{"id":483,"date":"2018-09-05T12:43:53","date_gmt":"2018-09-05T12:43:53","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=483"},"modified":"2019-02-23T23:00:40","modified_gmt":"2019-02-23T23:00:40","slug":"la-viuda","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/la-viuda\/","title":{"rendered":"La viuda"},"content":{"rendered":"

P<\/span>ara Alejandro Venturini, cuarenta y dos a\u00f1os, divorciado a\u00f1o y medio atr\u00e1s, caminar por la Rambla constitu\u00eda, m\u00e1s que un ejercicio , una forma de pasar el tiempo. Como suele ocurrir con los divorciados recientes ,su vida actual en un peque\u00f1o pero confortable apartamento en Pocitos , y su propio discurso, podr\u00edan hacer pensar a sus amigos que hab\u00eda regresado a los felices tiempos de soltero. Nada m\u00e1s alejado de una realidad que Venturini se cuidaba mucho de desmentir. Una creciente agorafobia lo manten\u00eda , cuando no estaba en su oficina,  confinado en su vivienda, leyendo o mirando videos que retiraba de un negocio cercano. La angustia por sus hijos peque\u00f1os, pretexto para su propio desconsuelo , mezcla de soledad e indefensi\u00f3n, sol\u00edan desvelarlo y, aunque convencido de que la separaci\u00f3n hab\u00eda sido inevitable , un tenue pero persistente sentimiento de culpa, sol\u00eda agobiarlo.<\/p>\n

La semana de turismo que conoci\u00f3 a Sonia, un mi\u00e9rcoles para ser m\u00e1s exactos, Alejandro cumpl\u00eda su cl\u00e1sico recorrido entre Kibon y el Parque Hotel, extendiendo a veces la distancia dependiendo del tiempo y de su estado de \u00e1nimo.<\/p>\n

Desde el s\u00e1bado no hab\u00eda pasado desapercibida para Alejandro, la presencia de una mujer rubia, relativamente joven , sentada sobre una manta escocesa a un costado del Club de Pesca Ramirez.  Usaba una malla negra enteriza, un gorrito elegante y grandes lentes de sol que imped\u00edan una apreciaci\u00f3n fiel del rostro. La velocidad del paso de Alejandro y su natural timidez, hac\u00edan que la visi\u00f3n durara apenas unos segundos. No obstante decidi\u00f3 acortar el recorrido en la eventualidad que la dama , despu\u00e9s del primer cruzamiento, decidiera irse. Lejos estaba de suponer que ,aunque caminase hasta el Cerro, eso no ocurrir\u00eda.<\/p>\n

-Cuantos kil\u00f3metros hace por d\u00eda?<\/p>\n

El certero disparo de la voz lo detuvo como un perdig\u00f3n..<\/p>\n

-Unos cuantos-  Respondi\u00f3 al tiempo que enfrentaba a la acampante  con sonrisa prefabricada que , sin querer reconocerlo, ven\u00eda ensayando desde el s\u00e1bado.<\/p>\n

-Una pera?-Dijo la voz \u2013 al tiempo que le ofrec\u00eda la fruta que Alejandro tom\u00f3 autom\u00e1ticamente.<\/p>\n

Meses despu\u00e9s , reconocer\u00eda  que, aquella primera claudicaci\u00f3n, hab\u00eda sido un error estrat\u00e9gico que pagar\u00eda muy caro.<\/p>\n

– Me llamo Sonia-continu\u00f3 . Alejandro \u2013respondi\u00f3 \u00e9l-en tanto se sentaba a su lado obedeciendo , m\u00e1s que aceptando, la invitaci\u00f3n que le hacia con su mano.<\/p>\n

Los primeros di\u00e1logos los enteraron de sus respectivas actividades laborales.<\/p>\n

Ella era Fisioterapeuta diplomada dedicada a la rehabilitaci\u00f3n de adultos mayores, tarea que realizaba a domicilio y que la manten\u00eda ocupada la mayor parte del d\u00eda.<\/p>\n

Y viuda desde hac\u00eda tres a\u00f1os.<\/p>\n

La mitolog\u00eda machista que adjudica a ese estado civil ciertas caracter\u00edsticas particulares, y a la que Alejandro no escapaba, estimularon su \u00e1nimo.<\/p>\n

