Una vez al año, en la única noche que tenemos permitido salir de nuestro hogar, toda la familia nos vamos de excursión al pantano en el que viven las luciérnagas. El primer año se asustaron de nuestra presencia y dejaron de brillar. Ahora, sin embargo, ya se han acostumbrado e […]
Microrrelato
Parker no había muerto al día siguiente, septiembre 16, pero estaba muy dolorido. Ya no lo calmaba la morfina; no podía comer ni beber. Nos costó acomodarlo en la parte de atrás del camión. La bala, que lo atravesó de un lado a otro, le había destrozado el estómago. Afortunadamente […]
Estoy harta de sus críticas. Lo que más irrita a mis compañeros de excursión es la mirada que me atribuyen: murmuran que observo todo en derredor, que no dejo de percibir ningún movimiento de ellos, que no se me puede sorprender, que mi nerviosismo es extremo y que todo me […]
Bartolomé Colón, hermano y lugarteniente de Cristóbal, asiste al incendio de carne humana. Seis hombres estrenan el quemadero de Haití. El humo hace toser. Los seis están ardiendo por castigo y escarmiento: han hundido bajo tierra las imágenes de Cristo y la Virgen que fray Ramón Pane les había dejado […]
Tras quince años de ceguera, la señora Marcela Pazos accedió, con la promesa de ser llevada del hospital a casa el mismo día de la intervención, a operarse de cataratas. En la sala de espera de los quirófanos aguardan noticias del resultado sus tres hijos y su único nieto, Rafael […]
Llevo tres horas esperando. La enfermera no pasa la página de su revista y los demás pacientes yacen en los sillones de recepción sin moverse. Para soportar el dolor del rostro vuelvo a medir el uso del espacio de la clínica, es un verdadero desperdicio. Soy un perfeccionista, es un […]
Un día en que Dios estaba durmiendo y el Espíritu Santo andaba en uno de sus vuelos, Jesucristo fue a la caja de los milagros y robó tres. Con el primero hizo que nadie supiese de su huida. Con el segundo se creó eternamente humano y niño. Con el tercero […]
Esperé a ver la puesta de sol, a oír cascabeles en las estrellas. Entonces hice despegar el monoplano con un leve remolino en la inmensidad del Sáhara. En el retrovisor la arena anegaba a la serpiente amarilla y, a mi lado, en el asiento del copiloto, estaba la caja tal […]
—¡He creado un monstruo! —exclamó el doctor Frankenstein, ufano. Había jugado a ser Dios y había ganado. La alegría le duró hasta la mañana siguiente, cuando leyó la crítica: “Se le ven las costuras.”