Sobre un plano lleno de tonalidades, símbolos y armónicas letras. Como un rompecabezas cuyo sentido solo es revelado en el armado de sus partes, la carta aeronáutica revela sus secretos al instruido operador aéreo. En ellas aplica los fundamentos de la navegación visual, un espejo de la realidad terrena y una representación de las obras culturales como expresión del ingenio humano. La escala es su alter ego, allí el Plotter marcará la línea de la vida, los rumbos geográficos asociados a las líneas magnéticas para hacer que el aeroplano dilucide los rumbos verdaderos, las distancias que determinan el espacio a transitar y el tiempo necesario para peregrinar distancias. Así como el cerebro humano demanda el círculo completo para completar la tarea, el elegante E6B seduce al piloto. Su elegante forma armoniza con el movimiento que le imprimen ágiles manos para develar números que llenan casillas de un formulario. Círculos que giran, ventanas que acercan precisos datos, planos para dibujar los vientos que agitan el señorial desplazamiento de una gran creación humana. Ellos tres no vuelan, hacen del vuelo una encomiable tarea.