—¡He creado un monstruo! —exclamó el doctor Frankenstein, ufano. Había jugado a ser Dios y había ganado.
La alegría le duró hasta la mañana siguiente, cuando leyó la crítica:
“Se le ven las costuras.”
—¡He creado un monstruo! —exclamó el doctor Frankenstein, ufano. Había jugado a ser Dios y había ganado.
La alegría le duró hasta la mañana siguiente, cuando leyó la crítica:
“Se le ven las costuras.”
En un París bloqueado, hambriento, agonizante, los gorriones escaseaban en los tejados y las alcantarillas se despoblaban. Se comía cualquier cosa. Mientras […]
Cuando me dijeron que mi hijo no podría hablar nunca, que tenía un cromosoma atravesado y una nube oscurecía la zona del […]
Deja caer las agujas sobre el regazo. La mecedora se mueve imperceptiblemente. Paula tiene una de esas extrañas impresiones que la acometen […]
El primer impacto rajó la nave como si fuera un gigantesco abrelatas. Los hombres fueron arrojados al espacio, retorciéndose como una docena […]