Cabalgan los enmascarados, túnicas blancas, blancas cruces, antorchas en alto: los negros,
hambrientos de blancas doncellas, tiemblan ante estos jinetes vengadores de la virtud de las
damas y el honor de los caballeros.
En pleno auge de los linchamientos, la película de D.W. Griffith, ¨ El nacimiento de una nación,
eleva su himno de alabanza al Ku Klux Klan.
Esta es la primera superproducción de Hollywood y el mayor éxito de taquilla de todos los años
del cine mudo. Es, también, la primera película estrenada en La Casa Blanca. El presidente
Woodrow Wilson, la aplaude de pie. La aplaude, se aplaude: este abanderado de la libertad es
el autor de los principales textos que acompañan las épicas imágenes.
Las palabras del presidente explican que la emancipación de los esclavos ha sido ¨ un verdadero
derrocamiento de la Civilización en el Sur, el Sur blanco bajo los talones del Sur negro¨.
Desde entonces , el caos reina, porque ¨ los negros son hombres que ignoran los usos de la
autoridad, excepto sus insolencias.¨
Pero el presidente enciende la luz de la esperanza: “ Por fin ha nacido a la vida un gran Ku Klux Klan.”
Y hasta Jesús en persona baja del cielo, al fin de la película, para dar su bendición.
Eduardo Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal.