{"id":950,"date":"2019-04-29T17:45:53","date_gmt":"2019-04-29T17:45:53","guid":{"rendered":"http:\/\/tecuentoalgo.com\/?p=950"},"modified":"2019-04-29T17:45:53","modified_gmt":"2019-04-29T17:45:53","slug":"los-tallarines","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/tecuentoalgo.com\/los-tallarines\/","title":{"rendered":"Los tallarines"},"content":{"rendered":"

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M<\/span>i mujer ha descubierto, no sin cierta alarma, que en ocasiones me rio solo. Sin raz\u00f3n aparente. No he querido contradecirla en su insistente opini\u00f3n de que consulte a mi m\u00e9dico de cabecera sobre el asunto. \u00a0Aduce que, a mis constantes olvidos y distracciones, se agrega ahora esta preocupante sensaci\u00f3n de convivir con una persona que habla sola. Imagino como paso previo a una incipiente locura, que a mis a\u00f1os, se pod\u00eda haber instalado c\u00f3modamente.<\/p>\n

Aclaro que hasta el momento eso no ha ocurrido pero confirmo plenamente lo de la risa espont\u00e1nea y as\u00ed se lo he trasmitido sin darle mayores explicaciones. Seguramente, la falta de argumentos que justifiquen tal conducta, lejos de conformarla, reafirmen la certeza de su diagn\u00f3stico.<\/p>\n

Precisamente ayer sobrevino el \u00faltimo incidente.<\/p>\n

Imposible saber que cosa trajo a mi mente la lejan\u00edsima memoria de los tallarines ocurrida en campos de la EMA junto a mis camaradas de primer a\u00f1o en tiempos de estudio libre ,cu\u00e1ndo, finalizadas las clases, pod\u00edamos estudiar en los jardines, bajo los \u00e1rboles o sentados en los c\u00f3modos bancos, blancos y azules, dispuestos al aire libre.<\/p>\n

No tengo dudas que fue un jueves de noviembre alrededor de las dos de la tarde.<\/p>\n

El jueves era el d\u00eda, gastron\u00f3micamente hablando, de mayor peso espec\u00edfico, por as\u00ed decirlo. Se sumaban a la contundente costilla que ocupaba medio plato, los tallarines con tuco y como postre , el exquisito Mart\u00edn Fierro. Era tambi\u00e9n d\u00eda de Educaci\u00f3n F\u00edsica, por lo que a la hora del Rancho, los jugos g\u00e1stricos ara\u00f1aban nuestra mucosas estomacales como gatos col\u00e9ricos.<\/p>\n

Media hora despu\u00e9s, calmada nuestra necesidad primaria, form\u00e1bamos so\u00f1olientos en la Plaza de Armas y luego de romper filas, en el Casino de Cadetes,\u00a0 nos com\u00edamos una milhoja de dulce de leche que\u00a0 nos baj\u00e1bamos con una coca helada.<\/p>\n

Ansi\u00e1bamos llegar a nuestro banco. Abrir un libro y cerrar los ojos en una siesta imposible, atentos al que el \u201csuncho\u201d infaltable oficiara de campana.<\/p>\n

Precisamente ubicado detr\u00e1s de la Sala de Dibujo, a resguardo del sol y frente al camino que iba desde la vieja Sala de Operaciones a la l\u00ednea de T-6, \u00a0frecuentemente transitado por Instructores y alumnos en su paso a los aviones. A distancia prudencial de los obligados gritos de atenci\u00f3n y saludos, disfrut\u00e1bamos de una espl\u00e9ndida vista de la actividad a\u00e9rea. Bastante m\u00e1s lejos, pr\u00f3xima al Hangar viejo, los cadetes de segundo a\u00f1o se ufanaban en los fr\u00e1giles PT-19.<\/p>\n

Hacia calor. La pesada ingesta hac\u00eda trabajar en \u201cprimera\u201d a nuestros sobrecargados vientres. Cabece\u00e1bamos. Cada tanto sacud\u00edamos la modorra limpiando de un manotazo la saliva que se escapaba de nuestras desencajadas bocas.<\/p>\n

Obligada costumbre ancestral de los novicios pedir que nos lleven a volar. Aventurada solicitud con remotas posibilidades de \u00e9xito\u00a0 que ratifica ante nuestros camaradas cu\u00e1n fuerte e indubitable es nuestra vocaci\u00f3n.<\/p>\n

Los elegidos para el pedido, considerado \u201cimprocedente\u201d, no eran\u00a0 Oficiales del Curso de Cadetes, eso significar\u00eda una inmediata sanci\u00f3n disciplinaria, tampoco a espec\u00edmenes extra\u00f1os, de mono de vuelo impecable ,que solo volaban los lunes por obligaci\u00f3n reglamentaria.\u00a0 Los candidatos deb\u00edan pertenecer a la inefable condici\u00f3n de \u201c buenos tipos\u201d, preferentemente entre los grados de Tenientes Segundos \u201cviejos\u201d ,\u00a0 Tenientes Primeros o incluso algunos Capitanes. Su aspecto f\u00edsico no era importante, pero jam\u00e1s se lo solicitar\u00edamos a ning\u00fan Oficial petiso. Me hago responsable de esta afirmaci\u00f3n por cu\u00e1nto no tengo recuerdos amables de Oficiales de baja estatura durante mis largos a\u00f1os de Servicio. Por supuesto que muchos pueden disentir con esta particular opini\u00f3n.<\/p>\n

El Teniente Primero (PAM) que surgi\u00f3 por detr\u00e1s de la Sala de Dibujo con apresurado paso pertenec\u00eda a esa aludida condici\u00f3n.<\/p>\n

Vest\u00eda el mono de vuelo reglamentario y mientras guardaba un par de guantes en el bolsillo inferior de su pierna derecha, hizo \u201ccontinuar\u201d con amable gesto. Iba a rumbo a la l\u00ednea de los PT. Sin duda ligeramente atrasado. Probablemente por alguna consulta de \u00faltimo momento de alg\u00fan profesor. Su destino era de Oficial Ayudante en Bedel\u00eda de los Cursos.<\/p>\n

El primero de los cuatro cadetes en reaccionar ante la oportunidad fue Antonio Clemenza apodado \u201c El Cabez\u00f3n\u201d.<\/p>\n

Es probable que el pedido de Clemenza no lo tomara totalmente desprevenido, que incluso lo esperara. Nos conoc\u00eda a todos desde hac\u00eda tiempo. La sorpresa fue para Clemenza cu\u00e1ndo el Oficial mirando el reloj le dijo.<\/p>\n