Hebreas

Según el Antiguo Testamento, las hijas de Eva seguían el castigo divino.
Podían morir apedreadas las adúlteras, las hechiceras y las mujeres
que no llegaran vírgenes al matrimonio; marchaban a la hoguera  siendo
hijas de sacerdotes y ley divina mandaba cortar la mano de la mujer que
agarrara a un hombre por los huevos, aunque fuera en defensa propia
o en defensa de su marido.
Durante cuarenta días quedaba impura la mujer que pariera un hijo varón.
Ochenta días duraba su suciedad si era niña.
Impura era la mujer con menstruación, por siete días y sus noches, y
transmitía su impureza a cualquiera que la tocara o tocara la silla
donde se sentaba o el lecho donde dormía.
Eduardo Galeano.  Espejos. Una historia casi universal

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *