LA OTRA COLONIZACIÓN EN AMÉRICA – La colonización holandesa en las Américas (última entrega)

EN 1576, las provincias de Holanda y Zelanda se declararon unidas y entregaron el poder político y militar a Guillermo de Orange; ello significó el fin del dominio español y el nacimiento del Estado holandés a base de una cerrada organización religiosa y un gobierno que superaba los esquemas monárquicos (los Estados Generales) . La lucha contra la casa de Habsburgo llevada por los holandeses, promovió la constitución de una extraña sociedad, los “Pordioseros del Mar”, dedicados a entorpecer el comercio español; la constitución de una excelente marina promovió una sistemática acción que condujo hasta los mares orientales tras el comercio de las especias, encauzado en la Compañía de las Indias Orientales. Pero era necesario la búsqueda del paso por el noroeste que facilitase la llegada hasta aquellas ricas regiones por algún lugar que no fuese la tormentosa ruta africana del Cabo. Esta es la ruta  que buscaba en la costa este norteamericana Henry Hudson cuando en 1609 remontó el río que lleva su nombre, como lo lleva también, la Bahía donde posteriormente hallara la muerte.

El río Hudson fue una revelación respecto a la gran riqueza en pieles de aquella zona; en consecuencia después de que los holandeses exploraron la costa norteamericana desde el cabo Maine hasta el río Delaware, los comerciantes de los Países Bajos comenzaron un fecundo comercio de pieles con los indígenas. En 1634, la Compañía Holandesas de las Indias Occidentales había ocupado Curazao, Bonaire y Aruba en la costa venezolana; en Curazao se estableció un excelente puerto de contrabando con las costas de la América española; también se establecieron en una serie de islas del archipiélago de sotavento en el Caribe; desde 1624 actuaron los holandeses en la costa brasileña.

Ese mismo año fue fundado Fort Orange en el río Hudson; en 1626 Fort Amsterdam quedó establecido en la isla de Manhattan; Fort Nasseau, en el río Delaware, y Fort Good Hope, en el río Connecticut; todas estas factorías –más dedicadas a la piratería que al comercio, aunque sin desdeñar éste- constituyeron la Nueva Holanda, regida por un gobernador asistido por un consejo nombrado por la compañía. Nueva Amsterdam era un centro de comercio de pieles y una base para los buques mercantes holandeses, que efectuaban el comercio del azúcar en las Antillas; una auténtica y típica base de marineros; desde 1638, en que los Estados Generales decretaron el libre comercio con Nueva Holanda para todos sus súbditos, Nueva Amsterdam se convirtió en un puerto libre. La Compañía de las Indias Occidentales quebró como consecuencia de su aventura brasileña, y en 1664 una escuadra inglesa se presentaba ante Nueva Amsterdam, que se rindió sin combatir, convirtiéndose en la colonia inglesa de Nueva York.

Los holandeses también lograron establecerse en Brasil. La Compañía de las Indias Occidentales, beneficiada por la captura “flota de la plata” española, en la bahía de Matanza, logró el estímulo económico para intentar apoderarse de Pernambuco. Se organizó una formidable escuadra integrada por sesenta y un buques y unos siete mil quinientos hombres, que se adueñó de Recife el dos de marzo de 1630, luego de una épica resistencia de una armada portuguesa. Desde allí progresa la ola invasora hacia el sur, mediante una acción combinada por tierra y por mar; de este modo alcanza la dominación holandesa lo que pudiera llamarse sus límites naturales, es decir; al sur, el río San Francisco, y al norte, casi hasta las proximidades del Amazonas, lo cual representaba una considerable extensión –más de una tercera parte- del conjunto geográfico brasileño de aquella época.

Mauricio de Orange fue designado gobernador de aquel territorio. En 1637 llegó a Recife acompañado de una importante misión cultural. Fue un excelente gobernador que puso a la colonia en un estado muy floreciente. Los hombres de letras y de ciencias que lo acompañaron tuvieron ocasión de realizar importantes trabajos y observaciones científicas; los rendimientos económicos del Brasil holandés fueron muy grandes. La decadencia fue marcada por la retirada de Guillermo de Orange en 1644; diez años después de ella, los holandeses eran definitivamente expulsados del Brasil.

 

 

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