Sonia era una hermosa mujer que parec\u00eda tener los treinta y seis a\u00f1os que, sin ning\u00fan prurito, reconoci\u00f3 desde el primer momento. Ojos grises azulados y un f\u00edsico de gimnasta de tersos y modelados m\u00fasculos, acorde a lo que se espera de qui\u00e9n los utiliza constantemente.<\/p>\n

La agradable confirmaci\u00f3n de la imagen de su interlocutora lo hicieron caer en su segunda claudicaci\u00f3n, antes de la media hora de iniciado el encuentro.<\/p>\n

-Tu est\u00e1s completamente contra\u00eddo-dignostic\u00f3.- en tanto se levantaba y apoyaba sus manos, de largas y rojas u\u00f1as en la espalda desnuda de Alejandro, confirmando su certera afirmaci\u00f3n.<\/p>\n

-Despu\u00e9s de todo es casi una m\u00e9dica-se ment\u00eda hip\u00f3critamente Alejandro, entregado placenteramente al terap\u00e9utico masaje.<\/p>\n

Record\u00f3 que sus amigos pescadores buscan los \u201csopitas\u201d, tiernos cangrejos muy j\u00f3venes, para ofrecer a las voraces corvinas. No encontr\u00f3 explicaci\u00f3n para el absurdo pensamiento y , en tanto entrecerraba los ojos, se dej\u00f3 someter a las manos de su reciente amiga.<\/p>\n

La tarde pas\u00f3 r\u00e1pidamente. Sonia insisti\u00f3 en llevarlo hasta su casa \u2013No quiero que te resfr\u00edes justo ahora que nos estamos conociendo-manifest\u00f3.<\/p>\n

El jueves lo llam\u00f3 temprano. Ten\u00eda que atender a un paciente pero sugiri\u00f3 salir a cenar. Si no le parec\u00eda mal pasar\u00eda a buscarlo a las ocho.<\/p>\n

-No vale la pena que saques tu auto. Quiero que conozcas mi apartamento y dejarlo en la calle es un riesgo innecesario.<\/p>\n

Durante la cena Alejandro fue advirtiendo la meticulosidad casi obsesiva con la que Sonia administraba su vida. En su agenda, la lista de pacientes inclu\u00eda no solo la hora sino los minutos de traslado, las calles m\u00e1s directas para llegar y hasta el tiempo que dedicar\u00eda a los saludos. De hecho lo hab\u00eda pasado a buscar exactamente a las ocho y a las diez, a m\u00e1s tardar, deber\u00edan estar en su apartamento.<\/p>\n

Por el momento, esta puntualidad casi militar, divert\u00eda a Alejandro, cuyo pensamiento estaba en otro lado. El excelente vino que Sonia hab\u00eda elegido lo sum\u00eda en un ligero y agradable sopor y su atenci\u00f3n , o quiz\u00e1s su falta de ella, la dirig\u00eda indistintamente, al incipiente escote, la delineada boca , el cuello desnudo, apenas distra\u00eddo por una fina cadena de oro.<\/p>\n

A las diez menos diez se retiraron. A las diez , el apartamento de Sonia quedaba a pocas cuadras, entraban al amplio estacionamiento de un edificio de ocho pisos. Uno por piso \u2013le aclar\u00f3 en tanto estacionaba. \u2013La privacidad no tiene precio. Eso dec\u00eda siempre mi esposo-y su voz pareci\u00f3 quebrarse al mencionarlo.<\/p>\n

Subieron en un silencioso y alfombrado ascensor hasta el quinto piso. Reconoci\u00f3 en la lustrada chapa de bronce de la amplia puerta frente a la cual se detuvieron, el nombre de un reconocido arquitecto junto al de Sonia. \u2013Falleci\u00f3 hace tres a\u00f1os-inform\u00f3. Todav\u00eda me parece que me est\u00e1 esperando en la sala escuchando a Brahms.<\/p>\n

La primera sorpresa de la larga noche que esperaba a Alejandro, fue el pedido de la viuda de que se descalzara. \u2013 Debemos dejar los microbios afuera. Nadie se imagina los g\u00e9rmenes que traemos en la suelas de los zapatos. Y le entreg\u00f3 un par de coquetas pantuflas de lana que Alejandro se calz\u00f3 sin hacer comentarios.<\/p>\n

