COMUNISMO SOCIALDEMÓCRATA

La nueva dimensión del comunismo del siglo XX es social demócrata: en algunos países y períodos, el comunismo desempeñó el papel tradicionalmente cumplido por la social democracia. Esto sucedió en algunos países occidentales, sobre todo en la época de la posguerra, gracias a una serie de circunstancias relacionadas con el contexto internacional, la política exterior de la Unión Soviética y la ausencia o debilidad de los partidos socialdemócratas clásicos, y también ocurrió en algunos países surgidos de la descolonización.

Como definición el comunismo socialdemócrata es un oxímoron (contradicción) que no ignora los vínculos del comunismo francés, italiano o indio con las revoluciones, el estalinismo y la descolonización. No pasa por alto la capacidad de esos movimientos de liderar insurgencias –sobre todo la Resistencia contra la ocupación nazi-  ni sus conexiones orgánicas con Moscú a lo largo de varios decenios: su primera crítica abierta a la política exterior de la Unión Soviética solo se produjo en los años sesenta, en primer lugar con la ruptura chino-soviética, y luego cuando los tanques soviéticos invadieron Checoeslovaquia. Aún su estructura y organización interna eran, al menos hasta fines de la década de 1970, mucho más estalinistas que social demócratas, y otro tanto sucedía con su cultura, sus fuentes teóricas y su imaginación política. A despecho de estas características claramente reconocidas, esos partidos cumplieron un papel socialdemócrata: reformar el capitalismo, contener las desigualdades sociales, poner al alcance a la mayor cantidad de gente la atención de la salud, la educación y el tiempo libre; en síntesis, a mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras y darles representación política. Su objetivo no era la abolición del capitalismo sino una reforma global dentro del marco de este. Su política coincidía en lo fundamental con la “revisión” teórica del marxismo clásico propuesta por Eduard Berstein (político alemán considerado uno de los principales fundadores de la socialdemocracia) en su famoso ensayo El socialismo evolucionista (1899), que imaginaba una transformación del capitalismo y un camino gradual hacia el socialismo, aún cundo ningún partido comunista reconociera jamás esa conexión. La definición de Berstein del socialismo como “ciudadanía universal” y su afirmación sobre la existencia de una continuidad histórica entre liberalismo y socialismo casaban con los programas del comunismo socialdemócrata.

Hacia la década de 1980, el tiempo del comunismo socialdemócrata llegó a su fin. El final del comunismo en 1989 echa una nueva luz sobre la trayectoria histórica de la propia socialdemocracia. En los años de posguerra, su imagen estaba principalmente ligada al establecimiento del Estado de Bienestar en los países avanzados de Occidente (Reino Unido, Francia, Italia por mencionar algunos). Sin embargo, una forma consumada de Estado de Bienestar socialdemócrata sólo existió en Escandinavia, donde, según, Tony Judt (historiador y escritor británico) se convirtió casi en un “modo de Vida”. En otros lugares, el Estado de Bienestar fue mucho más el resultado de una autorreforma capitalista que una conquista socialdemócrata. En Alemania, por ejemplo, el Estado de Bienestar fue establecido por un político tan conservador como Konrad Adenauer; en Francia por los gobiernos de coalición de la Cuarta República, mientras que en Italia el gobierno democristiano instauró una forma más débil de Estado de Bienestar mediante la puesta en marcha de muchas instituciones sociales heredadas del régimen fascista.

El viraje histórico de 1989 marcó el fin del socialismo real, el capitalismo recuperó su cara “salvaje” y desmanteló el Estado de Bienestar en casi todas partes. En la mayoría de los países occidentales, la socialdemocracia giró hacia el neoliberalismo y se convirtió en una herramienta esencial de esa transición. Y junto con la social democracia del viejo estilo, desapareció incluso el comunismo socialdemócrata.

Extractado de; Enzo Traverso, Revolución. Una historia inytelectual, 2022

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