—¡He creado un monstruo! —exclamó el doctor Frankenstein, ufano. Había jugado a ser Dios y había ganado.
La alegría le duró hasta la mañana siguiente, cuando leyó la crítica:
“Se le ven las costuras.”
—¡He creado un monstruo! —exclamó el doctor Frankenstein, ufano. Había jugado a ser Dios y había ganado.
La alegría le duró hasta la mañana siguiente, cuando leyó la crítica:
“Se le ven las costuras.”
Está allá arriba. Lo veo desde aquí. Siempre quise un altillo. Cuando tenía nueve años, cuando tenía doce. Lo veo desde aquí […]
Alguna vez, en un tiempo sin horizonte, se acordaría de cómo casi todas las tardes, la tía Adela escuchaba ese disco con […]
Cuando volvieron de la iglesia celebraron con una merienda espléndida el bautizo. La casa estaba llena de invitados; entraron todos en el […]
Entra la luz y me recuerdo; ahí está.Empieza por decirme su nombre, que es ya se entiende) el mío.Vuelvo a la esclavitud […]