El departamento era grande. Casi desmesurado para una sola persona. Las l\u00e1mparas, hab\u00eda varias ,alumbraban rincones confortables de mullidos sillones. Las pinturas que colgaban de las paredes-distingui\u00f3 Alejandro, que era un modesto conocedor y pintor aficionado-eran de reconocidos maestros. \u201cLuna roja con ranchos\u201d de C\u00faneo de un considerable tama\u00f1o, presid\u00eda la estancia iluminada por una discreta luz. La obra impactaba por su extraordinaria belleza. Cuando camin\u00f3 para observarla de cerca, Sonia lo detuvo.<\/p>\n

– Por favor\u2026de esta manera, Ale-empleando por primera vez el diminutivo de su nombre. Acto seguido se desliz\u00f3 con graciosa postura sobre el extenso parquet.<\/p>\n

-Es la \u00fanica manera de mantenerlo siempre brillante- Y lo invit\u00f3 a que la imitara.<\/p>\n

Ensay\u00f3 Alejandro con respetuosa resignaci\u00f3n un torpe patinaje hacia el cuadro frente al cual se detuvo fascinado. Sonia , en tanto, preparaba las copas, una de las cuales le extendi\u00f3 con esp\u00edritu de brindis. El rostro deAlejandro reflej\u00f3 cierta duda ante el amarillo licor que se le ofrec\u00eda.<\/p>\n

-Tom\u00e1lo con confianza. Es un reconstituyente extraordinario de sabor exquisito. Lo trajimos de Rumania en uno de los viajes con Rodolfo. Pobre, ya estaba muy enfermo, pero le hac\u00eda tan bien tomar todos los d\u00edas una copita. Enseguida le volv\u00edan los colores a la cara.<\/p>\n

No era el momento de discutir continentes, sin\u00f3nimo de objeto que contiene una cosa, pero sin dudas no era precisamente una copita lo que su mano sosten\u00eda y que llev\u00f3 a su boca despu\u00e9s del delicado golpecillo de cristales.<\/p>\n

Lo que inicialmente confundi\u00f3 Alejandro con licor de huevo, en todo caso de gallinas rumanas, result\u00f3 ser un espeso n\u00e9ctar de placentero y adictivo gusto. No tard\u00f3 en sentir los ben\u00e9ficos efectos del desconocido brebaje. Sus pupilas parecieron dilatarse y su \u00e1nimo, de natural ap\u00e1tico y complaciente, se torn\u00f3 s\u00fabitamente din\u00e1mico y alegre.<\/p>\n

La viuda lo contemplaba con enigm\u00e1tica sonrisa.<\/p>\n

-Son las once-sentenci\u00f3 con voz de magistrado penal- y sustituy\u00f3 la vac\u00eda copa de la mano de Alejandro por la suya, gui\u00e1ndolo como Virgilio hacia la primera y excitante etapa del viaje.<\/p>\n

Sonia se detuvo con la mano en el picaporte frente a la cerrada puerta del dormitorio.<\/p>\n

-Esper\u00e1 un momentito ac\u00e1\u2026solo ser\u00e1 un segundo- E ingres\u00f3 a la alcoba dejando a Alejandro, con una nueva incertidumbre. Escuch\u00f3 algunos r\u00e1pidos golpecitos que no supo reconocer. La puerta hab\u00eda quedado ligeramente entornada. Sonaban como objetos planos al ser acomodados unos sobre otros.<\/p>\n

– Ya est\u00e1 \u2013dijo Sonia reapareciendo- Pod\u00e9s pasar. No soporto que mi pobre Rodolfo me mire. Hace tres a\u00f1os que no permito que nadie ingrese a este cuarto, ni siquiera la servidumbre. Tu ser\u00e1s el primero.<\/p>\n

Desde las paredes, lo recibieron los reversos de varios cuadros. Las espaldas de Rodolfo-se dijo Alejandro. El m\u00e1s grande encima de la cabecera de la cama.<\/p>\n

Una ligera luz de alarma parpade\u00f3 en alg\u00fan lugar de su cerebro pero se apag\u00f3 de inmediato.<\/p>\n

La viuda y su negra lencer\u00eda interfer\u00edan todos los circuitos de seguridad de su menguada estructura sicol\u00f3gica.<\/p>\n

