Al despertar Gregor Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto. Al apreciar que tenía alas, no se lo pensó dos veces y, sin más dilación, se fue al trabajo volando por la ventana, saltándose los semáforos y la Ronda Litoral. Sus superiores quedaron tan gratamente sorprendidos por su puntualidad que fue declarado Trabajador del Mes en un acto solemne —con la asistencia de toda su familia y de las principales personalidades de la vida económica y cultural de la ciudad—, en el transcurso del cual el presidente en persona le colocó el pin de la impresa en medio del tórax, lo que le causó —después de unas pequeñas convulsiones sin importancia— la muerte de forma incontestable y le preparó a la perfección para ser exhibido en una caja con tapa de cristal que puede ser visitada, como saben ya todos los coleccionistas, de nueve a cinco de la tarde, de lunes a viernes y primeros sábados de cada mes, en el vestíbulo principal de la empresa. Precios reducidos para grupos.
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