—¡He creado un monstruo! —exclamó el doctor Frankenstein, ufano. Había jugado a ser Dios y había ganado.
La alegría le duró hasta la mañana siguiente, cuando leyó la crítica:
“Se le ven las costuras.”
—¡He creado un monstruo! —exclamó el doctor Frankenstein, ufano. Había jugado a ser Dios y había ganado.
La alegría le duró hasta la mañana siguiente, cuando leyó la crítica:
“Se le ven las costuras.”
El hombre era un viejo pintor de barcos, en particular navíos naufragados en alguna playa desierta o enfrentando mares embravecidos donde su […]
Los cereales Postum te conducían por el Camino de la Felicidad hacia la Ciudad del Bienestar y la Luz del Sol. Sus […]
Silencio. Los sacerdotes consultan a los dioses. Destripan un toro blanco, leen las entrañas. Y de golpe la música estalla, el estadio […]
Era como si una luz entrara en una habitación verde.El océano ardía. Una fosforescencia blanca se agitaba como una bocanada de vapor […]