“SPITFIRE”

Habían internado a Funes, La noticia me la dio el viejo Anselmo, el erudito y amable fantasma del Museo Aeronáutico en una breve llamada telefónica. Está en el Vilardebó – me explicó –dicen que está loco. Recordé a Funes en mi primer año en la Escuela caminando con el paracaídas al hombro desde Operaciones a la línea de AT-6. Tras las ventanas del salón de aspirantes lo vimos pasar con aire displicente. Era alto, usaba el polí corrido hacia la nuca  y un par de “Ray-Ban” desmesurados del tipo gota de lágrima. Cada tanto se acomodaba un mechón rebelde que caía sobre su rostro. Lucía un desteñido mono de vuelo y un par de mocasines.

Cuando empezamos las guardias coincidimos con Funes en muchas madrugadas. Entrar de servicio con el era un consuelo en las eternas vigilias invernales del segundo turno. El rancio olor acumulado a cansancio y comida que habitualmente nos recibía, desaparecía cuando Funes encendía su pipa y el cálido aroma del tabaco se expandía por el Cuerpo de Guardia.

Siempre tuve la sensación de que Funes vivía a contrapelo del presente. Había nacido tarde y en el sitio equivocado. El mismo lo reconocía. Su lugar era la Inglaterra de 1940, su aeródromo Biggin- Hill, su puesto la cabina de un “Spitfire” volando contra los Me 109 alemanes como ladero de Douglas Bader. Un pié en el pasado , un pié en el presente, un aire ligeramente extravagante. Así lo recuerdo contando sus historias con voz pausada y la pipa tibia entre sus manos. Se refería al AT-6 con su denominación británica de Harvard ll y cuando le asignaban una misión aludía a ella diciendo que volaba una patrulla de combate sobre el Canal de la Mancha. Jamás se me ocurrió pensar que esas licencias poéticas, dichas con premeditado humor, fueran la semilla de una incipiente locura. Cuando Funes se fue al Grupo ll todos pensamos que ese era su destino natural. Sin embargo no le fue bien. Una doble dependencia entre su Jefe de Contable, un hombre difícil, piloto de transporte que armaba avioncitos de plástico y su Jefe de Grupo de ambigua definición endocrina, destruyeron el utópico mundo donde se cobijaba.

Es probable que su decadencia sicológica empezara por entonces. Condenado a unidades terrestres perdió años y ascensos. Cuando finalmente parecía recuperarse el llamado al Curso de Pasaje de Grado le oscureció el horizonte.

Funes murió profesionalmente en los albores de la “Operación Treboleque”, célebre pieza estratégica de impecable factura arqueológica, al enviar equivocadamente dos escuadrones de “Phantom” a bombardear una concentración de tanques “Abraham”en la frontera del Estado Rojo , un día antes del inicio de las hostilidades. Por entonces – suerte adversa- el Director de la Escuela era su antiguo Jefe de Contable de sus tiempos de Carrasco. No podemos asegurar que las viejas diferencias incidieran en la caída de Funes pero tampoco podemos descartarlo. El Director rodeado de sus asesores y decenas de manuales, le recordó , con clara y severa dicción, su permanente despego de la realidad y lo responsabilizó de la inminente rendición del Estado Azul. Después lo despidió y siguió armando su modelo “Revell” Nº 152 correspondiente al bombardero supersónico F-111 con alas de geometría variable.

Funes pasó a retiro. Ocasionalmente nos encontrábamos en el Museo Aeronáutico donde escribía un libro sobre el as inglés Robert  Stanford-Tuck, pero después le perdí el rastro. Hasta la llamada de Anselmo

Un sábado de otoño subí los desgastados escalones de mármol del Hospital Vilardebó, crucé las altas rejas de la entrada y caminé por corredores silenciosos en busca de Funes. Un funcionario me indicó el camino- el aviador?…detrás de aquella puerta …entre que está abierta…

Si por un momento  pensé que Funes podía ser peligroso, el comentario del funcionario me tranquilizó. Me detuve frente a la alta puerta de dos hojas y golpee con los nudillos. Adelante- dijo una voz- entonces entré.

En medio de la amplia habitación un Funes muy viejito se levantó con dificultad para recibirme. El mismo mechón rebelde, muy blanco, el mismo afecto y la tibieza de la pipa perfumando el aire. Nos abrazamos en silencio. Sentados frente a una estufa eléctrica hablamos del pasado. A las cinco de la tarde preparó el té que saboreamos junto a los escones que le había llevado.

