En más de treinta países , la tradición manda cortar el clítoris.
El tajo confirma del derecho de propiedad del marido sobre
su mujer o sus mujeres.
Los mutiladores llaman “purificación” a esta mutilación, a este
crimen contra el placer femenino, y explican que el clítoris
es un dardo envenenado,
es una cola de escorpión,
es un nido de termitas,
mata al hombre o lo enferma,
excita a las mujeres,
les envenena la leche
y las vuelve insaciables
y locas de remate.
para justificar la mutilación, citan al profeta Mahoma,que
jamás habló de este asunto, y al Corán, que tampoco lo menciona.
Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal .