UNA ESCENA DE NUESTRA GUERRAS CIVILES

El país del que vengo y en el que vivo

En el curso de una interpelación realizada en la Cámara de Representantes a comienzos de los años cincuenta del siglo pasado, el Ministro de Instrucción Pública Justino Zabala Muniz narró la siguiente anécdota:

“Por la primera, una mañana, apenas terminada la guerra de 1904; viajaba entonces en la diligencia mi familia y algunos pasajeros. Se había hecho la paz. ¡Por fin la paz!

Pero todavía quedaban por los campos de la República algunas partidas sueltas de una y otra divisa regresando a sus pagos. La ley todavía no ejercía su imperio. Lo tengo en los ojos como una fresca imagen: bordeábamos un sendero entre las altas colinas. De pronto, sobre una cumbre, recortándose en el horizonte, cien lanceros gauchos de divisa blanca o celeste. Alguien pronunció el nombre de quien los comandaba: era Carancho, un comandante blanco.

EL pánico se apoderó de la diligencia. Allí veníamos nosotros; la hija de un general enemigo. ¡Tanta sangre derramada entre unos y otros! ¡Tanto odio encendido! El temor hizo bajar las ventanillas de la diligencia. Los jinetes galopaban hacia nosotros para rodearnos. Carancho se adelantó y preguntó: “¿Quién viaja ahí?” Alguien con miedo, quiso disimular nuestro apellido, fatídico apellido en aquella hora. Pero mi madre, levantando la ventanilla de la diligencia, contestó: “Aquí viaja una hija de Muniz con sus hijos”.

Carancho oyó el nombre: echó pie a tierra, se sacó el sombrero y en gesto igual de gallardo sus cien lanceros se quitaron el sombrero. Carancho se adelantó y dijo: “Señora, combatimos contra su padre, pero aquí está esta lanza para escoltarla”. No puedo olvidar esta imagen, ejemplo de un país con una y otra divisa. Así comencé a ver con mis ojos de qué país vengo y en el que vivo. Por la angosta puerta de la escuela entré a aprender como es el mundo. De una y otra enseñanza, pienso para mí que en un país que da estos hombres tan pronto para el heroísmo y para la generosidad en el heroísmo, cuando le demos la cultura, podemos esperar la justicia y estar seguros de nuestra libertad”.

Extractado de: Instituto de Historia y de Cultura Militar del Uruguay

Cnel. Rolando Laguarda Trías

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