{"id":819,"date":"2019-03-08T13:40:45","date_gmt":"2019-03-08T13:40:45","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=819"},"modified":"2019-03-08T13:40:45","modified_gmt":"2019-03-08T13:40:45","slug":"bolsas-raymond-carver-comentario","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/bolsas-raymond-carver-comentario\/","title":{"rendered":"Bolsas – Raymond Carver —Comentario"},"content":{"rendered":"

Es octubre, un d\u00eda h\u00famedo. Desde la ventana del hotel veo demasiadas cosas de esta ciudad del Medio Oeste. Veo c\u00f3mo se encienden las luces de algunos edificios, veo c\u00f3mo el humo de las altas chimeneas se alza en columnas espesas. Me gustar\u00eda no tener que mirar.<\/p>\n

Quiero contarles una historia que me cont\u00f3 mi padre cuando el a\u00f1o pasado pas\u00e9 unas horas en Sacramento. Se refiere a ciertos hechos que le acontecieron dos a\u00f1os antes de aquel tiempo, entendiendo por aquel tiempo el inmediatamente anterior a que mi madre y \u00e9l ser divorciaran.<\/p>\n

Soy vendedor de libros. Represento a una firma muy conocida. Publicamos libros de texto y tenemos la sede en Chicago. Mi zona es Illinois, y partes de Iowa y de Wisconsin. Hab\u00eda asistido en Los \u00c1ngeles a la convenci\u00f3n de la Western Book Plublishers Association cuando se me ocurri\u00f3 visitar a mi padre unas cuantas horas. No lo hab\u00eda vuelto a ver desde el divorcio, \u00bfcomprenden? As\u00ed que saque su direcci\u00f3n de la cartera y le envi\u00e9 un telegrama. A la ma\u00f1ana siguiente factur\u00e9 mis cosas hasta Chicago y me embarqu\u00e9 en un avi\u00f3n con destino a Sacramento.<\/p>\n

Tard\u00e9 un minuto en verle. Estaba en donde todo el mundo, es decir, detr\u00e1s de la puerta de salida. Pelo blanco, gafas, pantalones marrones de tela indeformable.<\/p>\n

-Pap\u00e1, \u00bfc\u00f3mo est\u00e1s? -pregunt\u00e9.<\/p>\n

\u00c9l s\u00f3lo dijo:<\/p>\n

-Les.<\/p>\n

Nos dimos un apret\u00f3n de manos y fuimos hacia la terminal.<\/p>\n

-\u00bfC\u00f3mo est\u00e1n Mary y los chicos? -quiso saber.<\/p>\n

-Todos estupendamente -respond\u00ed, y no era cierto.<\/p>\n

Abri\u00f3 una bolsa blanca de confiter\u00eda. Explic\u00f3:<\/p>\n

-He comprado algo que quiz\u00e1 quieras llevarte. No es gran cosa. Unos Almond Roca para Mary y unos caramelos blancos para los chicos.<\/p>\n

-Gracias -dije.<\/p>\n

-No olvides la bolsa cuando te vayas -me advirti\u00f3.<\/p>\n

Dejamos pasar a unas monjas que corr\u00edan hacia las puertas de embarque.<\/p>\n

-\u00bfUna copa o un caf\u00e9? -le pregunt\u00e9.<\/p>\n

-Lo que t\u00fa quieras -contest\u00f3-. Pero no tengo coche -precis\u00f3.<\/p>\n

Encontramos el bar, nos trajeron las bebidas, encendimos los cigarrillos.<\/p>\n

-Bueno, aqu\u00ed estamos -dije.<\/p>\n

-S\u00ed -asinti\u00f3.<\/p>\n

Me encog\u00ed de hombros y repet\u00ed:<\/p>\n

-S\u00ed.<\/p>\n

Me ech\u00e9 hacia atr\u00e1s en mi asiento y aspir\u00e9 profundamente, inhalando -me pareci\u00f3- el aire de infortunio que rodeaba su cabeza.<\/p>\n

Dijo:<\/p>\n

-Calculo que el aeropuerto de Chicago es cuatro veces m\u00e1s grande que \u00e9ste.<\/p>\n

