Venus

Fue arrancada de África del Sur y vendida en Londres.
Y fue burlonamente bautizada Venus de los hotentotes.
Por dos chelines se podía verla, encerrada en una jaula, desnuda
con sus tetas tan largas que daban de mamar por la espalda. Y,
pagando el doble se podía tocarle el culo, que era el más grande
del mundo.
Un cartel explicaba que esta salvaje era mitad humana y mitad animal,
La encarnación de todo lo que los civilizados ingleses, felizmente, no son.
De Londres pasó a París.Los expertos del Museo de Historia Natural querían
averiguar si esta Venus pertenecía a una especie ubicada entre el hombre y
el orangután.
Tenía veintipocos años cuando murió. Georges Cuvier, célebre naturalista, hizo
la disección. Informó que ella tenía cráneo de mono, cerebro escaso y culo de mandril.
Cuvier desprendió el labio inferior de la vagina, colgajo enorme, y lo metió en un frasco.
Dos siglos después. El frasco seguía en exhibición, en París, en el Museo del Hombre,
junto a los genitales de otra africana y de una india peruana.
Muy cerquita estaban, en otra serie de frascos, los cerebros de algunos científicos
europeos.

Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *