{"id":429,"date":"2018-08-17T13:05:52","date_gmt":"2018-08-17T13:05:52","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=429"},"modified":"2019-02-23T23:26:20","modified_gmt":"2019-02-23T23:26:20","slug":"debiles-y-poderosos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/debiles-y-poderosos\/","title":{"rendered":"D\u00e9biles y Poderosos"},"content":{"rendered":"

Pr\u00f3logo Vintage<\/u><\/strong><\/p>\n

C<\/span>uando un avi\u00f3n de pasajeros experimenta problemas con sus motores durante un vuelo interoce\u00e1nico, sus pilotos, entre los que se encuentra Dan Roman, un veterano aviador con un tr\u00e1gico pasado, deber\u00e1n hacerse cargo de la situaci\u00f3n e intentar por todos los medios llegar a San Francisco.<\/p>\n

Tal el argumento de la pel\u00edcula D\u00e9biles y Poderosos.<\/p>\n

El film obtuvo un Oscar por la mejor Banda de Sonido en el a\u00f1o 1955.<\/p>\n

La melod\u00eda es inolvidable, en particular por un \u201csolo\u201d de silbido que mereci\u00f3 el premio mayor de la Academia.<\/p>\n

Entender el cuento que se presenta sin una ayuda previa y en particular para quienes no hayan visto la pel\u00edcula, \u00a0podr\u00eda resultar poco entendible, por lo que consideramos incluir dos peque\u00f1as filmaciones que contribuyan a la comprensi\u00f3n de los eventuales lectores.<\/p>\n

La an\u00e9cdota de un ni\u00f1o de diez a\u00f1os imitando a su h\u00e9roe al dejar la c\u00e1lida sala de un cine de barrio y rememorarla sesenta a\u00f1os despu\u00e9s, entre la vigilia y el sue\u00f1o, puede no resultar particularmente interesante.<\/p>\n

En tal caso, rogamos escuchar, solo un par de minutos, la estupenda creaci\u00f3n del compositor, arreglista, violinista y director de orquesta de nacionalidad estadounidense Victor Young.<\/p>\n

Ayuda visual 1: https:\/\/youtu.be\/4rZOOTnNKow<\/a><\/p>\n

Ayuda visual 2:\u00a0https:\/\/youtu.be\/nkunqvDT4kY<\/a><\/p>\n

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\u00a0 \u00a0 D\u00e9biles y Poderosos.<\/strong><\/p>\n

\u00a0\u201c El pasado es un pa\u00eds extra\u00f1o. Las cosas parecen diferentes en \u00e9l.\u201d<\/em><\/p>\n

L.P. Hartley<\/p>\n

No hab\u00eda duda que el pesado cuatrimotor perd\u00eda altura y que el piloto, John Sullivan, presa de un ataque de p\u00e1nico, se aferraba a su decisi\u00f3n de amerizar en el embravecido mar, en plena noche, con un motor apagado, otro en llamas y a punto de quedarse sin combustible.<\/p>\n

Por suerte all\u00ed estaba Dan Roman, su copiloto, veterano de dos guerras mundiales, casi en l\u00edmite de edad para seguir volando, cojo de una pierna que lo limitaba a la condici\u00f3n de copiloto y a qui\u00e9n la vida lo hab\u00eda castigado con la muerte de su mujer y su peque\u00f1o hijo en un accidente a\u00e9reo.<\/p>\n

Cu\u00e1ndo Sullivan atrasa los gases para el inminente amerizaje, Roman, qui\u00e9n ven\u00eda aconsejando seguir volando e intentar aterrizar en el Aeropuerto de San Francisco, detiene la mano de su superior, lo fuerza a llevar las manecillas a la m\u00e1xima potencia, al mismo tiempo que le acomoda una sonora bofetada y lo conmina a recobrar el coraje y asumir su responsabilidad como Comandante.<\/p>\n

En la fila 28 del cine Mundial, butaca contra el pasillo, Rolando Sald\u00edas, de diez a\u00f1os, como todos los domingos desde que tenga memoria, aplaude la decisi\u00f3n de Roman y respira aliviado.<\/p>\n

La entrada numerada la hab\u00eda comprado el jueves de tarde, d\u00eda en que se pon\u00edan a la venta para la funci\u00f3n del domingo de tarde. Sol\u00eda ser el primero en la fila. Los boleteros lo conoc\u00edan. Invierno o Verano, cualquiera fuera la estaci\u00f3n, all\u00ed estaba, infaltable.<\/p>\n

Una duda lo incomodaba, \u00bf Como se ver\u00eda en la pel\u00edcula a John Wayne como copiloto de un DC-4 a las \u00f3rdenes de un imberbe Robert Stack despu\u00e9s de haberlo visto en Infierno en las Nubes como Jefe de un Grupo de Cazas aeronavales derribando japoneses en los cielos de Guadalcanal?<\/p>\n

\u00bf O como el Capit\u00e1n Jim Gordon l\u00edder de los Tigres Voladores luchando en clara desventaja frente a los Zeros del Sol Naciente?<\/p>\n

