{"id":454,"date":"2018-08-22T22:04:38","date_gmt":"2018-08-22T22:04:38","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=454"},"modified":"2021-04-24T21:06:02","modified_gmt":"2021-04-24T21:06:02","slug":"continuidad-de-los-parques-julio-cortazar-comentario","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/continuidad-de-los-parques-julio-cortazar-comentario\/","title":{"rendered":"Continuidad de los parques – Julio Cort\u00e1zar —– Comentario"},"content":{"rendered":"
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Hab\u00eda empezado a leer la novela unos d\u00edas antes. La abandon\u00f3 por negocios urgentes, volvi\u00f3 a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, despu\u00e9s de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuesti\u00f3n de aparcer\u00edas, volvi\u00f3 al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sill\u00f3n favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dej\u00f3 que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los \u00faltimos cap\u00edtulos. Su memoria reten\u00eda sin esfuerzo los nombres y las im\u00e1genes de los protagonistas; la ilusi\u00f3n novelesca lo gan\u00f3 casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando l\u00ednea a l\u00ednea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba c\u00f3modamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos segu\u00edan al alcance de la mano, que m\u00e1s all\u00e1 de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la s\u00f3rdida disyuntiva de los h\u00e9roes, dej\u00e1ndose ir hacia las im\u00e1genes que se concertaban y adquir\u00edan color y movimiento, fue testigo del \u00faltimo encuentro en la caba\u00f1a del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente resta\u00f1aba ella la sangre con sus besos, pero \u00e9l rechazaba las caricias, no hab\u00eda venido para repetir las ceremonias de una pasi\u00f3n secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El pu\u00f1al se entibiaba contra su pecho, y debajo lat\u00eda la libertad agazapada. Un di\u00e1logo anhelante corr\u00eda por las p\u00e1ginas como un arroyo de serpientes, y se sent\u00eda que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada hab\u00eda sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante ten\u00eda su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrump\u00eda apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.<\/p>\n

S<\/span>in mirarse ya, atados r\u00edgidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la caba\u00f1a. Ella deb\u00eda seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta \u00e9l se volvi\u00f3 un instante para verla correr con el pelo suelto. Corri\u00f3 a su vez, parapet\u00e1ndose en los \u00e1rboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crep\u00fasculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no deb\u00edan ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estar\u00eda a esa hora, y no estaba. Subi\u00f3 los tres pelda\u00f1os del porche y entr\u00f3. Desde la sangre galopando en sus o\u00eddos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, despu\u00e9s una galer\u00eda, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitaci\u00f3n, nadie en la segunda. La puerta del sal\u00f3n, y entonces el pu\u00f1al en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sill\u00f3n de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sill\u00f3n leyendo una novela.<\/p>\n

FIN<\/p>\n

Comentario<\/strong><\/p>\n

Este brev\u00edsimo cuento de apenas p\u00e1gina y media tal vez sea el m\u00e1s le\u00eddo y admirado y quiz\u00e1 tambi\u00e9n el m\u00e1s perfecto de los que escribi\u00f3 Cort\u00e1zar a pesar de lo que de \u00e9l dijo su autor: \u201cYo, que no escribo nunca dos veces un cuento, \u00e9ste lo he escrito quince veces y todav\u00eda no estoy satisfecho. Creo que le faltan a\u00fan elementos de ritmo y tensi\u00f3n para que pueda llegar a ser diminutamente perfecto.\u201d Porque se trata, en efecto, de un cuento en el que el principio, el medio y el desenlace totalmente inesperado son un modelo de perfecta estructura, de ritmo y tensi\u00f3n, de construcci\u00f3n formal milim\u00e9trica y, en definitiva, de alt\u00edsima creaci\u00f3n art\u00edstica mediante un lenguaje eficaz y directo, al servicio exclusivo de la trama y alejado de toda ostentaci\u00f3n innecesaria.<\/p>\n

Se relatan dos historias. En la primera, al comienzo del cuento, un hombre de negocios llega a su finca, se arrellana en el sill\u00f3n de su estudio y se enfrasca en la lectura de una novela. La segunda historia es la de la propia novela en la que se narra la preparaci\u00f3n de un crimen pasional por dos amantes. Aparentemente todo est\u00e1 muy claro: situaci\u00f3n ver\u00eddica y supuestamente real por una parte, la del lector de la novela, y, por otra, ficci\u00f3n de la ficci\u00f3n, lo que se narra en la novela que est\u00e1 leyendo el hombre de negocios (aunque, sin olvidar que para los lectores del cuento todo sea ficci\u00f3n). Le\u00eddas individualmente, ninguna de las dos historias impresiona; ambas son perfectamente normales Lo extraordinario del cuento, lo sorprendente y asombroso, sobreviene cuando en alg\u00fan momento del relato, en una especie de truco de magia narrativa o de juego de espejos, ambas historias se unen y se funden magistralmente, diluyendo los l\u00edmites de lo que es el mundo real y lo que es ficci\u00f3n y se integran en un solo relato y en un \u00fanico universo, al convertirse el hombre de negocios en la v\u00edctima, la persona que va a ser asesinada por uno de los personajes de la novela que est\u00e1 leyendo. Es muy importante observar c\u00f3mo el personaje-lector vive tan intensamente la narraci\u00f3n de los amantes, entra tan de lleno en ella, que parece estar facilitando su inclusi\u00f3n dram\u00e1tica como tercer personaje en la acci\u00f3n de la novela. El parque, que act\u00faa como frontera y al mismo tiempo como conexi\u00f3n -o continuidad- de las dos historias, le da significado al t\u00edtulo del cuento.<\/p>\n

Se ha dicho de este texto, que, en su corta extensi\u00f3n y aparte de lo anteriormente comentado, es una especie de parodia del cuento policial y de las novelas del cl\u00e1sico \u201ctri\u00e1ngulo amoroso\u201d y, desde luego, es tambi\u00e9n una mirada diferente, muy propia de Cort\u00e1zar, de lo que es vivir y lo que es leer.<\/p>\n

Fuente:\u00a0https:\/\/ciudadseva.com\/texto\/continuidad-de-los-parques\/<\/em><\/p>\n<\/div>\n<\/article>\n


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M\u00c1S CUENTOS DE JULIO CORT\u00c1ZAR<\/a><\/p>\n


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