-Es a\u00fan mayor -le asegur\u00e9.<\/p>\n

-Cre\u00eda que era grande -dijo.<\/p>\n

-\u00bfDesde cu\u00e1ndo usas gafas? -le pregunt\u00e9.<\/p>\n

-Desde hace poco.<\/p>\n

Tom\u00f3 un trago largo, y acto seguido fue al grano.<\/p>\n

-Me hubiera gustado morirme -dijo. Puso sus grandes brazos a ambos lados del vaso-. Eres un hombre educado, Les. La persona id\u00f3nea para comprenderlo.<\/p>\n

Levant\u00e9 un costado del cenicero para leer lo que hab\u00eda escrito dentro:\u00a0Club Harrah \/ Reno y Lake Tahoe \/ Buenos lugares de diversi\u00f3n.<\/p>\n

-Era una vendedora de productos Stanley. Una mujer menuda, con peque\u00f1os pies y peque\u00f1as manos y pelo negro como el carb\u00f3n. No era la mujer m\u00e1s bella del mundo. Pero sus modales eran muy delicados. Ten\u00eda treinta a\u00f1os y ten\u00eda hijos. Pero, aunque pas\u00f3 lo que pas\u00f3, era una mujer decente.<\/p>\n

\u00bbTu madre le compraba siempre cosas: una escoba, una fregona, alg\u00fan relleno de pastel\u2026 Ya conoces a tu madre. Era s\u00e1bado y me hab\u00eda quedado en casa. Tu madre se hab\u00eda ido no s\u00e9 ad\u00f3nde. No s\u00e9 en d\u00f3nde estaba. Pero no estaba trabajando. Yo le\u00eda el peri\u00f3dico y tomaba una taza de caf\u00e9 en la sala cuando llamaron a la puerta. Era esa mujer menuda, Sally Wain. Me dijo que ten\u00eda unas cosas para la se\u00f1ora Palmer. \u201cSoy el se\u00f1or Palmer\u201d, digo yo. \u201cLa se\u00f1ora Palmer no est\u00e1 en este momento\u201d, le explico. La invito a pasar, ya sabes, con intenci\u00f3n de pagarle las cosas que tra\u00eda. Se qued\u00f3 all\u00ed, vacilante. All\u00ed de pie, sosteniendo la peque\u00f1a bolsa de papel y el recibo.<\/p>\n

\u00bb-Vamos, d\u00e9mela -le sugiero-. \u00bfPor qu\u00e9 no pasa y se sienta un momento mientras veo si encuentro algo de dinero?<\/p>\n

\u00bb-No se preocupe -responde ella-. Puede dejarlo a deber. Hay mucha gente que lo hace. No hay problema. -Sonr\u00ede para darme a entender que no hay problema, ya sabes.<\/p>\n

\u00bb-No, no -insisto yo-. Prefiero pagarlo ahora. As\u00ed le ahorro un viaje y me ahorro tener deudas. Pase\u00bb -digo, y mantengo abierta la puerta met\u00e1lica. No era cort\u00e9s tenerla all\u00ed de pie en la puerta.<\/p>\n

Mi padre tosi\u00f3 y cogi\u00f3 uno de mis cigarrillos. Al fondo del bar una mujer re\u00eda. La mir\u00e9, y luego volv\u00ed a leer la leyenda del cenicero.<\/p>\n

-As\u00ed que pasa, y yo digo: \u201cUn momento, por favor\u201d, y entro en el dormitorio a buscar mi cartera. Miro en el tocador, pero no la encuentro. Hay algo de cambio y cerillas y mi peine, pero no logro dar con mi cartera. Tu madre se hab\u00eda pasado la ma\u00f1ana limpiando, ya sabes. As\u00ed que vuelvo a la sala y comento: \u201cBueno, ya encontrar\u00e9 algo\u201d.<\/p>\n

\u00bb-Por favor, no se moleste -dice ella.<\/p>\n

\u00bb-No es molestia -insisto-. Tengo que encontrar mi cartera, de todas formas. P\u00f3ngase c\u00f3moda.<\/p>\n

\u00bb-Oh, estoy bien -contesta.<\/p>\n

\u00bb-Mire -digo-. \u00bfHa o\u00eddo lo del gran atraco en el Este? Estaba ley\u00e9ndolo ahora mismo.<\/p>\n

