Los espejos están llenos de gente.
Los invisibles nos ven.
Los olvidados nos recuerdan.
Cuando nos vemos, los vemos.
Cuando nos vamos, ¿se van?
Hebreas
Según el Antiguo Testamento, las hijas de Eva seguían
sufriendo el castigo divino.
Podían morir apedreadas las adúlteras, las hechiceras y
las mujeres que no llegaran vírgenes al matrimonio;
marchaban a la hoguera las que se prostituían siendo
hijas de sacerdotes y la ley divina mandaba cortar la
mano que agarrara a un hombre por los huevos, aunque fuera en defensa propia o en defensa de su marido.
Durante cuarenta días quedaba impura la mujer que paría
un hijo varón.
Ochenta días duraba su suciedad ,si era niña.
Impura era la mujer con menstruación, por siete días
y sus noches, y transmitía su impureza a cualquiera
que la tocara o tocara la silla donde se sentaba o
En el lecho donde dormía.
Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal.
Fue