CRISTIANDAD INDIANA (1492-1542) 3ra. Entrega

Europa mira hacia el Atlántico

Del otro lado del Atlántico emerge una potencia europea que junto a Portugal disputa por la vía Atlántica el acceso marítimo hacia las especies. Pero éste es solo un móvil que no permite hacer inteligible el proceso histórico: es el desarrollo de la cristiandad en una Europa constreñida por la amenaza turca; el incremento de la economía; la presencia de grandes centros marítimos comerciales como Venecia, Génova o Barcelona; la conformación de estados que demandan la creación de una economía financiera; el progreso de la ciencia marítima y la exponencial capacidad de su aplicación: las técnicas.

1492 es un año clave. Un acto administrativo en el vértice de la reconquista de Granada une para la historia a los Reyes Católicos y a Cristóbal Colón. Son las Capitulaciones de Santa Fe. Para los Reinos de Castilla y Aragón es el acierto constante en el fragor de las contingencias. Un éxito que se explica por la coherencia directriz sobre la cual transita la nación española de entonces. Es la que conforma el sistema político contractual: “Nos, que cada uno valemos tanto como vos, os hacemos Rey”, la que instrumenta su propia reforma religiosa proyectando al plano de la Fe el pensamiento humanista de la época; la que genera el sincretismo Estado-Iglesia y lo armoniza a través de sus instituciones; la que incorpora la moral cristiana interpretando la mentalidad colectiva española; la que accede a las bulas pontificias y los tratados internacionales para ejercer sus derechos; la del “máximo religioso” que obliga a la responsabilidad de las decisiones y se expone a los desmanes de la represión religiosa y a la leyenda negra; la del saber, la enseñanza, las universidades.

Las precursoras tres naves españolas despliegan sus velas alentadas por la favorable dirección de los vientos Alíseos  e inician el sueño Atlántico del Almirante. Su cálculo de distancia a partir de la geografía ptolomeica lo induce a un error afortunado en la predicción del tiempo de navegación. El extraordinario Martín Alonso Pinzón neutraliza una desosegada tripulación frente a la incertidumbre. Error desafortunado del Almirante Cristóbal Colón cuando su natural obstinación le impide admitir la existencia del Nuevo Mundo. El avistar esa tierra desconocida nos reclama el siguiente homenaje: “El  arzobispo guerrero de las Navas ponía al amparo de la Cruz los destinos de la Cristiandad con la suerte de sus armas; el navegante que abrió el primer camino en el mar para la aventura genial de ganar una estrella para poblarla, dobló las orillas en las arenas en que, por primera vez, hizo su sombra en América el madero de Cristo”.

 

El encuentro

América ya existía, pero aún no tenía nombre propio. Sobre la continuidad de su historia se desencadena su encrucijada más traumática y trascendente. No volverá a ser la misma para sus habitantes y para su forma de vida, su intelecto, su raza. Su trauma, además, es físico, sucede en sus espacios. España es también una tierra de encuentros: celtíberos, fenicios, romanos, visigodos, árabes; su cambio frente a América es geográficamente exterior, creador de una dinámica de poder político, económico, militar, pero, sobre todo de aporte cultural, social, intelectual y principalmente ético religioso.

El predominio político militar de uno significó el ocaso del otro. El colapso demográfico indígena es una realidad palpable. Pero no implica unilateralidad en los demás conceptos de la interrelación humana. En el plano espiritual, económico, ideológico y social se crea un nuevo ámbito cultural que transita tres siglos de dominación española y dos siglos más de vida política independiente. La herencia hispánica inserta a América en la modernidad con un rostro singular y propio: “El siglo de la conquista hispánica de a Ecumene fue, al mismo tiempo, de colonización, de difusión de su espíritu, sangre, religión y cultura (…) Fue el Estado español que abrió el camino a la colonización de los Tiempos Modernos. No se trató, simplemente, del establecimiento de factorías o un sistema de explotación comercial y económica, ni de una colonización de poblamiento o de interés estratégico, aunque en parte reuniera alguno de esos elementos”:

¿Cuáles son los elementos más importantes que caracterizan al emergente Nuevo Mundo? Señalemos dos: el elemento humano y su conformación espiritual. El primero de ellos es el resultado de la convivencia entre dos grupos humanos marcadamente diferente como son el indígena y el hispano, a los cuales se agrega el inmigrante negro africano, para conformar a  partir de esas tres raíces raciales una comunidad brillantemente identificada por el mexicano José Vasconcelos como la “raza cósmica”. La conformación espiritual tiene un eje enaltecedor determinado por la humanidad de Cristo.

 

Próxima entrega: Una política española de conquista y colonización.

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