\u00bb-Lo vi en televisi\u00f3n anoche -responde.<\/p>\n

\u00bb-Huyeron sin ning\u00fan problema -explico.<\/p>\n

\u00bb-Lo hicieron muy inteligentemente -asiente.<\/p>\n

\u00bb-El crimen perfecto -digo.<\/p>\n

\u00bb-A muy pocos les sale bien -sentencia.<\/p>\n

\u00bbYo ya no sab\u00eda c\u00f3mo continuar. Est\u00e1bamos all\u00ed de pie, mir\u00e1ndonos. As\u00ed que sal\u00ed al porche y busqu\u00e9 mis pantalones en la cesta, en donde supuse que los hab\u00eda puesto tu madre. Encontr\u00e9 la cartera en el bolsillo trasero y volv\u00eda a la sale y le pregunt\u00e9 cu\u00e1nto le deb\u00eda.<\/p>\n

\u00bbEran tres o cuatro d\u00f3lares. Le pagu\u00e9. Entonces, no s\u00e9 por qu\u00e9, le pregunt\u00e9 qu\u00e9 har\u00eda con el dinero si lo hubiera conseguido ella, con todo aquel dinero que se hab\u00edan llevado los atracadores.<\/p>\n

\u00bbSe ri\u00f3 y vi sus dientes.<\/p>\n

\u00bbY entonces no s\u00e9 lo que me pas\u00f3, Les. Cincuenta y cinco a\u00f1os. Hijos ya mayores. Me daba perfecta cuenta de que no deb\u00eda. Aquella mujer ten\u00eda la mitad de a\u00f1os que yo, y chiquillos en el colegio. Vend\u00eda para Stanley durante el horario escolar, s\u00f3lo para ocuparse en algo. No ten\u00eda necesidad de trabajar. Ten\u00edan lo suficiente para salir adelante. Su marido, Larry, era ch\u00f3fer en la Consolidated Freight. Ganaba un buen sueldo. Camionero, ya sabes.<\/p>\n

Call\u00f3 y se pas\u00f3 el pa\u00f1uelo por la cara.<\/p>\n

-Todos nos equivocamos alguna vez -dije.<\/p>\n

Sacudi\u00f3 la cabeza.<\/p>\n

-Ten\u00eda dos chicos, Hank y Freddy. Se llevaban como un a\u00f1o. Me ense\u00f1\u00f3 las fotos. En fin, se r\u00ede cuando digo lo del dinero, asegura que dejar\u00eda de vender productos Stanley y que se ir\u00eda a Dago y comprar\u00eda una casa. Coment\u00f3 que ten\u00eda parientes en Dago.<\/p>\n

Encend\u00ed otro cigarrillo. Mir\u00e9 el reloj. El barman levant\u00f3 las cejas y yo levant\u00e9 el vaso.<\/p>\n

-Estaba sentada en el sof\u00e1 y me pregunt\u00f3 si ten\u00eda un cigarrillo. Dijo que se los hab\u00eda dejado en el otro bolso, y que no fumaba desde que hab\u00eda salido de casa. Dijo que odiaba comprar un paquete en una m\u00e1quina teniendo un cart\u00f3n en casa. Le doy un cigarrillo y sostengo una cerilla para que lo encienda. Pero, cr\u00e9eme, Les, me temblaban los dedos.<\/p>\n

Call\u00f3 y examin\u00f3 las botellas unos instantes. La mujer que hab\u00eda re\u00eddo antes ce\u00f1\u00eda con ambos brazos los de los hombres que ten\u00eda a los lados.<\/p>\n

-Lo que vino despu\u00e9s lo recuerdo vagamente. Recuerdo que le pregunt\u00e9 si quer\u00eda un caf\u00e9. Dije que acababa de hacerlo. Ella dijo que ten\u00eda que irse. Que quiz\u00e1 ten\u00eda tiempo para tomar una taza. Fui a la cocina y esper\u00e9 a que a que el caf\u00e9 se calentara. Te lo aseguro, Les, te lo juro por Dios: jam\u00e1s le hab\u00eda sido infiel a tu madre en todo el tiempo en que fuimos marido y mujer. Ni una sola vez. Hubo veces en que me apetec\u00eda y se me presentaba la ocasi\u00f3n. Cr\u00e9eme, t\u00fa no conoces a tu madre como la conozco yo.<\/p>\n

