Noé expulsa a su propio hijo – Fundación religiosa del racismo

Noé se emborrachó celebrando la llegada del arca al monte Ararat.
Despertó incompleto. Según una de las diversas versiones de la Bilblia,
su hijo, Cam lo había castrado mientras dormía. Y en esa versión dice
que Dios maldijo a Cam y a sus hijos y los hijos de sus hijos, condenándolos
a la esclavitud por los siglos de los siglos.
Pero ninguna de las versiones de la Biblia dijo que Cam fuera negro.
África no vendía esclavos cuando la Biblia nació, y Cam oscureció su piel
mucho tiempo después. Quizás su negritud empezó a aparecer allá por los siglos
once o doce, cuando los árabes iniciaron el tráfico de esclavos desde el sur del
desierto, pero seguramente Cam pasó a ser del todo negro allá por los siglos
dieciséis diecisiete, cuando la esclavitud se convirtió en el gran negocio europeo.
A partir de entonces se otorgó el prestigio divino y vida eterna al tráfico negrero.
La razón al servicio de la religión, la religión al servicio de la opresión: como los
esclavos eran negros, Cam debía ser negro. Y sus hijos, también negros,
nacían para ser esclavos, porque Dios no se equivoca.
Y Cam y sus hijos y los hijos de sus hijos tendrían pelo motudo, ojos rojos y
labios hinchados, andarían desnudos luciendo sus penes escandalosos, serían
aficionados al robo, odiarían a sus amos, jamás dirían la verdad y dedicarían
a las cosas sucias su tiempo de dormir.

Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal.

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