{"id":825,"date":"2019-03-08T14:08:06","date_gmt":"2019-03-08T14:08:06","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=825"},"modified":"2019-03-08T14:08:06","modified_gmt":"2019-03-08T14:08:06","slug":"el-alimento-de-las-brujas","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/el-alimento-de-las-brujas\/","title":{"rendered":"El alimento de las brujas"},"content":{"rendered":"
\u201c<\/span> Cuando ya ni un perro pasa por la calle<\/p>\n Vos segu\u00eds pendiente de cualquier detalle<\/p>\n Y vag\u00e1s buscando restos de ternura<\/p>\n Como los cirujas entre la basura\u2026\u201d<\/p>\n <\/p>\n \u201cEl \u00faltimo round.\u201d Tango<\/p>\n Chico Novarro.<\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n Desde la reposera, alejada de la piscina y en el extremo del recortado c\u00e9sped del club, el hombre vio como la obesa ni\u00f1a, rubia y con un par de rid\u00edculas trenzas, volv\u00eda a empujar a su nieta que ca\u00eda abrazada a su mascota preferida, un dinosaurio de trapo casi de la mitad de su tama\u00f1o.<\/p>\n A punto estuvo de levantarse e increpar a la madre del engendro, de quien hab\u00eda heredado la contundencia de su grasosa estructura, y permanec\u00eda indiferente a sus reiterados ataques.<\/p>\n Por suerte se contuvo. A su lado, su nieto de siete a\u00f1os lo miraba atentamente, intentando adivinar cual ser\u00eda la reacci\u00f3n de su abuelo.<\/p>\n Pero An\u00edbal Balcarce, de setenta y cinco a\u00f1os, no era un abuelo com\u00fan como podr\u00edan suponer los distra\u00eddos ba\u00f1istas o las aceitadas damas tendidas al sol de la media tarde.<\/p>\n Acaso un observador meticuloso, un \u201cvoyeur\u201d aficionado a la sicolog\u00eda, podr\u00eda llamarle la atenci\u00f3n cierta rigidez al ir al encuentro de su nieta, una rubiecita de ojos azules que, a sus cuatro a\u00f1os, hubiera merecido de su parte, un abrazo prolongado a manera de cari\u00f1oso reconocimiento a la circunstancia vivida.<\/p>\n Ocurr\u00eda que An\u00edbal hab\u00eda conocido a sus nietos apenas hac\u00eda un mes.<\/p>\n Veinte a\u00f1os atr\u00e1s todo v\u00ednculo familiar hab\u00eda sido cortado.<\/p>\n Espor\u00e1dicas noticias de muertes, casamientos y nacimientos, le llegaban por terceros, a veces, por alguna nota en Sociales.<\/p>\n La inesperada reconciliaci\u00f3n hab\u00eda llegado a trav\u00e9s de su desconocida nuera, una holandesa rubia de coraz\u00f3n decidido.<\/p>\n El primer encuentro hab\u00eda sido dif\u00edcil. Intent\u00f3 descubrir en las dos personitas- que se manten\u00edan a prudencial distancia- rasgos gen\u00e9ticos comunes. Pero nada.\u00a0 En aquellas perfectas naricitas n\u00f3rdicas, en la transparencia de sus ojos o en la blancura de su piel, no pudo encontrar la m\u00ednima analog\u00eda morfol\u00f3gica.<\/p>\n Y se imagin\u00f3 a si mismo, mir\u00e1ndose desde aquellas inocentes pupilas.<\/p>\n Un ajado y aquilino rostro al extremo de una espalda vencida. El pelo blanco y las tupidas cejas le devolv\u00edan la imagen de un gran p\u00e1jaro cansado.<\/p>\n La presentaci\u00f3n fue un ligero rozar de dedos a la distancia de su brazo extendido.<\/p>\n Una larga caminata al cine, d\u00edas despu\u00e9s, motiv\u00f3 un relativo acercamiento.<\/p>\n Wendy- as\u00ed la llamaba An\u00edbal a su nieta- que le recordaba la delicada figurita del h\u00e9roe infantil de Peter Pan- hab\u00eda cargado, ida y vuelta, el infaltable dinosaurio, que a esas alturas se hab\u00eda convertido en una pesada carga.<\/p>\n Hablaba mucho mientras caminaba, cansada, sin levantar la mirada de la vereda.<\/p>\n Eso hab\u00eda sido, estim\u00f3 An\u00edbal , una buena se\u00f1al.<\/p>\n M\u00e1x, su hermano, de natural parco, le pasaba un brazo por sus delicados hombros.