Le cort\u00e9:<\/p>\n

-No tienes por qu\u00e9 darme explicaciones.<\/p>\n

-Le llev\u00e9 el caf\u00e9. Para entonces se hab\u00eda quitado el abrigo. Me siento en el otro extremo del sof\u00e1 y empezamos a hablar de cosas m\u00e1s personales. Me dice que tiene dos chicos en la escuela primaria Roosevelt y que Larry es camionero y que a veces est\u00e1 fuera una o dos semanas. En Seattle, o en Los \u00c1ngeles, o incluso en Phoenix. Siempre por ah\u00ed. Me cuenta que conoci\u00f3 a Larry en la escuela secundaria. Dice que se siente orgullosa de haber llevado esa vida desde entonces. En fin, al poco suelta una risita por algo que yo he dicho. Era algo con doble sentido. Entonces me pregunta si conozco el del viajante de zapatos que llama a la puerta de la viuda. Nos re\u00edmos, y entonces le cuento uno un poco m\u00e1s picante. Ahora se r\u00ede con ganas, y se fuma otro cigarrillo. Una cosa lleva a la otra, eso es lo que pasaba, \u00bfentiendes?<\/p>\n

\u00bbBien, entonces la bes\u00e9. Le inclin\u00e9 la cabeza sobre el respaldo del sof\u00e1 y la bes\u00e9, y a\u00fan siento su lengua movi\u00e9ndose inquieta para meterse dentro de mi boca. \u00bfComprendes lo que digo? Uno puede vivir obedeciendo todas las normas y un buen d\u00eda, de pronto, nada importa un pimiento. Se te acaba la buena estrella, \u00bfentiendes?<\/p>\n

\u00bbPero todo pas\u00f3 en un abrir y cerrar de ojos. Y luego me espeta: \u201cCreer\u00e1s que soy una puta o algo as\u00ed\u201d, y luego se march\u00f3 sin m\u00e1s.<\/p>\n

\u00bbEstaba tan excitado, \u00bfsabes? Orden\u00e9 el sof\u00e1 y di la vuelta a los cojines. Dobl\u00e9 todos los peri\u00f3dicos y hasta lav\u00e9 las tazas que hab\u00edamos usado. Todo el tiempo pensaba en c\u00f3mo iba a mirar cara a cara a tu madre. Estaba asustado.<\/p>\n

\u00bbBien, as\u00ed es como empez\u00f3. Tu madre y yo seguimos como siempre. Pero empec\u00e9 a ver a esa mujer con asiduidad.<\/p>\n

La mujer del fondo del bar se baj\u00f3 del taburete. Avanz\u00f3 hacia el centro del local y se puso a bailar. Echaba la cabeza de un lado para otro y hac\u00eda chasquear los dedos. El barman dej\u00f3 de preparar bebidas. La mujer levant\u00f3 los brazos por encima de la cabeza y se movi\u00f3 describiendo un peque\u00f1o c\u00edrculo sobre el suelo. Pero luego dej\u00f3 de hacerlo y el barman volvi\u00f3 a sus cosas.<\/p>\n

-\u00bfHas visto eso? -pregunt\u00f3 mi padre.<\/p>\n

Pero yo no dije ni una palabra.<\/p>\n

-As\u00ed es como funcion\u00f3 la cosa -prosigui\u00f3-. Larry ten\u00eda su calendario de viajes, y yo iba a verla siempre que pod\u00eda. A tu madre le dec\u00eda que iba a alg\u00fan sitio.<\/p>\n

Se quit\u00f3 las gafas y cerr\u00f3 los ojos.<\/p>\n

-No se lo hab\u00eda contado a nadie.<\/p>\n

\u00bfHab\u00eda algo que comentar a esto? Mir\u00e9 hacia las pistas y luego mi reloj.<\/p>\n

-Escucha, \u00bfa qu\u00e9 hora sale tu avi\u00f3n? \u00bfNo podr\u00edas coger otro? Deja que te invite a otra copa, Les. Pide dos m\u00e1s. Me dar\u00e9 prisa. Acabar\u00e9 de cont\u00e1rtelo en un minuto. Escucha.<\/p>\n

