{"id":529,"date":"2018-11-18T23:01:25","date_gmt":"2018-11-18T23:01:25","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=529"},"modified":"2019-02-23T22:53:25","modified_gmt":"2019-02-23T22:53:25","slug":"volando-en-el-2048","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/volando-en-el-2048\/","title":{"rendered":"Volando en el 2048"},"content":{"rendered":"
R<\/span>onald Spencer,\u201d Rody\u201d, para los amigos , es un ejecutivo de cincuenta y cinco a\u00f1os, divorciado y con dos hijas. Tiene el biotipo cl\u00e1sico del hombre de mediana edad que sufre cada ma\u00f1ana cuando el espejo, inmisericorde, le muestra los lentos pero implacables avances de su calvicie.<\/p>\n Con un r\u00e1pido movimiento de dedos cubre r\u00e1pidamente la ofensiva calva y contin\u00faa, ya recuperado, contemplando su narcisista imagen.<\/p>\n Hace calor en Nueva York, condici\u00f3n meteorol\u00f3gica que le ha permitido correr por el Central Park, como lo hace diariamente, a pecho descubierto.<\/p>\n Detalle no menor si se considera que Rody est\u00e1 orgulloso de su peludo torso ceniciento que destaca un bronceado envidiable, producto de una cama solar que oculta en el dormitorio de servicio.<\/p>\n Es dif\u00edcil que Ronald caiga en depresiones, su ego, del tama\u00f1o de un globo aerost\u00e1tico, lo preserva de tales circunstancias.<\/p>\n Pero hoy ser\u00e1 la excepci\u00f3n que confirme la regla.<\/p>\n Ronald se considera un h\u00e1bil y disimulado seductor. Secretarias j\u00f3venes que podr\u00edan ser sus hijas, constituyen sus blancos preferidos.<\/p>\n La convicci\u00f3n de, h\u00e1bil y disimulada, corre por su cuenta. Todas soportan con obligada sonrisa, sus elementales acercamientos y han llegado a odiar el fino aroma del Vetiver de Puig que anuncia su presencia.<\/p>\n Sin embargo, desde hac\u00eda seis meses, a todos hab\u00eda sorprendido un cambio de actitud que signific\u00f3 un respiro para las sufridas oficinistas.<\/p>\n Madga Sorensen, una rubia a la que llaman \u201c la sueca\u201d, es una espl\u00e9ndida mujer que ocupa el cargo de secretaria personal del Vicepresidente de la compa\u00f1\u00eda.<\/p>\n Un \u201ctarget\u201d que Ronald siempre consider\u00f3 fuera de sus posibilidades.<\/p>\n El coctel protocolar con motivo del cumplea\u00f1os del Vicepresidente, donde se invitaba a todos los ejecutivos de la empresa, desde los de mayor categor\u00eda hasta los que, como Ronald, raramente acced\u00edan al piso m\u00e1s alto y lujoso, propici\u00f3 la circunstancia.<\/p>\n Los detalles del encuentro entre Magda y Ronald no trascendieron.<\/p>\n Tampoco pudieron hacer p\u00fablica su relaci\u00f3n. Estrictas normas de funcionamiento empresariales, lo prohib\u00edan, pero era un secreto a voces que Ronald, en el colmo de su vanidad, se encargaba de difundir a los cuatro vientos.<\/p>\n Cu\u00e1ndo se cumpl\u00edan seis meses exactos del primer encuentro, una escueta nota en un sobre rotulado Confidencial, ley\u00f3 : Ronald, he decidido que nuestra relaci\u00f3n debe terminar. Por nuestro bienestar com\u00fan en la empresa no me escribas ni me llames. Podr\u00edas comprometerme. Magda.