables\u00a0francachelas con algunas copas de m\u00e1s.<\/span><\/div>\n

Una noche de insomnio mientras mi mujer dorm\u00eda profundamente, cre\u00ed\u00a0escuchar m\u00fasica.<\/span><\/div>\n

Afin\u00e9 mi o\u00eddo y ,efectivamente, eran los acordes del aria que refiero en la voz del tenor Ala\u00edn Lanz\u00f3, s<\/span>u mejor interprete. Por la hora, las tres de la ma\u00f1ana, lo recuerdo bien, no eran los vecinos.<\/span><\/div>\n

En la oscuridad del cuarto un tenue resplandor se\u00a0insinu\u00f3 en el ambiente y distingu\u00ed,<\/span><\/div>\n

sin lugar a dudas, el rostro de Carlos sonri\u00e9ndome.<\/span><\/div>\n

Apenas pronunci\u00e9 la frase que consider\u00e9 ocurrente, dado el tono en que transcurr\u00eda el di\u00e1logo,<\/span> una inesperada tristeza ensombreci\u00f3 mi \u00e1nimo. Por unos instantes quedamos en silencio. De pronto<\/div>\n

comprend\u00ed.El hombre obeso, de barba descuidada y lentes, lo hab\u00eda conseguido. Derribar mi fr\u00e1gil <\/span>y engre\u00edda coraza.\u00a0<\/span><\/div>\n

Y entonces \u00a0habl\u00e9 de mis miedos. Integrar una generaci\u00f3n, clasificada y calificada, por sus niveles <\/span>de Alzheimer no resulta agradable. Todo es sospechoso. Desde el humor, inteligente y mordaz, hasta\u00a0<\/span>los silencios prolongados. Si manifiesto mis dudas sobre la vida despu\u00e9s de los cien a\u00f1os mis improbables <\/span>contertulios, todos imbuidos\u00a0de esa moderna panacea, me\u00a0mirar\u00e1n con\u00a0conmiseraci\u00f3n o desprecio.<\/span><\/div>\n

Y en presencia de su ignorancia supina nunca formular\u00eda la duda existencial entre la soledad y la nada.<\/span><\/div>\n

Ya pasaron cuatro meses desde que llevo el artilugio implantado en mi fl\u00e1cido\u00a0pectoral izquierdo.<\/span><\/div>\n

He\u00a0aprendido mucho sobre ellos. Por ejemplo, que no nos salvar\u00e1n de un infarto si este se produjera.<\/span><\/div>\n

Solo mantendr\u00e1n su cronometrado ritmo hasta que se agote su bater\u00eda.<\/span><\/div>\n

Como \u00a0el antiguo reloj de\u00a0p\u00e9ndulo en nuestra casa paterna. No recuerdo haber dejado de oir\u00a0<\/span><\/div>\n

su tic-tac en muchos a\u00f1os. Solo se detuvo dos semanas despu\u00e9s de que mi padre dejara de darle <\/span>cuerda. Y eso ocurr\u00eda puntualmente todos los s\u00e1bados a las diez de la ma\u00f1ana.<\/span><\/div>\n

Lo que no deja de ser un detalle apenas curioso.<\/span><\/div>\n

\u00a0<\/span><\/div>\n

Elbio Firpo<\/span><\/div>\n

Julio de 2024\u00a0<\/span><\/div>\n<\/div>\n

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