\u00bbTen\u00eda la foto de Larry en el cuarto, al lado de la cama. Al principio me molestaba ver su fotograf\u00eda all\u00ed y todo eso. Pero al cabo de un tiempo me acostumbr\u00e9 a ella. \u00bfTe das cuenta de c\u00f3mo nos habituamos a las cosas? -Sacudi\u00f3 la cabeza-. Es incre\u00edble. Bueno, pues, todo acab\u00f3 mal. Ya lo sabes. Lo sabes todo perfectamente.<\/p>\n

-S\u00f3lo s\u00e9 lo que me cuentas -dije.<\/p>\n

-Escucha, Les. D\u00e9jame explicarte lo realmente importante de este asunto. \u00bfSabes?, hay cosas. Hay cosas m\u00e1s importantes que el hecho de que tu madre me dejara. Ver\u00e1s, escucha esto. Est\u00e1bamos en la cama un d\u00eda. Deb\u00eda de ser sobre el mediod\u00eda. Est\u00e1bamos all\u00ed acostados, charlando. Puede que yo estuviera dando una cabezada. Esa especie de duermevela extra\u00f1a, como con sue\u00f1os, ya sabes. Pero al mismo tiempo me digo que no debo olvidar que tengo que levantarme e irme. Y en eso estoy cuando el coche entra en el jard\u00edn y alguien se baja y cierra de golpe la puerta.<\/p>\n

\u00bb-Dios m\u00edo -chilla ella-. \u00a1Es Larry!<\/p>\n

\u00bbDeb\u00ed de enloquecer. Me parece recordar que pens\u00e9 que si sal\u00eda corriendo por la puerta de atr\u00e1s, \u00e9l me iba a aplastar contra la gran valla del jard\u00edn, y quiz\u00e1s hasta me matara. Sally hac\u00eda un ruido extra\u00f1o con la boca. Como si no pudiera respirar. Ten\u00eda puesta la bata, pero la llevaba abierta, y estaba en la cocina sacudiendo la cabeza. Todo est\u00e1 sucediendo a un tiempo, ya entiendes. Y all\u00ed estoy yo, casi desnudo, con las ropas en la mano, y Larry abriendo la puerta principal. Bien, salto. Salto contra el ventanal, as\u00ed, a trav\u00e9s del cristal.<\/p>\n

-\u00bfConseguiste escapar? -pregunt\u00e9-. \u00bfNo te persigui\u00f3?<\/p>\n

Mi padre me mir\u00f3 como si me hubiera vuelto loco. Fij\u00f3 la mirada en un vaso vac\u00edo. Yo mir\u00e9 el reloj, me estir\u00e9. Ten\u00eda un ligero dolor de cabeza a la altura de los ojos.<\/p>\n

Coment\u00e9:<\/p>\n

-Creo que tendr\u00e9 que ir para all\u00ed en seguida -Me pas\u00e9 la mano por la barbilla y me ajust\u00e9 bien el cuello de la camisa-. \u00bfSigue en Redding esa mujer?<\/p>\n

-\u00bfNo entiendes nada, verdad? -dijo mi padre-. No entiendes nada de nada. S\u00f3lo sabes vender libros.<\/p>\n

Era casi la hora de marcharme.<\/p>\n

-Oh, Dios, lo siento \u2013exclam\u00f3-. El hombre se derrumb\u00f3, eso es lo que pas\u00f3. Se dej\u00f3 caer en el suelo y se ech\u00f3 a llorar. Ella se qued\u00f3 en la cocina. Se qued\u00f3 all\u00ed, llorando. Se puso de rodillas y empez\u00f3 a implorar a Dios, a voz en grito para que su marido la oyera.<\/p>\n

Mi padre empez\u00f3 a decir algo m\u00e1s. Pero en lugar de seguir movi\u00f3 la cabeza. Puede que quisiera que fuera yo quien me pusiera a hablar.<\/p>\n

Y al cabo a\u00f1adi\u00f3:<\/p>\n

-No, tienes que coger el avi\u00f3n.<\/p>\n

Le ayud\u00e9 a ponerse el abrigo; luego lo conduje por el codo.<\/p>\n

-Te dejar\u00e9 en un taxi -propuse.<\/p>\n

\u00c9l dijo:<\/p>\n

-Quiero verte despegar.<\/p>\n

-De acuerdo -asent\u00ed-. Quiz\u00e1s la pr\u00f3xima vez.<\/p>\n

Nos dimos la mano. Y no lo he vuelto a ver. Camino de Chicago, ca\u00ed en la cuenta de que hab\u00eda olvidado la bolsa de los regalos en el bar. Mejor. Mary no necesitaba dulces, ni Almond Roca ni nada parecido.<\/p>\n

