En el ensayo de Michael Onfray, Tratado de teología (Compactos Anagrama, 2006), he encontrado otro microrrelato escondido. Ya sabéis a qué me refiero: a esos fragmentos entresacados de ciertas obras que pueden ser leídos como si de microrrelatos se tratara (aunque no fueran redactados con esa intención).
El párrafo en cuestión abre el apartado del segundo capítulo del libro, y se titula “Alabanza de la castración”.
Son conocidas las peripecias de Orígenes cuando toma a Mateo al pie de la letra. El evangelista diserta (19, 12) sobre los eunucos, establece una tipología –privados de testículos desde el nacimiento, castrados por otros o automutilados a causa del Reino de Dios– y concluye: “El que pueda comprender, comprende”. Astuto. Orígenes corta por lo sano y de un cuchillazo se elimina los genitales, antes de descubrir, probablemente, que el deseo no es asunto de testículos sino de cabeza… Pero demasiado tarde…
Michel Onfray, Tratado de teología, Anagrama (Colección Compactos), 2006 p. 118