Un ejemplo temprano y quizá apócrifo de trampantojo [trompe l’oeil en francés: «trampa ante el ojo»], recogido por Plinio el Viejo, lo encontramos en la legendaria rivalidad entre dos celebres pintores de la Antigua Grecia, Zeuxis y Parrasio. Los dos artistas llevaron a concurso dos cuadros cubiertos con una cortinilla. Cuando Zeusis mostró su obra, las uvas que había pintado parecían tan reales que los pájaros bajaron del cielo e intentaron picotearlas. Seguro de su victoria, Zeuxis intentó retirar la cortinilla del cuadro de Parrasio para confirmar la superioridad de su obra. Pero fue derrotado, porque la cortinilla que trataba de retirar era la pintura que había realizado Parrasio. (N. de los a.).
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