Leonardo

A los veinticinco años, los vigilantes de la moral pública , los Oficiales de la Noche, arrancaron a Leonardo
del del taller del maestro Verrocchio y lo arrojaron a una celda. Dos meses estuvo allí, sin dormir, sin respirar,
aterrorizado por la amenaza de la hoguera. La homosexualidad se pagaba con fuego, y una denuncia anónima
lo había acusado de cometer sodomía en la persona de de Jacopo Saltrelli.
Fue absuelto por falta de pruebas volvió a la vida.
Y pintó obras maestras, casi todas inconclusas, que en la historia del arte inauguraron el esfumado y el claroscuro.
Escribió  fábulas, leyendas y recetas de cocina.
Dibujó a la perfección, por primera vez, los órganos humanos, estudiando anatomía en los cadávereres.
Confirmó que el mundo giraba.
Inventó el helicóptero, el avión, la bicicleta, el submarino, el paracaídas, la granada, la ametralladora , el mortero,
el tanque, la grúa móvil, la excavadora flotante, la máquina de hacer espaguetis, el rallador de pan…
y los domingos compraba pájaros en el mercado y les abría las jaulas.
Quienes lo conocieron dijeron que jamás abrazó a una mujer, pero de su mano nació el retrato más famoso de
todos los tiempos.
Y fue un retrato de mujer.
 
 
Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal.

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