Las enseñanzas de benevolencia, tolerancia y compasión de Buda poseen un atractivo universal. Su búsqueda de la iluminación dio principio a un movimiento que se extiende tanto un código como una religión (el núcleo budista hoy entre 170 y 230 millones de campos según las fuentes, deseos de alcanzar su realización espiritual).
Nacido en Nepal, hijo de una reina consorte con el título de príncipe recibió el nombre de Sidarta Gáutama -el título de Buda, «iluminado», se le otorgaría más tarde–. Su madre murió siete días después de dar una luz, y su padre, ansioso porque el hijo sigue la vida terrenal, hizo que lo criara «de un modo en exceso delicado» y lo protegió de toda la privación.
Con veintinueve años tuvo unos encuentros fortuitos, con un anciano, con un enfermo, por último, con un cadáver, acontecimientos que lo alertaron sobre la existencia de la edad, la enfermedad y la muerte. Semejante toma de la conciencia inspiró uno de los fundamentos fundamentales de su doctrina: que el ser humano es una vida de sufrimiento.
Cuando, más tarde, vio un un vagabundo de aire sereno, una cabeza afeitada y túnica amarilla, una vez que se decidió un emprender la » gran renunciación «, y abandonó todo el lujo de que gozaba en calidad de príncipe con la esperanza que la austera vida religiosa lo conduce a una alcalde plenitud espiritual Así, contemplando por última vez una su esposa y su hijo recién nacido mientras dormían, salió sin ser notado de palacio a altas horas de la noche al objeto de abrazar la existencia de un asceta errante.
Su búsqueda de la iluminación espiritual en el pavimento, en un primer momento, un ponerse en manos de dos renombrados maestros, quien no tardó en aventurar y sabiduría. Sin embargo, declinó el ofrecimiento que el hicieron ambos en convertirse en discípulos suyos y, acompañado de cinco santones, se retiró al pueblo de Uruvela, en donde pasó seis años tratando de alcanzar su objetivo último: el nirvana o estado sin sufrimiento. Allí formuló otro de sus principios elementales: la senda que conduce a la iluminación en una vida de moderación, o «camino medio».
Gáutama, a los treinta y cinco años, a lo largo de una colina con una cola y un medallón con las piernas cruzadas bajo una higuera sagrada. Durante su última «guardia», luchó contra el demonio y triunfó sobre él, observó todas sus vidas pasadas y las vidas pasadas y futuras de todo el mundo antes de emerger, purificada su alma, como buda: «mi mente se emancipó … la oscuridad se disipó y se hizo la luz «.
Pasó el resto de su vida enseñando el camino de la iluminación. Instruyó a sus seguidores en la conversión de otros, y creó una comunidad floreciente de monjes. Maestro sin parangón, sabía entender de manera instintiva cúales eran las habilidades de cada uno de sus alumnos. A los ochenta años, Buda anunció su intención de morir, y lo hizo poco después. Huyendo hasta el final de todo el dogma, sostuvo que cumplan el trámite de sus ensayos como un conjunto de principios racionales que apliquen cada uno conforme a su propio criterio.
Recostado en un árbol dispuesto en los árboles de un prado – no hay tardanza en hacer las veces de lecho de muerte–, reveló a sus alumnos que dejaron dejar que la verdad del «dharma» (el orden natural) Muriel