Esto fue el a\u00f1o pasado. Ahora lo necesita a\u00fan menos.<\/p>\n

Raymond Carver<\/p>\n

\u201cSacks\u201d, 1981.<\/p>\n

De qu\u00e9 hablamos cuando hablamos de amor<\/em>\u00a0(What We Talk About When We Talk About Love<\/em>, 1981), trad.\u00a0Jes\u00fas Zulaika, Anagrama, Barcelona, 1993, p\u00e1gs. 41-49.<\/p>\n

C<\/span>omentario<\/p>\n

Raymond Carver<\/a><\/span>\u00a0(Estados Unidos, 1939-1988) es\u00a0uno de los cuentistas m\u00e1s influyentes\u00a0<\/a>del pasado siglo XX. Tanto es as\u00ed que el influjo de sus historias \u201cm\u00ednimas\u201d, cotidianas, minimalistas si se prefiere, es f\u00e1cilmente reconocible en numerosos autores de todo el planeta.<\/p>\n

Ana M\u00aa Morales Malmierca nos recomienda y prologa uno de sus cuentos, \u201cBolsas\u201d, incluido en\u00a0De qu\u00e9 hablamos cuando hablamos de amor<\/a>. \u201cBolsas\u201d fue adem\u00e1s uno de los cuentos en los que se inspir\u00f3 libremente Robert Atlman para la pel\u00edcula\u00a0Vidas cruzadas<\/em>, en la que Jack Lemmon da vida al personaje del padre.<\/p>\n

(Art\u00edculo relacionado: \u201cEl realismo pesimista de Raymond Caver<\/a>\u201c).<\/p>\n

\u00a0<\/span><\/h1>\n

Vali\u00e9ndose de un encuentro entre un padre y un hijo, Carver va m\u00e1s all\u00e1 y muestra unos personajes\u00a0<\/span>de vidas corrientes, pero distantes y sin el menor aprecio o cari\u00f1o entre ellos. El padre, solitario, busca la atenci\u00f3n del hijo siempre insensible y lejano.<\/p>\n

Desde el comienzo hasta el final, me he sentido atrapada por una prosa concentrada, reducida hasta el l\u00edmite, de di\u00e1logos cortos y sin adornos ret\u00f3ricos. Carver continuamente provoca al lector, sugiere y crea tensi\u00f3n. Me gusta c\u00f3mo muestra, de forma simult\u00e1nea, momentos distintos en tiempo y espacio: di\u00e1logo entre los dos, lo que cuenta el padre, los pensamientos del hijo o lo que sucede alrededor.<\/p>\n

El cuento me ha encantado y, al finalizar su lectura, me ha quedado una doble sensaci\u00f3n. Por un lado, desagrado por la existencia de estos personajes vac\u00edos, de vida mediocre, incomunicados y de total indiferencia ante los dem\u00e1s, a los que con tanta maestr\u00eda da vida Carver. Por otro, me he sentido plenamente satisfecha al disfrutar de esta obra maestra del minimalismo literario.<\/p>\n

Ana M\u00aa Morales Malmierca<\/span><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Es octubre, un d\u00eda h\u00famedo. Desde la ventana del hotel veo demasiadas cosas de esta ciudad del Medio Oeste. Veo c\u00f3mo se encienden las luces de algunos edificios, veo c\u00f3mo el humo de las altas chimeneas se alza en columnas espesas. Me gustar\u00eda no tener que mirar. Quiero contarles una historia que me cont\u00f3 mi […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":820,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[10,19],"tags":[],"class_list":{"0":"post-819","1":"post","2":"type-post","3":"status-publish","4":"format-standard","5":"has-post-thumbnail","7":"category-cuentos-cortos","8":"category-los-mejores-cuentos-clasicos","9":"czr-hentry"},"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/819","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=819"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/819\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/820"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=819"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=819"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=819"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}