El humo de la pipa, la fragancia del té, la modulada voz de Funes, algo intangible me llevaba a una región intemporal de donde no quería regresar.

Súbitamente Funes dejó de hablar-Perdón – dijo – mientras miraba nervioso su reloj de pulsera –Estoy preocupado por Stanford…ya debería estar aquí…

-Stanford? – repetí sin saber a que se refería.

-Si… si… Stanford-Tuck…salió con una escuadrilla de “Spit” a interceptar una formación de “Heinkel 111”… y usted sabe… la escolta de los Me 109 la lidera Galland y ese no perdona.

Descubrir de esa manera la locura de Funes y volver violentamente a la realidad de un cuarto de manicomio junto a un anciano delirante y una vieja estufa fue demasiado para mi sensibilizado espíritu. Funes cada vez más nervioso hablaba y hablaba pero yo no lo escuchaba. Desde la calle un zumbido lejano como de coches pasando veloces o era acaso mi propia cabeza a punto de estallar?

Ahora Funes gesticulaba. Señalaba hacia la pared con su brazo extendido y me decía algo que yo no entendía. Y el zumbido se aproximaba y era cada vez más fuerte, colmaba el cuarto de fuerte vibraciones. De pronto entendí. Funes señalaba la ventana. Me paré de un salto y corrí las pesadas cortinas que cubrían las dos hojas vidriadas. Y entonces los vimos. Impulsados por el potente zumbido de sus motores “Rolls-Royce”., los cuatro “Spitfires” pasaron rozando los techos. Distinguí claramente las marcas de identificación, las insignias multicolores en sus fuselajes, el ligero rastro de humo que dejaban a su paso. Desde el cercano aeródromo de Biggin-Hill se elevó una bengala verde.

A la luz dorada del poniente se posaron, uno a uno, en la extendida pista de césped.

 

FIN

Elbio Firpo

Significados de los términos utilizados en este relato

Spitfire: avión monoplaza de combate inglés utilizado por la Real Fuerza Aérea durante la Batalla de Inglaterra enfrentando a la Lutwaffe alemana en la Segunda Guerra Mundial.

AT-6:  avión biplaza de entrenamiento avanzado de origen norteamericano ampliamente utilizado como paso previo para calificar pilotos en los Cazas más modernos de la época como el F-51 “Mustang” o el P-47 “Thunderbolt” entre otros.

Harvard II : denominación del AT-6, previamente citado, en la Real Fuerza Aérea. En este caso los pilotos calificados en este aparato, volarían los famosos “Spitfires” y “Hurricanes”.

Me. 109 : probablemente el avión de caza alemán más conocido que enfrentara al  “Spitfire”.

Heinkell 111: bombardero alemán de dos motores.

Biggin-Hill: uno de los más conocidos aeródromos de Caza en Inglaterra.

Douglas Bader:  famoso piloto de caza inglés que habiendo perdido las dos piernas en un accidente previo a la Segunda Guerra Mundial combatió como piloto de Spitfire en la Batalla de Inglaterra.

Adolph Galland: uno de los más grandes pilotos de caza de Alemania.

Robert Stanford Tuck: otro célebre piloto de caza inglés.

Grupo II : hace referencia al Grupo de Aviación Nº 2 (Caza) perteneciente a la Fuerza Aérea Uruguaya.

Polí: cubrecabeza que utilizan los militares uruguayos dentro de sus unidades. Fuera de ellas la gorra es de uso obligatorio.

Ray-Ban: clásicos lentes de sol utilizados por los pilotos.

Operación “Treboleque”: Juego de Guerra anacrónico y delirante donde Uruguay, denominado Estado Azul, se defiende de un supuesto ataque de Brasil y Argentina, Estados Rojo y Amarillo, respectivamente. Fase final del Curso de Estado Mayor donde se prepara la los Oficiales  Intervinientes para el Comando de Unidades de combate. Se les provee de los más sofisticados Sistemas de Armas en una fantasía difícil de imaginar pero tomada absolutamente en serio.

Phantom: moderno avión a reacción de la USAF y que, en la Operación “Treboleque”, El Estado Azul, léase Uruguay, posee en ingentes cantidades.

Viejo Anselmo: se alude al Sargento Anselmo Vallejo que durante muchos años prestó servicios en el Museo Aeronáutico.

 

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