Cuando se despert\u00f3 estaba solo en la enorme cama cubierto por un blanco edred\u00f3n de plumas. Sinti\u00e9ndose liviano, y en un placentero estado de beatitud, dej\u00f3 el lecho y camino hacia la sala. Sonia preparaba el caf\u00e9 envuelta en una salida de ba\u00f1o.Una esterilla de paja extendida indicaba que hab\u00eda terminado sus ejercicios matinales. Se ve\u00eda  rozagante y juvenil. Su vitalidad contrastaba con el perezoso paso de Alejandro que hubiera preferido un desayuno menos atl\u00e9tico.<\/p>\n

-Dormil\u00f3n\u2026te dej\u00e9 dormir por ser la primera vez  pero desde ma\u00f1ana entrenamos juntos. Te hace mucha falta mejorar la tonicidad muscular. Se nota que no te mov\u00e9s mucho. Sentate que ya te sirvo el caf\u00e9. Abr\u00ed grande la boca.<\/p>\n

Y dicho esto acerc\u00f3 a Alejandro una cuchara sopera con un gran diente de ajo flotando en un l\u00edquido aceitoso.<\/p>\n

-Que es? \u2013Alcanz\u00f3 a decir antes que la cuchara se introdujera en su boca y le provocara una ligera n\u00e1usea.<\/p>\n

-Ajo con vaselina neutra. No pongas esa cara que no te va a matar. Bueno para mantener la presi\u00f3n arterial entre siete y doce. Todos mis pacientes lo toman con excelentes resultados.Y no vayas a masticarlo. Ten\u00e9s que tragarlo entero.<\/p>\n

In\u00fatil recomendaci\u00f3n . El dientecillo padre hab\u00eda pasado por su glotis con la velocidad del rayo sin darle tiempo a sus maseteros de reacci\u00f3n alguna<\/p>\n

Acostumbrado al\u201dcortado\u201d grande del Valerio y los dos exquisitos y grasosos pancongrasas que constitu\u00edan su placer matutino desde su separaci\u00f3n, el yogurt diet\u00e9tico sin gusto y las tostadas integrales con s\u00e9samo, empujadas por el tibio caf\u00e9 sin cafe\u00edna , – el caf\u00e9 altera los nervios y tomarlo muy caliente erosiona las paredes del est\u00f3mago, seg\u00fan explic\u00f3 Sonia- apenas disminuyeron su estimulado   \u00e1nimo. Y se sinti\u00f3 ingenuamente feliz de que alguien se preocupara por su solitaria y desordenada existencia.<\/p>\n

El lunes de ma\u00f1ana, sentado frente a la ventana de su apartamento, Alejandro reflexionaba. Si bien valoraba positivamente el cambio ocurrido en su vida, la presi\u00f3n amorosa a la que estaba siendo sometido, aunque se sinti\u00f3 algo injusto al reconocerlo, comenzaba a agobiarlo. Un  hecho casual, producto de su curiosidad por conocer a Rodolfo, quien hab\u00eda permanecido siempre de espaldas a la actividades que se desarrollaban en su lecho, lo llev\u00f3 a dar vuelta uno de los retratos que , piadosamente, se apilaban boca abajo sobre la c\u00f3moda. La fotograf\u00eda en blanco y negro mostraba el rostro de un hombre joven de rasgos regulares pero de una delgadez extrema. Los ojos grandes, hundidos en las cuencas, hablaban de un hombre afectado por una gran consunci\u00f3n. Seguramente la enfermedad que lo hab\u00eda llevado a la muerte.<\/p>\n

Oscuramente perturbado volvi\u00f3 a dejar el cuadro en su lugar<\/p>\n

Sonia hab\u00eda salido a las siete en punto para Carrasco. Siete y media atender\u00eda a su primer paciente. No volver\u00eda en todo el d\u00eda . Hab\u00eda llevado el termo con jugo de naranja , un s\u00e1ndwiche de pan integral y jam\u00f3n magro, una pera y una manzana. No volver\u00eda en todo el d\u00eda. Lo pasar\u00eda a buscar a las ocho.<\/p>\n

Dej\u00f3 el c\u00e1lido mate que intu\u00eda no tardar\u00eda en ser proscripto y parti\u00f3 para su oficina.<\/p>\n

