JOSÉ MANUEL PÉREZ CASTELLANO (Montevideo 24/03/1743 – 5/09/1815)

Figura singular y destacada en la historia del Uruguay. Fue un sacerdote, agricultor y escritor de una importante obra científica y literaria. Hijo de Bartolomé Pérez y Ana María Castellano y nieto de inmigrantes de las Islas Canarias, fundadores de Montevideo. Inició sus estudios en su ciudad natal y los continuó en la Universidad de Córdoba del Tucumán (1762-1766). Obtuvo los títulos de maestro en Artes y Doctor en Teología. Ordenado sacerdote, aspiró, por dos veces, sin lograrlo, el curato de Montevideo.

Tres sucesos capitales en la historia rioplatense y nacional conmovieron su pacífica y laboriosa vida: las invasiones inglesas de 1806-1807; el cabildo Abierto reunido en Montevideo el 21 de setiembre de 1808, y el Congreso celebrado en la Capilla de Francisco A. Vidal. Del primero dejó una extensa “Memoria de los acontecimientos de la guerra actual de 1806 en el Río de la Plata” y como actor uno de los más decididos opositores a la entrega de la plaza. Asistió al cabildo abierto, primera manifestación del “movimiento juntista americano”, e integró la Junta de Gobierno creada ese día.

En 1810, al iniciarse la revolución en el Río de la Plata, asumió actitudes definidas en defensa de los intereses particulares de Montevideo. Antes de formalizarse el segundo sitio de esta ciudad, en octubre de 1812, se instaló en su chacra del Miguelete. Más tarde, en diciembre de 1813 representó como diputado electo al pueblo de Minas en el Congreso celebrado en la capilla de Francisco A. Maciel, de cuyo desarrollo dejó escrita una “relación” de gran valor por lo que respecta a los propósitos con que fue reunido este congreso por orden del gobierno bonaerense, luego de haber este desconocido lo resuelto en el anterior convocado por Artigas en su Cuartel General de Tres Cruces, en abril de 1813.

La participación de Pérez Castellano permite conocer sus ideas acerca de los sucesos políticos que acompañaron la crisis de la soberanía española en el Río de la Plata en 1808, hasta su finalización en 1814. Fue uno de los intérpretes del sentimiento “autonomista” gestado en Montevideo desde las postrimerías del siglo XVIII por movimientos jurisdiccionales y mercantiles que enfrentaron a las autoridades y dirigentes de Buenos Aires y Montevideo.

En 1813 el gobierno patrio de Guadalupe le solicitó que redactara unos apuntes destinados a instruir a los agricultores de la campaña. Ése es el origen de sus “Observaciones sobre la Agricultura”, uno de los más notables documentos acerca de la Banda Oriental, y de Montevideo en particular, a fines del siglo XVIII, escrito en el que recogió el fruto de cuarenta años consagrados al cultivo de su chacra en el Miguelete.

Luego de la capitulación de la plaza por las autoridades españolas, se constituyó en un firme opositor del gobierno bonaerense (junio de 1814-febrero de 1815. Documentó la entrada subsiguiente de la administración orienta de Fernando Otorgués. Seis meses más tarde falleció en su casa de la ciudad legando, por disposición testamentaria, sus libros para la creación de la Biblioteca Pública de Montevideo, un eslabón ilustrado en los albores de la patria bajo el pabellón artiguista.

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