<\/p>\n Tard\u00edamente se enter\u00f3 que la \u201c sueca\u201d ten\u00eda un romance con el Vicepresidente.<\/p>\n Profundamente herido en su amor propio agradeci\u00f3 el tener que viajar esa misma tarde a Londres.<\/p>\n El vuelo tranquilizaba su inquieto esp\u00edritu. Las compa\u00f1\u00edas a\u00e9reas, aunque no todas, hab\u00edan transformado las cabinas en un remanso pl\u00e1cido y confortable<\/p>\n tendientes a bajar el stress de sus pasajeros. Tornar la avidez por llegar m\u00e1s r\u00e1pido por el secreto deseo de prolongar el viaje. Por supuesto que ese \u201cnoble\u201d prop\u00f3sito, manten\u00eda alejado el fantasma del vuelo supers\u00f3nico. Una novedad que en su momento llevara a la quiebra a dos importantes empresas.<\/p>\n Por esa raz\u00f3n Ronald eleg\u00eda viajar en el Airbus 320.<\/p>\n Siempre recordar\u00eda lo m\u00e1s impactante de su primer vuelo. A treinta mil pies de altura y a punto de ponerse el sol, el techo se torn\u00f3 transparente. Iluminados por la luz de mir\u00edadas de estrellas el avi\u00f3n parec\u00eda impulsado por un lejano y amable sonido.<\/p>\n Los avisos de la Empresa despertaban la curiosidad de los viajeros ofreciendo valiosos obsequios , que sin mencionarlos, inclinaban la voluntad del indeciso.<\/p>\n En el sobre que conten\u00eda el pasaje para este vuelo, Ronald ley\u00f3, en destacadas letras de molde : \u201c Usted recordar\u00e1 por siempre el vuelo 994 con destino a la ciudad de Londres\u201d.<\/p>\n Sumido en su baj\u00f3n an\u00edmico le prest\u00f3 poca atenci\u00f3n a la promoci\u00f3n, sin embargo crey\u00f3 descubrir de que se trataba cuando, al acercarse al despacho de la Compa\u00f1\u00eda y atravesar una ancha l\u00ednea amarilla pintada sobre el m\u00e1rmol , una azafata se le acerc\u00f3 sonriente.<\/p>\n Despu\u00e9s la sigui\u00f3 d\u00f3cilmente por ascensores y plataformas m\u00f3viles hasta el interior fresco y perfumado de la enorme aeronave.<\/p>\n El asiento ergon\u00f3mico se ci\u00f1o a su cuerpo con una presi\u00f3n amable, peque\u00f1os sensores indicaban en una pantalla virtual las reacciones de su cuerpo. Su presi\u00f3n arterial y el ritmo card\u00edaco, algo elevados, comenzaban a normalizarse.<\/p>\n Cuando la sed comenzaba a mortificarlo escuch\u00f3, como un susurro, la tenue voz de Milka.<\/p>\n Sorprendido Ronald gir\u00f3 la cabeza y la vio a su lado.<\/p>\n Dependiendo de su \u00e1nimo Ronald pod\u00eda aislarse o integrarse al resto del pasaje por medio de pantallas virtuales. Al atardecer observ\u00f3 por un rato el campo de golf virtual con pantallas hologr\u00e1ficas donde algunos pasajeros pasaban el rato.<\/p>\n La cabina ancha y c\u00f3moda permit\u00eda una zona de ocio donde estirar las piernas, una sala de conferencias y un bar.<\/p>\n Ronald prefiri\u00f3 aislarse. Volaban sobre el mar. El sol declinaba en el horizonte.<\/p>\n Decidi\u00f3 cenar temprano.<\/p>\n Antes de escuchar su voz presinti\u00f3 su presencia.<\/p>\n Y supo que le ofrecer\u00eda traerle la cena. Y \u00e9l le dir\u00eda- Si, por favor Milka\u2026 quiero estar preparado para cu\u00e1ndo desplieguen la cubierta transparente\u2026ans\u00edo volver a ver el cielo nocturno- y quiz\u00e1s agregar\u00eda, temeroso por primera vez ante una mujer- y si le sobrara un tiempito disfrutar\u00eda mucho de su compa\u00f1\u00eda\u2026es que hoy me siento muy triste.