Afortunadamente, durante los once minutos finales de la larga final del DC-4 hacia el mar o el aeropuerto, el h\u00e9roe no lo defrauda. Y se emociona hasta las l\u00e1grimas cu\u00e1ndo, en el Aeropuerto vac\u00edo, apagado el bullicio de la multitud y la Prensa, Dan Roman, se aleja solitario arrastrando su pierna enferma silbando la maravillosa melod\u00eda que \u00a0Sald\u00edas no\u00a0 olvidar\u00eda nunca.<\/p>\n

Mira el programa por \u00faltima vez, repasa las cuatro pel\u00edculas que acaba de ver con amorosa lentitud. Despu\u00e9s, cuidadosamente, lo dobla el en dos partes iguales y lo guarda en su bolsillo. Lo depositar\u00e1 en la caja de zapatos donde los atesora por decenas.<\/p>\n

Espera que el p\u00fablico se retire. Manteniendo distancia con la muchedumbre, camina lentamente hacia la salida. Abandona la tibieza cargada de aromas de la sala y lo invade el desaliento. Ser\u00e1 una larga espera hasta el pr\u00f3ximo domingo.<\/p>\n

El frio pronto dispersa a sus transitorios contertulios y la calle queda desierta. Comienza a caer una ligera llovizna. Se asegura de estar completamente solo y entonces comienza a cojear. La Avenida Mill\u00e1n se convierte en la mojada pista de San Francisco , atr\u00e1s queda el castigado DC-4 y frunciendo los labios, surge, desafinado, el hilo de un silbido.<\/p>\n

Apenas son dos cuadras largas hasta su casa donde sus padres y hermanos lo esperan para la cena. Podr\u00eda apresurar el paso para evitar la reprimenda por la tardanza, la ropa y los zapatos mojados, pero descarta tal opci\u00f3n. La llovizna se ha transformado en lluvia y las gotas, desliz\u00e1ndose por su rostro, amenazan la esforzada interpretaci\u00f3n de su silbo.<\/p>\n

Por fin llega a la puerta de su casa. Su madre, despu\u00e9s de una larga discusi\u00f3n con su padre, ha conseguido que los domingos le conf\u00eden la llave de entrada.<\/p>\n

A\u00fan antes de abrir imagina la escena.<\/p>\n

Su madre calienta al Ba\u00f1o Mar\u00eda los ravioles caseros que desprenden el familiar aroma de los domingos. Su padre charla con su hermano mayor que, reci\u00e9n ba\u00f1ado, le detalla las incidencias del partido de futbol que jug\u00f3 en la tarde. Su hermana menor ayuda a poner la mesa. Su entrada tard\u00eda provocar\u00e1 un silencio inc\u00f3modo. Habr\u00e1 una reprimenda paterna que su hermano morigerar\u00e1 con alg\u00fan chiste alusivo a su pasi\u00f3n por el cine o los aviones.<\/p>\n

Y habr\u00e1 muchas luces prendidas y sobre la repisa de la estufa a le\u00f1a, la colecci\u00f3n de perros de cer\u00e1mica de su hermana, que cuida con especial esmero, brillar\u00e1n alineados en perfecta simetr\u00eda.<\/p>\n

Con mano empapada introduce la llave en la cerradura. La puerta cede con\u00a0 crujido inusual.<\/p>\n

Un golpe de humedad antigua, como de cripta, lo golpea.<\/p>\n

Las luces de la calle apenas iluminan el hall de entrada sumido en sombras. Los escalones de m\u00e1rmol que conducen a la invisible puerta del living, est\u00e1n cubiertos de polvo. A la mortecina luz que llega del exterior apenas distingue las bocas oscuras de los dormitorios y de la cocina familiar.<\/p>\n

Donde estuviera la estufa a le\u00f1a se amontonan los escombros.<\/p>\n

En medio de la desolaci\u00f3n imagina escuchar el tic tac de un viejo reloj de p\u00e9ndulo.<\/p>\n

Y cu\u00e1ndo se pregunta incr\u00e9dulo \u00bf Ser\u00e1 esto posible? , la angustia acechante se apodera de su esp\u00edritu.<\/p>\n

\u201c\u00a0 A las tres de la ma\u00f1ana un vientecillo frio despierta a Rolando Sald\u00edas de setenta y cuatro a\u00f1os que se ha quedado dormido frente al televisor con la ventana entreabierta. El sue\u00f1o suele ser elusivo con \u00e9l. No tiene horario ni continuidad. \u00a0Enfrentado a la disyuntiva de esperar su retorno conversando con la almohada, Sald\u00edas elige levantarse y repasar alguno de sus filmes preferidos.<\/em><\/p>\n

\u00a0Hoy se ha quedado dormido en esa circunstancia.<\/em><\/p>\n

\u00a0Pero el despertar no ha sido grato. El coraz\u00f3n latiendo acelerado y esa inquietud creciente que lo desvela.<\/em><\/p>\n

Si pudiera recordar el sue\u00f1o- se dice- lo sabr\u00eda.<\/em><\/p>\n

Pero solo pod\u00eda evocar a John Wayne alej\u00e1ndose solitario a su destino de h\u00e9roe.<\/em><\/p>\n

\u00a0\u00a0\u00a0<\/em><\/p>\n

Elbio Firpo<\/p>\n

Abril 16 de 2016<\/p>\n

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