IDEAS QUE TRANSFORMARON EL MUNDO: REVOLUCIÓN

                                REVOLUCIÓN

¿Levantamiento popular o golpe elitista?

            Cada revolución política tiene su propio curso distintivo. Pero toda revolución representa un cambio profundo y repentino en el orden social y político –casi siempre logrado por la fuerza de las armas-, que conduce a una alteración permanente y más o menos radical del gobierno. La revolución implica un cambio en la estructura de la sociedad, que –al menos, según la propaganda de los revolucionarios- se hace en beneficio del pueblo.

El nacionalista italiano Giuseppe Mazzini (1805-1872) opinaba que las ideas ocupan el lugar más importante en una revolución. “Las grandes revoluciones”, afirmaba, “son más obra de los principios que de las bayonetas, y se ganan primero en la esfera moral y después en la material”. Lo cierto que sólo se considera revolución a la que triunfa; si fracasa, pasa a la historia como una insurrección o una conspiración. En último término, toda revolución triunfa por que las fuerzas que se oponen a ella son demasiado débiles para impedirlo. Pero, por lo general, los Estados disponen de medios para mantener a raya a los oprimidos y a los descontentos. Por eso hay en la historia más rebeliones fracasadas que revoluciones triunfantes.

¿Se puede detectar en la historia una debilidad común que sea la causa de que algunas sociedades hayan sucumbido a la revolución? Probablemente no. En muchas ocasiones, una derrota militar ha servido de catalizador, como ocurrió en Rusia en 1917. Platón (427-347 a.C.) creía que todas las revoluciones tienen su origen en un brote de discrepancia en la clase dominante. Y es cierto que el gobierno francés sufría una crisis de autoridad en vísperas de la toma de la Bastilla en 1789.

Pero para que una revolución pueda entrar en las páginas de la historia, los nuevos dirigentes tienen que consolidar su autoridad y lograr la obediencia del pueblo, de buen grado o por la fuerza. Algunas revoluciones, como la rebelión de los colonos norteamericanos contra el dominio británico que estalló en 1775, han surgido del pueblo, y en ellas no se discute la adhesión popular. Otras, como el golpe bolchevique en Rusia, han tenido que ganarse la voluntad del pueblo después de los hechos o imponerse al pueblo por la fuerza. A decir verdad, por lo general tienen que hacer las dos cosas.

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