<\/p>\n Fue una noche muy larga o quiz\u00e1s muy breve. Ronald nunca sabr\u00eda definirla. Tendidos en sus asientos, parec\u00edan formar parte de la c\u00fapula infinita que los cubr\u00eda.<\/p>\n La mano de Milka, peque\u00f1a y tibia, se apoyaba sobre el recio antebrazo de Ronald. Y dej\u00f3 que una ternura profunda, lejanamente perdida, lo colmara.<\/p>\n Todos los cielos se parecen. El cielo de Delaware, la casita en las afueras de Wilmington, muy cercana a la bah\u00eda. Era una noche de verano. Tendidos en el pasto junto a su mujer, las ni\u00f1as persiguiendo bichitos de luz. El tiempo parec\u00eda haberse detenido. Se hab\u00edan acostado tarde.<\/p>\n Amanec\u00eda. Cerraban la cubierta transparente. No tardar\u00edan en llegar a destino.<\/p>\n Milka se hab\u00eda ido. Hab\u00eda prometido dejarle su direcci\u00f3n y tel\u00e9fono.<\/p>\n Volvi\u00f3 a verla cuando se present\u00f3 para acompa\u00f1arlo hasta la salida del aeropuerto. Experiment\u00f3 una alegr\u00eda intensa al comprobar que tra\u00eda en sus manos un sobre. Respir\u00f3 aliviado. Hab\u00eda dudado de su suerte.<\/p>\n Caminaron juntos hasta el borde de la l\u00ednea amarilla que marcaba el l\u00edmite de la compa\u00f1\u00eda.<\/p>\n Le entreg\u00f3 el sobre cu\u00e1ndo se desped\u00edan con cari\u00f1osa formalidad.<\/p>\n Apenas se hab\u00edan cerrado las puertas corredizas del aeropuerto cuando, con irreprimible ansiedad, rompi\u00f3 el sobre.<\/p>\n Y ley\u00f3 la nota encabezada con el logo oficial de la compa\u00f1\u00eda.<\/p>\n \u201c Estimado se\u00f1or Ronald Spencer.<\/em><\/p>\n Apreciado viajero habitual.<\/em><\/p>\n Usted acaba de experimentar la \u00faltima adquisici\u00f3n de nuestra empresa.<\/em><\/p>\n Se trata de Sophia, un robot humanoide desarrollado por la compa\u00f1\u00eda , con sede en Hong Kong, Hanson Robotics.<\/em><\/p>\n Sophia tiene inteligencia artificial, procesamiento de dato visual y reconocimiento facial.<\/em><\/p>\n Sophia tambi\u00e9n imita gestos humanos y expresiones faciales y es capaz de contestar ciertas preguntas y tener conversaciones sencillas en t\u00f3picos predeterminados, en este caso la aviaci\u00f3n comercial.<\/em><\/p>\n Hanson dise\u00f1\u00f3 a Shop\u00eda para ser una compa\u00f1era adecuada para ancianos o para ayudar en casos de depresiones sicol\u00f3gicas no siqui\u00e1tricas.<\/em><\/p>\n La interacci\u00f3n se inicia al cruzar la franja amarilla a su ingreso a nuestra sala de embarque y cesa al terminar su vuelo.<\/em><\/p>\n Deseamos sinceramente que nuestra promesa de que el vuelo 994 resultara inolvidable haya sido de su total complacencia.\u201d<\/em><\/p>\n ( Siguen firmas y saludos del Presidente, Vice y Gerentes Generales)<\/em><\/p>\n <\/em><\/p>\n Elbio Firpo<\/strong><\/p>\n <\/strong><\/p>\n <\/em><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Ronald Spencer,\u201d Rody\u201d, para los amigos , es un ejecutivo de cincuenta y cinco a\u00f1os, divorciado y con dos hijas. 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