EL DOCUMENTO DE RAFAEL DE ZUFRIATEGGUI ANTE LAS CORTES DE CÁDIZ (1811)
Se conoce como Cortes de Cádiz a la Asamblea constituyente inaugurada en San Fernando el 24 de septiembre de 1810 posteriormente trasladada a Cádiz en 1811 durante la Guerra de la Independencia española.
Las Cortes proclamaron que eran depositarias del poder de la Nación y que, por tanto, se erigían como poder constituyente, principio plasmado también en el artículo tercero de la Constitución liberal de 1812.
En su convocatoria incluyeron a representantes del llamado Reino de Indias.
La invasión napoleónica a España desencadenó una sucesión de hechos en los cuales Hispanoamérica –al mejor espíritu de la tradición de su metrópoli- asumió el gobierno del Virreinato del Río de la Plata, en nombre del rey depuesto Fernando VII. Observándose, en este caso, la vigencia de la soberanía particular de los pueblos, muy afín a las ideas del Derecho Natural establecida por Francisco de Vitoria y Francisco Suárez.
Está presente el antecedente de la Junta Gubernativa de Montevideo de 1808, que marca entre otras cosas, su primer gobierno autónomo y una ruptura con las autoridades de Buenos Aires, desde donde se ejercía el gobierno del Virreinato del Río de la Plata hacia 1810. Este quiebre tenía como factor de peso una rivalidad de intereses comerciales contrapuestos. Javier de Elío, gobernador de Montevideo, fue el impulsor de la desavenencia. Pivel Devoto definió con exactitud su calidad de “caudillo”, características que lo definía como conductor de multitudes y que en gran medida fueron posteriormente asumidas por los libertadores americanos. Le correspondió a la Junta de Mayo de 1810 establecer las bases para iniciar el proceso que se materializará más tarde en la independencia del dominio colonial español.
La Junta halló la oposición de las autoridades realistas de Montevideo y será la campaña –controvertida y distanciada de la ciudad-, quien iniciará el proceso revolucionario a través de un levantamiento popular cuyo itinerario comienza en Asencio, agrega Mercedes, Colla, San José y Las Piedras para culminar en el Sitio de Montevideo el 20 de mayo de 1811, llevado a cabo por el nuevo Ejército Oriental y la Fuerza Auxiliadora enviada por el gobierno de Buenos Aires. Dentro de sus murallas prevalecerá una sociedad integrada, principalmente, por comerciantes, hacendados, navieros mercantes, artesanos y funcionarios de la Corona española. Algunos intelectuales criollos y religiosos al manifestar su adhesión a la causa revolucionaria, serán expulsados más allá del recinto amurallado de la ciudad.
En España se produjo la caída de la Junta de Sevilla, órgano de gobierno instituido ante la ausencia del Rey depuesto, ante el avance del ejército invasor francés. A partir de entonces, el denominado Consejo de Regencia y las Cortes de Cádiz son reconocidos como la autoridad del gobierno español. Convocados los representantes del Reino de Indias para integrar las Cortes, fue designado Rafael de Zufriategui como diputado del Cabildo de Montevideo. Su desempeño sobresalió por el énfasis que puso en la soberanía popular y la figura del pueblo como bien tutalado. Su actitud fue un fiel reflejo del pensamiento del habitante de Montevideo, una ciudad que fue abierta en su relación con el mundo de entonces y cosmopolita desde su origen. Si bien sus “patricios” no ostentaban riquezas excesivas, se opusieron a los cambios que implicaban perder su posición económica privilegiada. Los propios hacendados que habitaban la Banda Oriental, no fueron capaces de entender la naturaleza social y democrática que tenía la revolución iniciada por los habitantes de la campaña, en donde estaban representados todos sus estratos sociales:
-Hacendados ricos que creyeron tener la capacidad de conformar un gobierno, Sintieron, además, sus intereses comerciales y económicos afectados por las medidas impositivas dispuestas por el Gobernador de Montevideo Javier de Elío, a lo que se agregaba la exigencia de la titulación de la tierra.
-Pequeños hacendados y su comunidad de peones y agregados.
-Caudillos locales que constituyeron, principalmente, las comandancias del Ejército Oriental.
-Los llamados “alucinados” de José Artigas (matreros, contrabandistas)
-Vecinos, gauchos, indios charrúas, minuanes, tapes, guaraníes, negros esclavos.
En su exposición escrita ante las Cortes de Cádiz, Rafael de Zufriategui, explicó con precisión la situación política de la región, la necesaria seguridad que demandaban los buenos ciudadanos que habitaban el Virreinato y calificó como “subversivo” al gobierno revolucionario de Buenos Aires. Hizo mención al argumento de la libertad “…que con infatigables trabajos, les preparaba la heroicidad de sus hermanos de la península”. (Las Cortes de Cádiz, finalmente, elaboraron la Constitución liberal de 1812, más tarde abolida por Fernando VII cuando fue restituido como monarca español).
El sitio de Montevideo obligó a Javier de Elío a pedir ayuda de la Corona de Portugal relacionada con la influyente participación inglesa de claros intereses políticos y comerciales en la región. Los fracasos del gobierno revolucionario de Buenos Aires en el Alto Perú frente a las fuerzas realistas españolas en Huaquí, favoreció la acción de Elío. Ante la amenaza portuguesa efectivizada por un ejército invasor, el sitio de Montevideo fue levantado y se materializó un Armisticio que otorgaba a la Corona portuguesa, el dominio de la campaña de la Banda Oriental.
El documento de Zufriateguí ante las Cortes habla de “su vasta y hermosa campaña”; sin embargo, no menciona la situación de pobreza de sus habitantes, el caos reinante en el ordenamiento de las propiedades, una campaña deshabitada, con fronteras indefinidas, población indígena sin aceptar las normas de la autoridad, el contrabando y la presencia portuguesa depredadora.
Interesa señalar que en el mencionado documento, Zufriategui se refiere a la deserción de cinco oficiales del Cuerpo de Blandengues, entre ellos a las figuras de José Rondeau y José Artigas. Sus virtudes son reconocidas como hombres de confianza y respeto, profundos conocedores del medio rural. El propósito manifiesto de Rafael de Zufriategui de despertar el interés de las Cortes de Cádiz acerca de la región del Río de la Plata, tiene como corolario de importancia, marcar como una gran pérdida para los partidarios realistas la decisión de Artigas y Rondeau de apoyar la Revolución de Mayo.