<\/p>\n Por suerte, con mucho ahorro de palabras, intercambiaron di\u00e1logos cortos pero precisos. Su abuelo se sorprendi\u00f3 con la \u201cmadurez\u201d de su nieto. Para sus siete a\u00f1os, aunque parec\u00eda menor, manten\u00eda un rostro serio, como si el halo de una imperceptible tristeza, pesara sobre su fr\u00e1gil figura.<\/p>\n Wendy se acercaba apretando el dinosaurio entre sus bracitos h\u00famedos y cubiertos de pasto. Su afligido semblante pugnaba por no dejar que sus ojos cedieran al insostenible llanto.<\/p>\n An\u00edbal la cubri\u00f3 con el toall\u00f3n de ba\u00f1o y contuvo el irrefrenable deseo de abrazarla.<\/p>\n Las cocas y los panchos que hab\u00eda pedido para aflojar la tensi\u00f3n en torno al serio mutismo de Wendy\u00a0 dieron resultado.<\/p>\n Mientras mezclaba la salsa Ketchup con la mostaza, se dio repentina vuelta y ,con uno de sus diminutos dedos manchados con el revoltijo,\u00a0 se\u00f1al\u00f3 directamente a la \u00a0causante de su desdicha que, junto a su madre, devoraban sendas hamburguesas.<\/p>\n Y nunca le hac\u00eda caso a lo que le dec\u00edan sus padres\u2026por eso le pas\u00f3 lo que le pas\u00f3.<\/p>\n asusten.<\/p>\n Inexplicablemente An\u00edbal se sinti\u00f3 ligeramente cohibido. Pero solo dur\u00f3 un instante. Wendy, como si hubiera recibido una contestaci\u00f3n a su pregunta, insist\u00eda.<\/p>\n Pero Greta, aquella tarde, aprovechando que su madre no estaba, desobedeci\u00f3 sus \u00f3rdenes. Tom\u00f3 su honda que escond\u00eda en el fondo de su armario, pis\u00f3 dos veces la cola de su gatito y se fue corriendo al bosque. \u00bf Wendy, tu sabes lo que es una honda?<\/p>\n con una y mam\u00e1 les dijo que no quer\u00eda que jugaran con eso porque se pod\u00edan sacar un ojo y que aparte hab\u00eda ni\u00f1os malos que mataban pajaritos\u2026<\/p>\n Para quebrar el inc\u00f3modo silencio que se hab\u00eda hecho al terminar su relato, An\u00edbal, con una firmeza que estaba lejos de sentir pregunt\u00f3:<\/p>\n Wendy, hecha un ovillito rubio y abrazada al dinosaurio que cubr\u00eda su rostro, pareci\u00f3 asentir con dos lentos movimientos de cabeza.<\/p>\n Por lo menos as\u00ed lo quiso creer su abuelo.<\/p>\n El \u00a0imperceptible moh\u00edn de Max, curvando la comisura de sus labios hacia abajo, contundente para su hier\u00e1tico rostro, no dejaba dudas- Bueno- se dijo para si An\u00edbal-\u00a0 por lo menos consegu\u00ed un empate.<\/p>\n El principio del oto\u00f1o hab\u00eda sido generoso. Pero ya hab\u00eda m\u00e1s nubes en el cielo y se\u00a0 insinuaba una brisa fresca.<\/p>\n Caminaban las cuatro cuadras largas hasta el edificio donde se despedir\u00eda de sus\u00a0 nietos.<\/p>\n Iban en silencio. Max con las manos en sus bolsillos, unos pasos adelante.<\/p>\n Se encend\u00edan las primeras luces. An\u00edbal \u2013 mirando de reojo-ve\u00eda columpiarse las patas del dinosaurio confundido en el apretado abrazo de Wendy.<\/p>\n Lo sorprendi\u00f3 un aleteo tibio, como si un pichoncito perdido buscara refugio en su mano..<\/p>\n Sin dejar de mirar al frente forz\u00f3 dolorosamente su mirada.<\/p>\n Cinco patitas incre\u00edblemente tiernas tecleaban sobre su palma.<\/p>\n Corrieron sobre la gramilla del jard\u00edn en tanto la reja de entrada se cerraba con un zumbido.<\/p>\n El circunspecto portero, con medidos movimientos , llamaba al ascensor.<\/p>\n An\u00edbal , detr\u00e1s de la reja, los vio multiplicarse en los espejos del amplio hall del edificio y perderse, siempre corriendo, en el acerado ingenio.<\/p>\n Camin\u00f3 hacia la rambla.<\/p>\n En la oscuridad creciente el solitario faro opon\u00eda sus destellos.<\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n Elbio Firpo. Mayo del 2018.<\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" \u201c Cuando ya ni un perro pasa por la calle Vos segu\u00eds pendiente de cualquier detalle Y vag\u00e1s buscando restos de ternura Como los cirujas entre la basura\u2026\u201d \u201cEl \u00faltimo round.\u201d Tango Chico Novarro. 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