-Llévame a los acantilados- le pidió su novia al empleado de la funeraria. Él, complaciente, arrancó el coche fúnebre y atravesaron la ciudad rumbo a la costa. Ya habían rebasado las afueras, cuando ella se quitó la blusa: -Te espero ahí detrás- dijo, pasando entre los asientos. A la luz […]