{"id":890,"date":"2019-04-01T19:14:15","date_gmt":"2019-04-01T19:14:15","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=890"},"modified":"2019-04-01T19:14:15","modified_gmt":"2019-04-01T19:14:15","slug":"la-mujer-del-bandido-andres-ibanez-espana-1961","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/la-mujer-del-bandido-andres-ibanez-espana-1961\/","title":{"rendered":"La mujer del bandido – Andr\u00e9s Ib\u00e1\u00f1ez (Espa\u00f1a, 1961)"},"content":{"rendered":"
En la provincia del R\u00edo del Norte se cuentan muchas historias de la mujer del bandido San. Algunos dicen que era una hija de un recaudador de impuestos; otros aseguran que era de sangre noble, lo cual no es probable. La mujer del bandido San se llamaba Camelia Blanca. La raptaron los bandidos cuando casi era una ni\u00f1a, y se la llevaron con ellos a la Monta\u00f1a de la Nube (que para algunos es la monta\u00f1a del alma), pasando por el desfiladero de Qi, para present\u00e1rsela al rey de los bandidos, el todopoderoso San. En total eran cinco cautivos, Camelia Blanca, sus padres, una anciana criada y una doncella.<\/span><\/div>\n
<\/div>\n
<\/div>\n
<\/div>\n
San estaba entonces en la c\u00faspide de su poder. Dominaba toda la regi\u00f3n, y su fama se extend\u00eda sin cesar a trav\u00e9s de las llanuras, se filtraba por los pasos y los desfiladeros que atraviesan las monta\u00f1as, se deslizaba en las barcazas que fluyen r\u00edo abajo, avanzaba pausada pero imparable con las caravanas. El propio emperador estaba preocupado.<\/div>\n
Camelia Blanca no era especialmente hermosa. Era muy morena, muy delgada y huesuda, ten\u00eda ojillos vivaces y brillantes, labios finos y secos. Incluso entonces, cuando casi era una ni\u00f1a, la expresi\u00f3n de su rostro era ya desconfiada y arrogante. Todos los cautivos se arrodillaron frente al bandido San, con la esperanza de salvar su vida. Todos menos Camelia Blanca.<\/div>\n
-Toca el suelo con la frente, muchacha -le dijeron los alcaldes del bandido. Uno de ellos se acerc\u00f3 para golpearla con la espada, pero el bandido le detuvo con un gesto.<\/div>\n
-\u00bfNo me tienes miedo? -le dijo a la ni\u00f1a.<\/div>\n
-S\u00ed -dijo ella, que estaba temblando de pies a cabeza-. Pero s\u00e9 que me vas a matar de todos modos. Si muero mirando a la tierra, ir\u00e9 a los infiernos. Prefiero morir mirando al cielo.<\/div>\n
El bandido solt\u00f3 una carcajada.<\/div>\n
-Ni\u00f1a -le dijo-. \u00bfT\u00fa crees en esas cosas? No existen ni el cielo ni el infierno.<\/div>\n
-Eso ni t\u00fa ni yo lo sabemos -dijo Camelia Blanca.<\/div>\n
El bandido qued\u00f3 en silencio y se puso a rascarse la barba, signo de que estaba pensando profundamente. La muchacha estaba all\u00ed frente a \u00e9l, mir\u00e1ndole a los ojos, mientras los otros cautivos segu\u00edan postrados en el suelo, con la frente tocando el polvo.<\/div>\n
-\u00bfQuieres salvar tu vida? -pregunt\u00f3 el bandido-. Te perdonar\u00e9 la vida si matas a los otros.<\/div>\n
Camelia Blanca rechaz\u00f3 la espada que le ofrec\u00edan y eligi\u00f3 una daga corta. Uno por uno fue matando a los otros cuatro, pero antes de cortarles la garganta les dec\u00eda que levantaran el rostro y miraran al cielo, pa\u00eds de la garza y del halc\u00f3n, morada de los inmortales.<\/div>\n
\u00a0<\/i><\/div>\n
<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

En la provincia del R\u00edo del Norte se cuentan muchas historias de la mujer del bandido San. Algunos dicen que era una hija de un recaudador de impuestos; otros aseguran que era de sangre noble, lo cual no es probable. La mujer del bandido San se llamaba Camelia Blanca. La raptaron los bandidos cuando casi […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":891,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[10,19],"tags":[],"class_list":{"0":"post-890","1":"post","2":"type-post","3":"status-publish","4":"format-standard","5":"has-post-thumbnail","7":"category-cuentos-cortos","8":"category-los-mejores-cuentos-clasicos","9":"czr-hentry"},"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/890","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=890"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/890\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/891"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=890"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=890"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=890"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}