Los d\u00edas fueron pasando sin que Alejandro tuviera plena conciencia de cuantos. La viuda sol\u00eda record\u00e1rselos alegremente , sobre todo cuando la relaci\u00f3n alcanz\u00f3 los dos meses.<\/p>\n

– Dos meses\u2026no te parece mentira, Ale?  Pensaste alguna vez que durar\u00eda tanto?<\/p>\n

El cansancio creciente que sent\u00eda y que Sonia atribu\u00eda a la sana actividad f\u00edsica a la que su cuerpo se  ir\u00eda acostumbrando lentamente, le provocaban una somnolencia que no tardar\u00eda en afectar su trabajo. La junta m\u00e9dica a que fue sometido por solicitud de sus jefes, aconsej\u00f3, en principio, veinte d\u00edas de licencia en domicilio por fatiga extrema.<\/p>\n

No tuvo fuerzas para contradecir la decisi\u00f3n de la viuda de que deb\u00eda mudarse a su departamento.<\/p>\n

-Donde vas a estar mejor cuidado, Ale querido. Te prepar\u00e9 un suplemento vitam\u00ednico que te har\u00e1 sentir bien en pocos d\u00edas. Y vamos a aumentar a dos copitas del reconstituyente que tanto te gusta.<\/p>\n

La verdad era, Alejandro as\u00ed lo reconoc\u00eda, que la viuda hac\u00eda lo posible por atenderlo.Peque\u00f1os detalles,como la foto que insisti\u00f3 en tomarle frente a la \u201cLuna roja con ranchos, lo conmovieron particularmente.<\/p>\n

Pero le tem\u00eda a la llegada de la noche. Es decir, hasta el momento en que la viuda le ofrec\u00eda la consabida dosis de licor rumano, sensiblemente aumentada. Entonces sent\u00eda recobrar su vitalidad y  \u00e1nimo y era el primero en marchar airoso al dormitorio.<\/p>\n

El sue\u00f1o era recurrente y  f\u00fanebre. Caminaba por los l\u00f3bregos corredores de un antiguo castillo construido en la cima de un cerro, presa de un temor inexplicable de algo abominable que lo acechaba en las sombras.<\/p>\n

Despertaba ba\u00f1ado en sudor con un agotamiento infinito.<\/p>\n

Un d\u00eda , sinti\u00e9ndose febril , se levant\u00f3 con esfuerzo. Un s\u00fabito mareo lo hizo apoyarse sobre la c\u00f3moda donde los retratos de Rodolfo se apilaban unos sobre otros mostrando sus reversos. En tanto recobraba el aliento los fue dando vuelta uno a uno.<\/p>\n

El primero de la pila era el Rodolfo que ya conoc\u00eda. El segundo, para su sorpresa, era calvo y de nariz achatada, el tercero rubio, el cuarto negro, el quinto\u2026se detuvo .Sintiendo un escalofr\u00edo de fiebre y espanto, comprob\u00f3 que lo \u00fanico en com\u00fan que ten\u00edan los retratos eran los demacrados rostros donde los ojos sobresal\u00edan con enfermiza mirada.<\/p>\n

En la sala la viuda terminaba sus ejercicios matutinos. Extendida sobre la esterilla con las piernas totalmente abiertas, acariciaba con sus manos de largas y rojas u\u00f1as, el delicado empeine de su pie.<\/p>\n

Es probable que no escuchara el apagado ruido del cuerpo de Alejandro al desplomarse sobre el lustrado parquet del dormitorio.<\/p>\n

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Elbio Firpo. 3 de Mayo del 2009<\/p>\n

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Para Alejandro Venturini, cuarenta y dos a\u00f1os, divorciado a\u00f1o y medio atr\u00e1s, caminar por la Rambla constitu\u00eda, m\u00e1s que un ejercicio , una forma de pasar el tiempo. Como suele ocurrir con los divorciados recientes ,su vida actual en un peque\u00f1o pero confortable apartamento en Pocitos , y su propio discurso, podr\u00edan hacer pensar a […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":484,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[10,20],"tags":[],"class_list":{"0":"post-483","1":"post","2":"type-post","3":"status-publish","4":"format-standard","5":"has-post-thumbnail","7":"category-cuentos-cortos","8":"category-cuentos-de-elbio-firpo","9":"czr-hentry"},"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/483","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=483"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/483\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/484"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=483"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=483"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=483"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}